La tierra ha vuelto a temblar en el norte de Italia nueve días después del terremoto que acabó con la vida de siete personas, dejó medio centenar de heridos y más de 7.500 evacuados. El último balance oficial, hecho público por el director de Protección Civil en la región, Demetrio Egidi, habla de 15 muertos, cientos de heridos y varios desaparecidos. Según el Instituto italiano de Geofísica y Vulcanología, el seísmo tuvo una magnitud de 5,8 grados y su epicentro se situó en Finale Emilia (Módena) a unos 10 kilómetros de profundidad.

El terremoto se produjo a las 9.03 horas de la mañana y se ha sentido de manera fuerte en las regiones de Lombardía, Piamonte, Veneto y Toscana. En tres horas ha habido 39 réplicas en Módena, Mantova y Reggio Emilia, cinco de ellas han llegado a superar la magnitud 4. Desde entonces, se han registrado al menos 40 réplicas del terremoto. Debido a algunas de ellas, la sede del Gobierno de Bolonia ha sido evacuada de emergencia.

Mientras se intenta identificar a las 13 víctimas mortales, por ahora se ha comunicado la muerte de dos trabajadores, un marroquí y un indio, en el derrumbe de la nave industrial de la empresa Meta de construcción en San Felice sul Panaro y de un técnico italiano que había acudido a la fábrica hoy para comprobar su estabilidad.

Otras dos víctimas mortales se han producido en derrumbes en otra fábrica en la localidad de Mirandola, que justo hoy abrió al haber sido declarada segura tras el terremoto del 20 de mayo. Un anciano murió al ser golpeado por una cornisa en Concordia y otra víctima mortal se produjo en Finale Emilia, también al derrumbarse su casa. También se registró la muerte del párroco de Rovereto di Novi, cuando le golpeó una piedra que se desprendió del techo de su parroquia.

'Esto es un desastre. Hay nuevos derrumbes. Esto es otro terremoto, no una réplica del de hace unos días. Por ahora no tenemos ningún balance de víctimas. Todos los refuerzos que hicimos en los puntos críticos [de los edificios, tras el último temblor] han funcionado, pero ahora tenemos que empezar de cero y controlar todo', dijo el alcalde de Finale Emilia, Fernando Ferioli, a los medios italianos.

Tras el temblor fueron desalojados numerosos edificios públicos en varias ciudades del norte del país, como Milán, Bolonia y Florencia y los bomberos trabajan a destajo para tratar de localizar a las personas que podrían haber quedado atrapadas bajo los escombros.

Vasco Errani, presidente de la Región de Emilia Romagna que se desplazó hasta Roma, ha comparecido dos horas después en una rueda de prensa para asegurar que 'los ciudadanos no estarán solos y tendrán toda nuestra ayuda'.

A su lado se encontraba el primer ministro Mario Monti, quien aseguró que 'reaccionaremos con rapidez, el Estado está preparado. Puedo garantizar que todas las fuerzas de cooperación, bomberos y protección civil, harán todo lo que esté en su mano para garantizar la asistencia de los afectados en esta zona tan importante, especial y productiva de Italia'.

Monti confirmó que el Gobierno informará al Parlamento a las 17.00 horas sobre el avance de la situación. Por su parte, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, mandó 'un mensaje de solidaridad a todos los afectados'.