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Baja la tensión en Estambul y siguen las cargas en Ankara y Tunceli, horas antes de la llegada de Erdogan

Los manifestantes piden el cese de los responsables de la Policía, la liberación de los detenidos y la prohibición de los gases lacrimógenos.

PÚBLICO / AGENCIAS

 Horas antes de la llegada del primer ministro disminuye la tensión en Turquía. Anoche se repitieron los enfrentamientos entre manifestantes y policías en Ankara y en Tunceli (este de Anatolia), pero por primera vez desde el viernes la policía no cargó contra los manifestantes en Estambul, y el céntrico parque Gezi, donde arrancaron las primeras protestas ciudadanas para evitar su conversión en un centro comercial, era anoche una fiesta popular. Cientos de ciudadanos repartían comida gratuita y dulces con motivo de la fiesta musulmana del Miraç. Los jóvenes habían dado consigna de no consumir alcohol esta noche, en señal de respeto a la fiesta, aunque finalmente no se observó una importante presencia de musulmanes practicantes.

Por su parte, una delegación de los manifestantes agrupados bajo el nombre de Plataforma Taksim se reunieron ayer con el viceprimer ministro, Bulent Arinc, en su oficina de Ankara y pidieron la liberación de los manifestantes detenidos, acabar con el uso del gas lacrimógeno contra los manifestantes y el cese de los funcionarios que supervisaron la respuesta a las protestas.

Arinc, que ha mostrado una posición más dialogante que el primer ministro-llegando incluso a disculparse con los primeros manifestantes y a reconocer la 'exagerada violencia' de los agentes durante las primeras protestas- se niega a hablar con grupos anónimos a los que acusa de aprovechar la situación para fomentar la violencia. En la línea defendida por Erdogan en una reciente entrevista en televisión- en la que calificó a medios sociales como Twitter como 'una lacra'- la Policía turca ha detenido a 24 personas durante la noche en la ciudad de Esmirna- 25 según el partido opositor CHP- en el suroeste del país, por 'incitar a los disturbios y hacer propaganda' en las redes sociales, y continúa buscando a catorce personas más, según ha informado este miércoles la agencia de noticias turca Dogan.

La Policía turca volvió a cargar ayer en la plaza de Kizilay de Ankara, en una jornada que transcurría más tranquila que las anteriores. Sobre las 16:00 GMT, los agentes antidisturbios empezaron a emplear cañones de agua a presión y gas lacrimógeno contra grupos de ciudadanos que protestaban en la céntrica plaza de la capital turca.

Unas dos horas antes, la plaza había empezado a llenarse de ciudadanos, debido a que muchos empleados y funcionarios acudieron allí al terminar su jornada laboral, y se escuchaban los habituales eslóganes que piden la dimisión del Gobierno por su estilo autoritario. Algunos manifestantes incluso intentaron alcanzar la cercana residencia del primer ministro, aunque sus intentos siempre fueron abortados por la Policía.

Miles de personas seguían al anochecer en Taksim, en un improvisado campamento que está tomando forma de un asentamiento más duradero. Han aparecido pequeñas tiendas, hay comida a la venta, máscaras antigás y una incipiente biblioteca.

Los altos cargos del partido gobernante de Turquía, el islamista moderado Justicia y Desarrollo (AKP), han pedido a sus seguidores que no vayan esta noche al aeropuerto de Estambul a recibir al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, para evitar enfrentamientos. Erdogan, de gira económica en el Magreb desde el lunes pasado, regresa hoy a las 18.00 GMT a Turquía.

'Llamo a la gente que aman al partido AKP. Nadie debe ir a darle la bienvenida al primer ministro; él no necesita estas cosas'.

 En rechazo a las manifestaciones antigubernamentales que cientos de miles de personas están celebrando desde hace diez días en toda Turquía, algunos simpatizantes del AKP planean organizar una masiva marcha de bienvenida a Erdogan cuando llegue a Estambul. Aziz Babuçcu, presidente del AKP en Estambul, negó que el partido estuviera haciendo preparativos para una bienvenida, aunque los militantes de base quizá podían tener esa intención, mientras que el vicepresidente del AKP, Hüseyin Çelik, ha hecho un llamamiento para pedir que nadie vaya al aeropuerto. 'Llamo a la gente que aman al partido AKP. Nadie debe ir a darle la bienvenida al primer ministro; él no necesita estas cosas. ¿Qué pasaría si se encontrasen y enfrentasen dos grupos? La vida humana es demasiado preciosa', dijo Çelik, en alusión a un posible choque entre detractores y simpatizantes de Erdogan.

De hecho, en la tarde del miércoles, una veintena de manifestantes que intentaron leer un manifiesto de apoyo a las protestas en Rize, la ciudad de la que es originario Erdogan, fueron atacados por otro grupo, teniendo que refugiarse en otro edificio, siendo rescatados por la policía.

 Las protestas, que aparentemente comenzaron como una reacción a la desproporcionada violencia utilizada por la Policía contra activistas que defendían un céntrico parque de Estambul contra una reforma urbana, se centran hoy en el creciente autoritarismo que parte del pueblo turco atribuye al Gobierno de Erdogan, al que acusan de seguir un programa 'islamista'-la constitución turca es laica- reduciendo las restricciones al uso del pañuelo - símbolo de la piedad islámica femenina - en las instituciones estatales, limitando las ventas de alcohol y promocionando proyectos religiosos más amplios.

En seis días de enfrentamientos la Policía ha usado cañones de agua, gas lacrimógeno y gas pimienta-entre otras armas- tres manifestantes y un policía han muerto y más de 3.000 ciudadanos han resultado heridos.

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