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El periódico bosnio que sobrevivió al asedio de los 12.000 muertos

ALEJANDRO LÓPEZ DE MIGUEL

Reina la calma a ambos lados del Bulevar Meše Selimovića, pero los sarajevitas que resisten el asedio de las tropas serbobosnias evitan cruzar esta larga avenida mientras puedan evitarlo. Si no queda otro remedio, toman aire y atraviesan a la carrera el Bulevar, también conocido como Avenida de los Francotiradores (Sniper Avenue); uno de los lugares preferidos por los tiradores para aterrorizar y matar a los habitantes de la capital de Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1996, durante los cuatro años de asedio y ataques de la artillería emplazada en las colinas que se cobraron las vidas de al menos 12.000 personas, en su mayoría civiles.

Veintidós años después de comenzar el sitio de Sarajevo -el más prolongado en la historia de la guerra moderna-, en la misma avenida, cuarenta trabajadores continúan editando el Oslobodjenje (Liberación en castellano). 'El diario más antiguo de Bosnia, publicado por primera vez en 1943', como asegura a Público Daniel Omeragic, periodista y miembro del consejo editorial del periódico. Un diario nacido como medio antinazi en la Segunda Guerra Mundial, y el único periódico que siguió saliendo a la calle todos los días durante el asedio, a pesar de la muerte de tres de sus trabajadores y de las heridas que sufrieron otros veinte 'mientras cumplían con su deber', como recuerda Omeragic. 'La decisión de seguir trabajando la tomaron los editores y periodistas del medio', afirma.

Omeragic: 'La decisión de seguir trabajando la tomaron los editores y periodistas del medio'

'La guerra dejó profundas heridas en nuestro periódico', recuerda. 'El primer periodista que murió en Bosnia fue nuestro corresponsal de Zvornik, Kjašif Smajlović, fallecido el 9 de abril de 1992, mientras escribía un reportaje sobre las unidades del Ejército Yugoslavo y los paramilitares serbios que entraban por el río Drina. El fotógrafo Salko Hondo murió cuando tomaba fotos de los sarajevitas haciendo cola para obtener agua, y Zuhra Bešić, de administración, fue abatido por la bala de un francotirador. Más de 20 empleados del Oslobodjenje fueron heridos durante el asedio a Sarajevo, algunos alcanzados por los francotiradores mientras trabajaban'.

'1993 fue el más duro de los años de guerra. La agresión contra Bosnia-Herzegovina comenzó en la primavera de 1992 y terminó con los Acuerdos de la Paz de Dayton, en noviembre de 1995 {aunque el asedio se prolongó hasta febrero de 1996}. Incluso durante los meses más horribles, el Oslobodjenje continuó defendiendo la libertad y los derechos humanos, gracias al trabajo de periodistas pertenecientes a todos los principales grupos étnicos en Bosnia y Herzegovina {bosniacos, croatobosnios y serbobosnios}, pero también a las minorías', asegura Omeragic.

Setenta trabajadores operaban en un refugio en los sótanos de la actual sede del Oslobodjenje -donde a veces también se veían obligados a dormir-, el único edificio del diario que seguía en pie cuando acabó el asedio. 'El periódico se estaba haciendo desde la primera línea de batalla. En junio de 1992, los dos edificios del Oslobodjenje ardieron en llamas. A pesar de esto, el periódico siguió siendo publicado. Entre el final de agosto y el inicio de septiembre de 1992 los edificios fueron reducidos a escombros, totalmente destruidos', narra el periodista.

'Durante la guerra bajó la tirada del Oslobodjenje y los ejemplares tenían menos páginas, pero tuvimos que utilizar las reservas de papel. Después comenzamos a recibir cantidades limitadas, traídas por la misión de UNPROFOR a Sarajevo. Recibimos la ayuda de organizaciones de periodistas de todo el mundo, como Reporteros sin Fronteras. El Parlamento Europeo galardonó al Oslobodjenje con el Premio de Derechos Humanos Sájarov en 1993', recuerda. En 1989 'recibió el Premio Ciudad de Sarajevo y fue elegido como el Mejor Periódico de Yugoslavia, y en 1992 la BBC y Granada TV lo mencionaron como ‘el mejor periódico del mundo'', afirma Omeragic, orgulloso.

