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Suben a 510 los muertos por el derrumbe en Bangladesh

Las autoridades del país cierran otra fábrica cercana tras detectar grietas en la estructura del edificio.

EFE

El trágico derrumbe la semana pasada de un complejo textil en Bangladesh en el que se producía ropa para marcas internacionales ha causado más de medio millar de muertos y un número indeterminado de desaparecidos, mientras que las autoridades han cerrado otra fábrica cercana que tenía grietas. Diez días después de la tragedia en el edificio, cuyos talleres producían para importantes marcas extranjeras, los servicios de rescate continúan recuperando cadáveres entre el amasijo de escombros en que quedaron las nueve plantas del inmueble [VEA LA FOTOGALERÍA].

Según el último recuento facilitado por el Ejército de Bangladesh, 510 personas han fallecido hasta el momento en la tragedia, mientras que 2.437 han sido rescatadas con vida, un número que ha permanecido inalterado desde el pasado lunes. 'Hoy, viernes, hemos recuperado 32 nuevos cadáveres', precisó por teléfono el portavoz militar Shahinul Islam. 'Las operaciones de rescate siguen durante las 24 horas del día sin cesar a cargo del Ejército, los bomberos, voluntarios de la Media Luna Roja y expertos técnicos', agregó la fuente.

Un número indeterminado de trabajadores continúan desaparecidos, probablemente sepultados entre las ruinas, que aún tardarán varios días en ser retiradas por completo, según fuentes militares. La comandancia militar bangladeshí ha cifrado los desaparecidos en algo más de un centenar, mientras que familiares de las víctimas citados por medios locales hablan de hasta 400.

El edificio, conocido como Rana Plaza y ubicado en la localidad de Savar, cercana a Dacca, se colapsó el pasado 24 de abril con al menos 3.000 personas en su interior que fueron obligadas a trabajar pese a que la policía había advertido un día antes de la existencia de grietas en las paredes.

El Gobierno destituyó ayer por 'negligencia' e 'inacción' al alcalde de Savar, Mohamed Refatulá, y la policía ha arrestado por el momento a casi una decena de personas. Entre los detenidos figuran el dueño del inmueble —vinculado al partido gobernante en Bangladesh—, varios propietarios de talleres textiles e ingenieros municipales, mientras que un empresario español, David Mayor, está bajo orden de búsqueda y captura.

Las autoridades han ordenado, además, el cierre de una fábrica del mismo sector situada a unos 1,5 kilómetros del complejo siniestrado en la que trabajan varios miles de empleados debido a que la estructura de la misma presenta varias grietas. 'El edificio debe ser examinado por los técnicos. Ha habido una queja y se ha tomado la precaución', explicó el superintendente de la policía metropolitana de Dacca, Habibulá Rehmán.

El desastre de Savar ha puesto de manifiesto las malas condiciones laborales y de seguridad en que trabajan los empleados de las fábricas textiles en el país asiático que abastecen a multinacionales occidentales atraídas por la mano de obra más barata del mundo. Las compañías internacionales Primark, El Corte Inglés, Bon Marché y Joe Fresh han confirmado abastecerse de alguna de las empresas locales implicadas en el siniestro y otras como Mango habían hecho pedidos de prueba a los talleres.

Según datos oficiales actuales, la industria textil emplea a más de cuatro millones de personas en Bangladesh, la mayoría mujeres, y el país cuenta con 5.400 fábricas del ramo. La exportación de artículos de punto y ropa confeccionados supuso el 78% del total de las ventas al exterior de Bangladesh en el ejercicio fiscal 2011-12, unos 19.000 millones de dólares, cuatro veces más que hace una década.

Entre los principales importadores del textil bangladeshí se halla EEUU, a la cabeza, seguido de países europeos como Alemania, Reino Unido y Francia. España, en quinto lugar, compró en 2011-12 productos del país asiático por valor de 1.071 millones de dólares.

La Unión Europea ha anunciado que está considerando emprender 'acciones apropiadas' para promover mayor 'responsabilidad' en torno a los productos comercializados que se fabrican en países en desarrollo y se plantea incluso cancelar el trato de comercio preferencial con Bangladesh.

 

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