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La Cuba de los autónomos

La apertura del trabajo autónomo, gracias a las reformas del gobierno cubano, ha cuadruplicado el número de negocios. Las nuevas cooperativas de transporte podrían llegar a ser la modalidad más importante en el futuro

FERNANDO RAVSBERG

Las reformas del Gobierno cubano llegan al transporte público de pasajeros, uno de los grandes déficit del periodo revolucionario, cuyas empresas estatales nunca lograron dar un servicio acorde a las necesidades. Ahora la tarea será compartida por cooperativas obreras, las que recibirán los vehículos y subvenciones del Estado a cambio de mantener el pasaje a un precio de $ 5, alrededor de 0.20 euros.

Las cooperativas nacen como alternativa a las compañías de buses estatales, las cuales dan un servicio muy barato (0.02 euros el pasaje) pero a la vez muy deficiente, gran parte de los vehículos están rotos en los talleres, los demás viajan sobrecargados y nunca respetan los horarios. También compiten con los transportistas autónomos que conducen vehículos de los años 50 en rutas a través de las cuales van incorporando usuarios. El precio de sus pasajes es muy alto a pesar de lo cual resultan imprescindibles para paliar la crisis del transporte.

Las nuevas cooperativas podrían llegar a ser la modalidad más importante en el futuro. 'No queremos vender los buses porque entonces crearíamos empresas capitalistas, donde quien tenga dinero se convertirá en patrón y los choferes serán sus empleados. Lo que buscamos es aumentar los ingresos de los obreros y a la vez mejorar el servicio. Ahora ellos son sus propios jefes, si trabajan ganan y si no trabajan no ganan', explicó a Público un funcionario del Gobierno cubano.

El proyecto sigue el mismo patrón de la reforma agraria que impulsada Raúl Castro, distribuyendo tierras entre los campesinos de forma gratuita. La propiedad permanece en manos del Estado para que a la muerte del campesino sus hijos solo la pueden 'heredar' si están dispuestos a trabajar en ella. La productividad del pequeño propietario rural es muchísimo mayor que la de las gigantescas granjas estatales. Con menos del 30% de las tierras los campesinos producen más del 70% de los alimentos.

Ya todas las peluquerías pasaron a manos de sus empleados, los que ahora deciden todo, desde que servicios brindan hasta los productos que usan o el horario en que trabajan. El Estado les alquila los locales, les cobra la luz, el agua, una licencia y a fin de año impuestos sobre las ganancias. La vida de algunos de los peluqueros más diestros ha mejorado sustancialmente pero hay otros sin tantas habilidades que aseguraron a Público que preferían trabajar para el Estado con un salario bajo pero fijo.

Un taxista de una de las empresas corporativizadas aseguró a Público que 'gano lo mismo que antes, unos U$D 500 al mes, pero ahora trabajo más horas. La ventaja de que vivo sin susto porque ahora no estoy cometiendo ningún delito'. En estas cooperativas el robo se redujo tanto que las ganancias crecieron 50 veces, según datos de ministerio de transporte. Raúl Castro está legalizando una economía sumergida que existía desde tiempos de Fidel, mejorando así su rentabilidad y cobrándole impuestos.

La apertura del trabajo autónomo ha cuadruplicado el número de negocios de todo tipo aunque los más comunes siguen siendo la venta de alimentos (cafeterías y restaurantes), los hostales y el transporte de pasajeros. Hasta ahora han surgido pocas actividades productivas más allá del trabajo en el campo o algunas brigadas de construcción amparadas en la promulgación de leyes que autorizan la compraventa, ampliación y reparación de viviendas.

Curiosamente uno de los trabajos que nuclea mayor número de autónomos es el de las manicures, en particular las dedicadas a poner uñas postizas, traídas del extranjero por las azafatas, pilotos y otros cubanos que viajan regularmente. Se usan muy largas y adornadas con pinturas de todo tipo desde paisajes hasta la bandera cubana. Las clientas pagan alrededor de U$D 6 y pertenecen a todos los estratos sociales, incluyendo a importantes cargos de gobierno.

El trabajo por cuenta propia no va a solucionar los grandes retos económicos que enfrenta Cuba pero lo cierto es que está haciendo más fácil la vida de los cubanos, llenando espacios en los que el Estado fue siempre deficitario o estaba ausente. Hoy abundan los taxis, se pueden encontrar cafeterías en cualquier barrio, parques de diversiones en los pueblos, cines 3 D en casas particulares, plomerías, fábricas de ladrillos, productores de adornos para jardines, bancos de películas o instaladores de antenas de TV. Ciertamente no aportan nada esencial para la vida pero la hacen más colorida.

 

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