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Los cubanos ya pueden pasar sus vacaciones en Cuba

FERNANDO RAVSBERG

Desde los años 50 los cubanos no sufrían un calor como el de este verano, por lo que las playas, los campings, las piscinas y los hoteles han estado llenos. La apertura económica y el fin de las prohibiciones abrieron nuevas posibilidades.

Durante 15 años el acceso a los hoteles turísticos estuvo prohibido para los cubanos, tratando de mantener artificialmente un igualitarismo social que había desaparecido con la legalización del dólar en los inicios de la crisis de los años 90. Raúl Castro eliminó la prohibición y los cubanos residentes en la isla se convirtieron rápidamente en el segundo grupo de turistas, con un 10% del total y un crecimiento este año de un 28% respecto al 2013. Están ubicados tras el millón de canadienses y por delante de los emigrados que visitan la isla.

Juegan un papel importante para la industria turística nacional porque vacacionan en temporada baja, lo que le permite a los hoteles un mejor nivel de ocupación. En un solo sábado de agosto del 2013 los cubanos pagaron alrededor de 600.000 euros por hospedaje en centros turísticos a lo largo de toda la isla.

La apertura ha producido además un movimiento social en las vacaciones. Los que cuentan con más ingresos se lanzaron hacia los hoteles y al hacerlo dejaron las casas particulares para personas de recursos medios. Este último grupo aprovechó las comodidades del sector privado y abandonó los campings, que fueron ocupados por los cubanos más humildes, los cuales pueden obtener una cabaña frente al mar o con piscina por unos 0.25 euros diarios, una cantidad que cualquiera puede pagar.

Los cubanos suponen un 10% del total del turismo en Cuba, que ha subido un 28% desde 2013 Gran parte de los habaneros acuden también por estos días a las playas del Este. Viajan en un bus que sale cada 15 minutos y llevan con ellos desde la comida y los juguetes de los niños hasta una tienda de campaña para tener un poco de sombra. El bus cuesta 0.02 euros y el camino a las playas es de 2 horas entre la cola y el viaje, pero el mar caribe que los espera hace que valga la pena.

También se puede acceder al agua sin salir de la ciudad, alquilando por un día completo una piscina en Fontanar, un barrio de la capital donde hay decenas de ellas. Pasarse el día en una de ellas cuesta poco más de 2 euros por persona y se puede comer pagando solo 1.5 euros más. Asegurando un grupo de amigos de 15 personas se tiene toda la instalación en exclusividad.

Sin embargo, la reciente apertura migratoria abrió también la posibilidad de irse de vacaciones al extranjero, favorecido además por la ampliación del trabajo autónomo, modalidad que aumentó en mucho los ingresos de algunos cubanos. Dirigido a un sector con mayores recursos, este año las agencias de viajes presentan una oferta de paquetes a Europa, donde por 2.300 euros se puede pasar 9 días en el viejo continente. Incluye el billete de avión, los hoteles y facilidades especiales para obtener el visado.

Hasta ahora ya han viajado por esta vía unos 250 cubanos y, según los turoperadores, todos regresaron al país, disipando el temor de que algunos fueran a utilizar estas ofertas como vía para obtener una visa y emigrar a Europa. Ningún cubano deja de aprovechar las nuevas posibilidades pero muchos evitan aún hablar de sus vacaciones en hoteles y de los viajes a Europa, tal y como si tener mayores ingresos que el resto de la población tuviera algo de pecaminoso.

El gobierno de Raúl Castro desde sus inicios proclamó que todos los ciudadanos tendrían las mismas posibilidades pero ya no los mismos ingresos. Las reformas económicas están cambiando la sociedad, salen a la luz pública sectores sociales que antes estaban escondidos tras las prohibiciones de viajes o de hospedarse en hoteles. De alguna forma a través de las vacaciones se empieza a vislumbrar el país real.

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