'Dos de los objetivos políticos del periódico a nivel internacional son acceder a la Unión Europea y entrar en la Organización de Países del Atlántico Norte (OTAN), para lo que estamos ofreciendo una fuerte cobertura mediática. Intentamos explicar a los lectores la importancia de acceder a ambas instituciones, afirma Omeragic, en la línea pro-europeísta seguida por el diario.'Bosnia ha firmado el Tratado de Estabilización y Asociación (SAA) con la Unión Europea. El futuro del sudeste europeo es la UE, y es algo que siempre enfatizamos, pero hay que cumplir ciertos criterios, adaptarse a los estándares europeos. Hasta que no los cumplamos, es difícil que logremos acceder a la Unión', lamenta.

De los 200 profesionales a los que empleaba antes de la guerra ha pasado a contar con 40 trabajadores, 30 menos que durante el conflictoLa integración en la UE es una de las esperanzas de Bosnia para salir de aislamiento político que arrastra, pero no es la única causa a la que se enfrenta el Oslobodjenje, que no es ajeno a la crisis del modelo periodístico convencional.

'Los medios de Bosnia-Herzegovina se enfrentan a los mismos problemas que afectan a los que trabajan en Europa y el resto del mundo: sobrevivir a la crisis financiera, la austeridad e intentar vender más ejemplares aumentando la calidad del papel. También estamos trabajando en el desarrollo de las ediciones online, en las que cada día registramos un mayor número de lectores', afirma el periodista.

El diario fue comprado por dos grandes industrias en 2006 -La Fábrica de Tabaco de Sarajevo y la cervecera Sarajevska Pivara-, y de los 200 profesionales que empleaba antes de la guerra ha pasado a contar con 40 trabajadores, 30 menos que durante el conflicto. Durante el fin de semana, el edificio que alberga el periódico parece abandonado. Apenas una decena de personas teclean en sus ordenadores, mientras la mayoría de los despachos permanecen vacíos, y los pasillos se encuentran en penumbra. El cambio de modelo periodístico ha llegado también al histórico periódico de Sarajevo que resistió el asedio, y que lucha por mantener su edición impresa a pesar de las dificultades del papel.

Uno de los usuarios del tranvía de Sarajevo se refiere a sí mismo como Frankenstein. Muestra su mano, destrozada por la explosión de una granada. 2013 -A. LÓPEZ DE MIGUEL

Preguntado por su forma de interpretar el conflicto que asoló el país al inicio de los 90, considera que 'Bosnia ha estado expuesta a la agresión Serbia contra su decisión de declararse independiente. Pero, a pesar de todo, durante la guerra se aseguró de preservar su independencia'.

Una visión común entre los habitantes de Bosnia-Herzegovina, que culpan a los musulmanes, croatobosnios , serbobosnios o a los propios serbios del capítulo de la desintegración de la antigua Yugoslavia que les tocó vivir a todos los bosnios. Un capítulo clausurado con la firma de unos acuerdos que no han logrado la reconciliación política.

Su estructura es difícil de gobernar, descentralizada y dividida en dos entidades que controlan dos franjas de territorio que funcionan de manera independiente: la Federación de Bosnia y Herzegovina, de mayoría musulmana y croata, y la Republika Srpska, en la que residen la mayoría de los serbobosnios del país. Ninguna de las dos se salva de los bajos salarios, ni de la tasa de desempleo que fuentes oficiales sitúan en un 28% y estudios independientes en más de un 40%.

El centro de la capital ha sido rehabilitado, y los escenarios de las matanzas más cruentas lucen placas que recuerdan a quienes perdieron la vida en esos lugares durante la guerra. La icónica Biblioteca de Sarajevo ya no luce agujereada, pero las heridas del conflicto siguen siendo visibles en cientos o miles de edificios, en los rostros y cuerpos de los habitantes de Sarajevo.

Hoy, un hotel de cinco estrellas ocupa el lugar donde se erguía el edificio de 10 plantas que albergaba la redacción del Oslobodjenje. Cruzando la calle, a apenas 25 metros, el esqueleto de un mastodonte de hormigón de casi una decena de plantas se encuentra absolutamente abandonado, y en él aún es posible encontrar metralla con apenas echar un vistazo, como ocurre en muchos otros lugares de un país que sigue alfombrado por miles de minas antipersona.

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