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La oscura financiación privada de los partidos políticos en Alemania

'La procedencia de tres cuartas partes del dinero que las empresas dan a los partidos no se hace pública', aseguran desde LobbyControl.

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Alrededor del histórico edificio del Reichstag, sede del actual Parlamento alemán, trabajan cerca de 5.000 empresas, fundaciones, asociaciones económicas y demás agrupaciones privadas con el único objetivo de influir en las decisiones que toma el poder legislativo alemán. Nadie sabe con certeza cuántas son, pues no existe ningún registro que las controle. Una de las principales formas que tienen estos lobbies o grupos de presión para conseguir que una determinada ley beneficie sus intereses es donar dinero a los partidos políticos.

“Después de analizar y contabilizar todas las donaciones, llegamos a la conclusión de que tres cuartas partes del dinero que las empresas dan a los partidos no sale a la luz”. Christina Deckwirth es una de las dos personas responsables de la oficina en Berlín de LobbyControl, una asociación privada que lucha por el aumento de la transparencia en la política alemana.

Las críticas al sistema germano no solo llegan desde su pequeño despacho situado frente al Reichstag, en la orilla opuesta del río Spree, donde Deckwirth desmenuza la financiación de los partidos políticos. También lo hacen desde la sede en Estrasburgo de GRECO. El Grupo de Estados Contra la Corrupción fue creado por los 47 países miembros del Consejo de Europa para monitorizar que en todos ellos se respeten una serie de estándares anticorrupción. Y según su criterio, Alemania está lejos de respetarlos. Uno de los puntos a los que se refiere el informe sobre el país germano de 2012 es al de la financiación de los partidos. Entre sus recomendaciones se encuentran la de “rebajar el umbral de 50.000 euros para la divulgación inmediata (…) de donaciones hechas a partidos políticos; prohibir las donaciones anónimas”.

En Alemania, los partidos han de hacer públicos obligatoriamente en la web del Parlamento las donaciones que superen los 50.000 euros. “Entre los 10.000 y 50.000, en cambio –explica Deckwirth-, estas se pueden publicar únicamente en los libros de contabilidad de cada partido. Y lo hacen de forma despiezada, lo que dificulta enormemente la posibilidad de concretar exactamente las cantidades”. Y los palos en la rueda no acaban ahí. “Además, estas cuentas salen medio año después de haberse realizado. Así pues, por ejemplo, aún vamos a tener que esperar a primavera para saber el dinero que se donó durante las elecciones federales del pasado mes de septiembre”. Por debajo de los 10.000 euros es imposible saber de dónde procede el dinero.

Justo después de esas elecciones en las que Angela Merkel arrasó, el partido que ella dirige, la Unión Democrática Cristiana (CDU), recibió 690.000 euros de los accionistas mayoritarios de BMW . Casi al mismo tiempo, la Patronal de la Industria Metalúrgica y Eléctrica de Baviera, (VBM) donó 565.000 euros a la Unión Socialcristiana del mismo Estado, la CSU, el partido hermanado al de Merkel en esta región. “La entrega de grandes cantidades de dinero cerca de las elecciones no es ninguna novedad, pero parece que las empresas se están volviendo cada vez más precavidas. Es la primera vez que se realizan tantas donaciones justo después de las elecciones”, añade la responsable en Berlín de LobbyControl.

La empresa de automóviles BMW donó 690.000 euros al partido de Angela Merkel. EFE/Armin Weigel

Según los datos de 2011 de esta organización, únicamente el 3,4% de todas las donaciones a partidos políticos superó la barrera de los 50.000 euros. Y el 22,9% se quedó entre esta cifra y los 10.000. Por tanto, el resto de donaciones, es decir, el 73,7%, fueron completamente opacas, al no rebasar el mínimo necesario para tener que ser declaradas. Y este no es el punto más oscuro del asunto.

