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Los combates de los kurdos con el Estado Islámico amenazan a los vecinos del lado turco

Ilya U. Topper / EFE

Los encarnizados combates entre los yihadistas del Estado Islámico (EI) y las milicias kurdas alrededor de Kobani en el norte de Siria han empezado a afectar a los pueblos fronterizos de Turquía, donde ayer impactaron numerosos proyectiles de artillería. 'Cayeron quince proyectiles entre medianoche y las tres de la madrugada', aseguró este domingo un activista kurdo en el pueblo de Betha (Egrice), cerca de Mertismail, a apenas unos cientos de metros de la frontera siria. Justo al otro lado se desarrollan los combates entre los yihadistas y los milicianos kurdos que defienden Kobani (Ain al Arab), situado a unos cinco kilómetros al oeste.

Desde una colina cercana se divisan claramente grupos de personas parapetándose tras una casa o corriendo por una vía de tren: son combatientes del Estado Islámico, según aseguran varios lugareños que siguen el desarrollo de los combates con prismáticos. El repiqueteo de las ametralladoras se escucha con nitidez, a veces subrayado por explosiones de mayor calibre.

Cientos de personas se han arremolinado en la colina para observar los combates, profiriendo algunas veces maldiciones contra 'los perros del EI'. Todos son kurdos y muchos de ellos, refugiados de los pueblos que ahora forman la línea de frente. Pero también los pueblos en el lado turco se han convertido en parte del frente, a juzgar por los impactos de proyectiles de calibre grueso, capaces de abrir boquetes del tamaño de un puño en una pared de hormigón. 'Dormíamos en esta habitación cuando entró el disparo', señala un campesino al mostrar los cascotes en el suelo donde descansaba con su familia, que afortunadamente no sufrió ningún daño.

Aparte de balas de ametralladora, los lugareños han recogido algo de metralla y una cabeza cónica de un proyectil con el número de serie 236-74 B194 5/2, pero sin indicación del país de fabricación. El activista kurdo Arges asegura que los disparos provienen del propio cuartel militar turco situado en la frontera, a menos de un kilómetro de distancia, en la misma línea de tiro que el primer pueblo ocupado por el Estado Islámico. 'Quieren ahuyentarnos', asegura este activista, que prefiere no revelar su procedencia, aunque admite haber llegado 'de otra provincia', como varios miles de kurdos de Turquía que estos últimos días se han desplazado a la región fronteriza.

Los jóvenes han improvisado un control de carretera en el pueblo de Betha para impedir, según aseguran, que desde Turquía pasen militantes yihadistas al lado sirio. Con sus cabezas envueltas en pañuelos con los colores kurdos (rojo, amarillo, verde), registran brevemente todos los coches que pasan antes de levantar el tronco que sirve de barrera. 'La policía ya no viene aquí, aquí ya no hay turcos, ahora estamos nosotros y nos quedaremos hasta que los del EI estén acabados', promete Arges, que usa un nombre falso.

Insiste en que ninguno de los activistas debe dejar ver su rostro, porque muchos son estudiantes de universidad y de identificarse tendrían graves problemas para continuar sus estudios. Ellos se quedarán, pero los campesinos están ya evacuando el pueblo, tras una noche de disparos. 'Este vecino vendió ayer todas sus vacas a mitad de precio y hoy se va', señala Arges, 'y otros están haciendo lo mismo con sus ovejas. Aquí ya no se sienten seguros'.

Unos 300 refugiados sirios están acogidos en el pequeño pueblo, de apenas una decena de casas, un colegio y una mezquita, ahora convertida en centro de acogida para varias familias. También en la cercana ciudad de Suruç siguen deambulando grandes grupos de refugiados por las plazas, pero otros están volviendo a Kobani en un continuo goteo.

La policía turca ha bloqueado la carretera a dos kilómetros del paso fronterizo de Mürsitpinar y, aparte de la prensa, deja pasar únicamente a ciudadanos sirios que regresan a sus casas. 'Vuelvo a Kobani, allí está mi gente', asegura un refugiado, que carga con un pesado saco, mientras que su mujer lleva a un bebé en brazos. Confían en que la ciudad aguantará el asedio del EI, pese a que el cerco se ha estrechado mucho los últimos días.

La inicial esperanza de que los bombardeos estadounidenses pusieran fin al asedio se ha desvanecido para muchos, que ahora hablan de 'los americanos' con casi la misma desconfianza que le reservan al Gobierno turco, según ellos, aliado del Estado Islámico.

Un total de 143 combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) murieron hoy en bombardeos y enfrentamientos con las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes en varias zonas del país, informó una fuente de seguridad. De entre los fallecidos, 82 murieron en choques de varias horas con la policía iraquí en las zonas de Al Tash y Al Buali al Yasim, al sur y al norte de la ciudad de Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar, precisó la fuente, que no informó de las bajas en las filas gubernamentales. En la misma región, la coalición internacional liderada por Estados Unidos que lucha contra el EI bombardeó bases de los yihadistas cerca de la localidad de Al Karma, al este de Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, lo que provocó la muerte de 11 yihadistas.

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