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Un islamista sin experiencia política

El sucesor de Mubarak es un ingeniero de 60 años que se ha educado en EEUU y que cree que el islam es la solución a los problemas del país

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Mohammed Mursi no fue el primer candidato a la presidencia de los Hermanos Musulmanes, pero las vicisitudes de un país que busca a tientas la democracia lo han empujado al lugar más alto de Egipto.

El sucesor de Hosni Mubarak es un ingeniero de 60 años que se ha educado en Estados Unidos y que incluso ha trabajado para la NASA, un hombre de espíritu científico que como tantos otros egipcios se identifica con el pensamiento islámico y cree que el islam es la solución a los problemas del país.

Durante la campaña electoral, Mursi ha prometido aplicar un islam moderado. No obstante, su falta de experiencia política y el pulso que sin ninguna duda mantendrá con los generales descubrirán poco a poco si es capaz de mantener la promesa, es decir, si es capaz de resistirse a la dinámica religiosa que se observa en Egipto.

El primer reto de Mursi, lo que los egipcios de la calle reclaman, es que vuelva la normalidad y la seguridad a las ciudades y pueblos del país ya que los últimos meses han visto un deterioro notable de la situación y un aumento considerable de la delincuencia que preocupa tanto a los laicos como a los islamistas.

Mursi también ha dicho que el vicepresidente 'no tiene por qué ser de los Hermanos Musulmanes'. En este asunto se verá si los islamistas realmente están por la reconciliación y se muestran abiertos a un diálogo con los no islamistas, tal y como han manifestado en repetidas ocasiones desde la caída de Mubarak.

Otra cuestión que preocupa a los laicos es la posible imposición progresiva de la ley islámica o sharia. Durante la campaña, Mursi ha sido claro al respecto y ha descartado esa posibilidad; sin embargo, el previsible empuje de las bases islamistas podrían hacerle cambiar de opinión.

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