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Samarás instaura un Gobierno de fieles y tecnócratas

Pasok e Izquierda Democrática no formarán parte del nuevo Ejecutivo. Syriza denuncia que el mayor banquero griego dirija la cartera de Finanzas

PÚBLICO.ES/EFE

Trece ministros conservadores, cinco tecnócratas independientes y, entre ellos, sólo una mujer componen la radiografía del nuevo Ejecutivo griego acordado por los tres partidos que lo sustentan.

De los tres grupos, que suman unos 179 escaños en un Parlamento de 300 diputados, sólo la formación de Antonis Samarás ha incluido a sus militantes. El Pasok y Dimar (las siglas griegas de Izquierda Democrática), que habían anunciado que su colaboración en el Gobierno se circunscribirá al Parlamento, sólo han propuesto a tecnócratas independientes.

El nombramiento más polémico ha sido el del nuevo titular de Finanzas, Vassilios Rápanos, presidente del mayor banco del país. 'Es un Gobierno de derechas apoyado en las fuerzas responsables de defender y aplicar las medidas más extremas e impopulares de las últimas décadas', ha denunciado la coalición de izquierdas Syriza, que denuncia las alianzas entre el Ejecutivo y las fuerzas económicas. Rápanos ya había colaborado con el Ministerio cuando, con la ayuda de Goldman Sachs, se camuflaron los datos negativos para entrar en la Eurozona. Entre el resto de tecnócratas, un jurista se hará cargo de Justicia y un armador será viceministro de Marina Mercante.

Además de los ministros, entre los que la titular de Turismo y militante de ND, Olga Kefaloyanni, será la única mujer, hay varios viceministros y otro altos cargos. Incluido Samarás, suman 40 los miembros del Gobierno, una reducción desde los 48 con que contaba el Ejecutivo anterior, dirigido por Lukás Papadimos. El nuevo equipo ha jurado el cargo y se ha estrenado con su primer Consejo de Ministros este jueves.

El tripartito intentará renegociar el plan de rescate sin poner en peligro la permanencia del país en la Unión Europea y en la Eurozona. Al menos, esa ha sido la declaración de intenciones, en la línea de las promesas electorales del partido izquierdista Syriza, que ha proclamado el Gobierno tras pactar el programa para la legislatura.

Aunque la coalición, que también promete devolver el país a la senda de desarrollo y reducir el déficit, aspira a apurar los cuatro años que le otorga la Constitución, las reticencias de Pasok y Dimar hacen aumentar la desconfianza de quienes auguran otras no muy lejanas elecciones. Ante las posibles desavenencias, el Ejecutivo promete que será 'flexible con las diferencias que puedan existir entre los individuos que componen el Gobierno para que ello no interfiera en el consenso necesario para la continuación de su trabajo'.

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