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Deserciones masivas de soldados suníes en el Ejército sirio

El régimen parece tener los días contados tras el acontecimiento de hoy, lo que puede tener consecuencias irreversibles en toda la región

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Las consecuencias de lo que está sucediendo hoy en Damasco son todavía imprevisibles tanto en lo que respecta al interior de Siria como en relación a la región de Oriente Próximo en general.

La muerte del titular de Defensa, Daud Rajha, y la muerte o las heridas de otros altos cargos de la seguridad del régimen, personas que en algunos casos eran muy allegadas al presidente Bashar al Asad, como su cuñado Assef Shawkat, muestran que la situación está dando un vuelco y que el régimen podría tener los días contados.

El hecho de que los rebeldes hayan sido capaces de entrar en el edificio donde ha tenido lugar el atentado, el más protegido de Damasco, sabiendo además a qué hora tenía lugar la reunión y quiénes participaban en ella, no augura nada positivo para Asad.

Tampoco contribuye al sosiego del régimen el que el atentado suicida lo haya cometido -según las primeras informaciones- un guardaespaldas del propio Asad, puesto que indica que los rebeldes se encuentran incluso en el círculo más estrecho de asistentes de la cúpula militar. Asad no participaba en la reunión y ha salido al paso del atentado designando a un nuevo ministro de Defensa. La designación ha recaído en quien hasta ahora era jefe del Estado mayor del Ejército.

El diario hebreo Maariv señala hoy que el régimen, dominado por la minoría alauí, está preparando una apresurada retirada de Damasco en dirección a las montañas costeras mediterráneas que constituyen la patria ancestral de los alauíes. Es difícil creer que los alauíes vayan a abandonar Damasco de una manera inminente, pero nada se puede descartar en las circunstancias actuales. Si la teoría del diario de Tel Aviv es correcta, se disponen a crear su propio Estado en la zona costera.

El régimen sigue contando con el apoyo de las unidades del Ejército que son mayoritariamente alauíes, las mejor dotadas y preparadas, pero los acontecimientos de las últimas semanas muestran que las tropas suníes están desertando en grandes números. Los suníes constituyen el 75% de la población del país, mientras que los alauíes apenas representan poco más del 10%.

La progresiva pérdida del apoyo suní será crucial para desencadenar el final del régimen. Riad al Asad, jefe del opositor Ejército Sirio Libre, ha manifestado que en los últimos tres días Damasco ha visto combates en el 90% de los barrios. Este hecho puede ser interpretado como un síntoma de que las tropas leales cada vez son menos y están perdiendo el control de la situación, también en la capital.

Los acontecimientos de hoy en Damasco, y también de los últimos días (empezaron el domingo), revelan que probablemente se ha llegado a un punto de no retorno. El constante deterioro del régimen puede tener consecuencias irreversibles, tanto en Siria como en la región, en las próximas horas o días.

El apoyo que los rebeldes han recibido de Arabia Saudí y Estados Unidos ha sido decisivo para llegar a la situación de hoy, y en principio no se prevé que pueda darse marcha atrás. La situación en Siria se sigue muy de cerca por todas las partes implicadas en este conflicto sectario, incluidos Irán y el grupo armado chií del sur de Líbano, Hizbolá.

También Israel observa con atención lo que sucede en el país vecino. Israel ocupa desde la guerra de 1967 el Golán sirio y no ha dado ninguna muestra de que vaya a abandonar el territorio. Al contrario, cada vez envía a más colonos judíos a la zona. 

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