“Sin lugar a dudas, donde hay una completa falta de transparencia es en el dinero que se les da en forma de ‘patrocinio’”, añade Christina Deckwirth . Este consiste en todas aquellas donaciones relacionadas con las ferias empresariales y los congresos de los partidos políticos (Parteitag o día del partido, como se conocen en Alemania). Por ejemplo, estas pueden verse reflejadas en la creación de diversos expositores y casetas. “Bajo esta forma se desconoce por completo cuánto dinero se entrega”, señala. Recientemente LobbyControl entregó a representantes de la CDU y el SPD un documento en el que, con el apoyo de 92.000 firmas, exigía mayor transparencia y un límite a las donaciones. Están convencidos de que, al menos en lo relacionado al ‘patrocinio’, algunas de sus demandas serán atendidas.

A pesar de su pequeño tamaño (apenas seis empleados en su oficina de Colonia y dos en la de Berlín), LobbyControl ha conseguido poner sobre de la mesa la transparencia de las cuentas de los partidos políticos alemanes. “Todos los partidos reciben. Da igual el color. Únicamente las rechaza por completo Die Linke (La izquierda)”, aclara Deckwirth. Y es que ni ellos mismos se escapan de las donaciones.

“La gente de LobbyControl ha realizado una campaña muy exitosa. Ha conseguido mucha visibilidad, pero sus intereses no están muy claros”. El que habla es un veterano ‘lobista’ desde un céntrico café de Berlín. Según él, todas las empresas donan la misma cantidad de dinero a todos los partidos: “no son tan estúpidos como para dejar fuera de su órbita a alguno que pueda gobernar”. Y añade: “Habría que ver de dónde sacan la financiación los de LobbyControl para saber cuáles son sus verdaderos objetivos al denunciar solo una parte de los casos”. Según la contabilidad de la organización, en 2011 sus ingresos provinieron principalmente de donaciones de individuos, fundaciones y ONGs (135.557 euros), seguido de las tasas de los afiliados (94.592) y la venta de sus publicaciones (10.669).

La oscura financiación política no es la única fuente de críticas del sistema político alemán. Otra de los aspectos negativos que el GRECO destaca de Alemania es no haber ratificado la Convención contra la Corrupción de Naciones Unidas. Es el único país del G-20 que se negó a hacerlo, además de Japón. A escala internacional esto le sitúa a la misma altura que países como Barbados, Guinea o Sudán. ¿Y por qué se niega a hacerlo a pesar de ocupar el puesto 12 de 177 en la clasificación elaborada por Transparencia Internacional (TI) sobre políticas anticorrupción?

“La falta de una legislación para castigar los sobornos a los diputados es la principal razón por la que Alemania no quiere ratificar esa Convención”. Christian Homburg, el director de la oficina de TI en Alemania, repasa los puntos flacos de un país con fama de tolerancia cero con la corrupción. La clase política se defiende esgrimiendo el argumento de que si se penalizan estos casos, muchos diputados verían manchada su imagen por sospechas o acusaciones sin fundamento. “En todos los países hay corrupción que se desconoce, no solo en Alemania”, asegura Homburg. Sin embargo, aquí es el propio gobierno el que estima que existe gran cantidad de casos por destapar. Según la Oficina Federal de Investigaciones Criminales, se barajan cifras entre un 80 y un 95% de corruptelas que siguen sin hacerse públicas.

Hay un sector en concreto que es especialmente susceptible de caer en la tentación de la corrupción: la industria farmacéutica, una de las más potentes de Alemania, por cierto. Sobre ella se cierne la sospecha de que ciertas empresas corrompen a doctores para que prescriban medicamentos en beneficio de las compañías y no de los pacientes. “El sector farmacéutico tiene un problema porque se carece de una específica regulación para controlar sus excesos. Hasta hace poco ni siquiera existía. Ahora ya sí, pero todavía no está incluida en el Código Penal. Por tanto, los doctores no pueden ser investigados correctamente para detectar que sus actuaciones son correctas”, concluye el joven director de TI Alemania.

El nuevo gobierno recién estrenado de Gran Coalición, entre la CDU, la CSU y el SPD, ha manifestado sus intenciones de poner coto a la corrupción que recorre el país. “Renovaremos las leyes que penalizan el soborno a los diputados”, reza el Koalitionsvertrag (Acuerdo de coalición). Sin embargo, todavía está por ver si estas palabras se quedarán simplemente en buenas intenciones o si se traducirán en una nueva y más transparente legislación.

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