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Chipre continúa encerrado en su corralito

MARIO RUIZ-AYÚCAR DORADO

Los chipriotas no pueden sacar del banco más de 300 euros al día. Así llevan ya un año los ciudadanos de Chipre, los cuales viven el primer país europeo en sufrir un corralito (restricciones a la hora de sacar dinero de los bancos), consecuencia del rescate que el país mediterráneo pidió a la Troika hace 365 días. La Unión Europea y los analistas se muestran satisfechos con las medidas tomadas y los resultados de estas, pero el pueblo chipriota se muestre disconforme con los devenires de su isla.

El 16 de marzo de 2013 se anunció un acuerdo entre el gobierno de Chipre y el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (los tres organismos juntos son denominados la Troika) sobre un plan de rescate para toda la isla por un máximo de 10.000 millones de euros.  Pero las necesidades financieras del país mediterráneo ascendían hasta los 17.000 millones, de forma que de esos 7.000 millones que faltaban, unos 5.800 millones se consiguieron a través de un impuesto sobre los depósitos bancarios -de un 10%- en aquellos que fueran superiores a los 100.000 euros.  El dinero que faltara hasta saldría de la privatización de empresas públicas y del aumento en el impuesto de sociedades, pasando del 10% al 12,5%.

Desde ese mismo momento comenzó un corralito que un año después continúa en activo.  Mientras que las bolsas europeas sufrían pérdidas - principalmente en la italiana y en la española-,  y una ola de pánico recorría la Unión Europea, los ciudadanos de Chipre se encontraron ante la situación de no poder sacar su dinero de sus cuentas corrientes. Y hasta hoy.

Los bancos estuvieron 13 días cerrados sin que nadie pudiera sacar dinero con el fin de que no se diera una retirada masiva de depósitos. Desde el día que abrieron las entidades bancarias los chipriotas no han podido sacar nunca más de 300 euros diarios. Era la primera vez que sucedía un hecho de este tipo en Europa.

Ajustes políticos

Para ajustarse el cinturón y llevar a cabo los compromisos tomados con la Troika, el Gobierno de Chipre ha llevado a cabo una serie de políticas y reformas con las cuales recaudar y ahorrar, pero que ha llevado el descontento a sus ciudadanos que ha protagonizado numerosas y multitudinarias manifestaciones.

Con el fin de poder recibir el dinero prometido en el país mediterráneo se ha llevado a cabo una restructuración de las entidades bancarias insolventes; se inyectó dinero en el sector turístico con el fin de generar 6.000 puestos de trabajo;  se autorizó la creación de casinos (prohibidos hasta la fecha);  se apoyó intensamente al sector energético al tiempo que se reducía el precio de la electricidad para los grupos sociales más vulnerables; pero se recortaron las ayudas sociales a inmigrantes y refugiados.

El último ajuste llevado a cabo por el Gobierno de Chipre, con el fin de conseguir el dinero que le falta hasta los 7.000 millones de euros, ha sido la privatización de la empresa estatal de electricidad AHK, de la empresa de telecomunicaciones CYTA y de la autoridad portuaria chipriota.

La Unión Europea respira tranquila

En marzo de 2013, el miedo corrió por Europa. El rescate de Grecia, Portugal e Irlanda supuso la tranquilidad respecto al euro. Pero Chipre volvió a despertar esos temores, desplomando los parqués europeos y disparando la prima de riesgo tanto de Italia como de España. El pavor a un contagio económico se hizo patente.

'El rescate fue positivo para todos, para el euro y para España; sino podríamos haber terminado en una suspensión de pagos. Fue mucho más barato dar los 10.000 millones de euros que los efectos que hubiera tenido la crisis de Chipre sobre los tipos de interés de muchos de los países empezando, por España' afirma Juan Iranzo, decano del Colegio de Economistas de Madrid y director del Instituto de Estudios Económicos (IEE).

Esta última intervención de la Unión Europea en Chipre ha sido determinante para dar 'una imagen de seriedad' como indica Santiago Niño-Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Universidad Llull de Barcelona. Pero Niño-Becerra va más allá aún: 'Lo de Chipre fue un experimento, un ensayo controlado del sistema que se pondrá en marcha de liquidación de bancos por parte de la Unión Europea'

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