El Ejército de Siria sigue con sus ataques, a pesar de la presencia en el país de Kofi Annan, enviado de la ONU y de la Liga Árabe e impulsor del plan de paz y a pesar de la condena unánime de ayer del Consejo de Seguridad a la masacre en Hula.

La oposición denuncia una nueva matanza a pocos kilómetros, en Hama, uno de los principales focos de represión del régimen y ciudad que ha sufrido con especial virulencia la violencia que sacude el país. Al menos 41 personas habrían muerto en las últimas 24 horas por los bombardeos de las tropas de Bachar al Asad.

Según fuentes opositoras, los carros de combate y los vehículos de infantería empezaron a abrir fuego ayer contra algunos barrios de la urbe en respuesta a una serie de ataques de los rebeldes del Ejército Libre Sirio contra puestos de control y otras posiciones de las fuerzas del régimen.

Annan dice estar 'horrorizado' ante las noticias de nuevos ataques 

Entre los muertos figuran cinco mujeres y ocho niños, según un informe del Consejo de la Revolución de Hama. 'Los carros de combate han derribado varios edificios cuyos habitantes han sido rescatados de entre los escombros, muchos de ellos en estado crítico', añadió el comunicado.

A su llegada a Damasco, Annan se ha mostrado 'horrorizado' por las noticias de nuevos ataques tras la matanza de Hula y ha exigido al Gobierno de Asad detener la represión. 'Pido al Gobierno que dé un paso definitivo para demostrar que tiene la intención real de resolver esta crisis de manera pacífica', ha declarado.

'Al mismo tiempo pido a todos los implicados que nos ayuden a crear el contexto apropiado para que haya un proceso político creíble', añadió, antes de aclarar que 'este mensaje de paz no es sólo para el Gobierno, sino para todo aquel que tenga un arma'.

Rusia matiza su condena a Asad: 'Las dos partes tienen su responsabilidad'

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó ayer el bombardeo del régimen sobre Hula que causó la muerte de al menos 108 personas, entre ellas numerosos niños. El máximo órgano de seguridad internacional denunció la masacre con una declaración unánime de repulsa que contó también con el apoyo de Rusia y China, los principales aliados internacionales de Al Asad y que por primera vez desde que comenzaran las protestas en Siria aceptaron condenar en el seno de la ONU la violencia del régimen de Asad.

Hoy, el Gobierno ruso ha matizado su apoyo a la declaración en boca de su ministro de Exteriores. Sergéi Lavrov ha acusado a los rebeldes sirios de tener parte de responsabilidad en la matanza de Hula. 'Nos enfrentamos a un problema en el que las dos partes han tenido su responsabilidad en la muerte de inocentes. Nadie acusa al Gobierno ni a los rebeldes, pero debemos entender lo que está pasando y que no vuelva a pasar nunca más', ha asegurado.