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Los palestinos piden al Consejo de Seguridad el reconocimiento de las fronteras de 1967

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El décimo aniversario de la muerte de Yaser Arafat, que se conmemoró el lunes, dejó el anuncio de que este mismo mes los palestinos pedirán al Consejo de Seguridad de la ONU el reconocimiento de su Estado en las fronteras de 1967.

De esta manera el presidente Mahmud Abás pone en marcha un proceso para resolver el conflicto por la vía política y judicial,  que será largo y complejo y estará lleno de obstáculos, al considerar finalmente que Israel no tiene la menor intención de abandonar por las buenas los territorios ocupados.

El anuncio de Abás se viene cocinando desde hace mucho tiempo y los israelíes ya han empezado a responder incrementando la construcción en las colonias judías de Cisjordania, incluida Jerusalén, a unos niveles que carecen de precedentes, al tiempo que atacan frontalmente a Abás.

El Estado palestino fue reconocido en la Asamblea General de la ONU en noviembre de 2012 por 138 votos contra nueve en calidad de Estado observador, y ya entonces los israelíes respondieron aplicando una serie de sanciones de todo tipo que podrían augurar lo que se está preparando para el futuro más inmediato.

En Ramala se cuenta con que la iniciativa de Abás en el Consejo de Seguridad fracase por la sencilla razón de que la administración de Estados Unidos la vetará. Es algo que ya ha dicho Washington y no cabe esperar ninguna sorpresa al respecto.

El plan de Abás fue expuesto hace solo unas semanas en la sesión anual de la Asamblea General: consiste en pedir un calendario para el fin de la ocupación y una delimitación de las fronteras. El embajador palestino ante la ONU, Riad Mansur, ha confirmado que la iniciativa se presentará ante el Consejo de Seguridad 'en los próximos diez días'.

Cuando Washington vete esta iniciativa, Abás tiene previsto acudir a las agencias de la ONU y a las convenciones internacionales para pedir el ingreso del Estado palestino. Esta petición, que se formalizará 'en cuestión de horas', según el dirigente Nabil Shaaz, no le saldrá gratis puesto que el Congreso americano ya ha anunciado que en ese mismo instante Estados Unidos congelará su ayuda económica a los palestinos.

Existe, sin embargo, una alternativa con la que se podría evitar que el Congreso cortara el grifo de las ayudas.  Abás podría pedir a la Asamblea General que discuta los pasos que pueden adoptar los países miembros para acabar con el conflicto antes de recurrir a las agencias internacionales.

Dentro de las discusiones que tienen lugar en Ramala también se baraja solicitar a los países árabes que insten a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a que emita un dictamen consultivo -que no sería vinculante- sobre las responsabilidades legales de los países miembros  para acabar con la ocupación.

El experto Victor Quttan ha recordado en Al Hayat que una situación parecida se dio en 2003, cuando los Estados Unidos vetaron en el Consejo de Seguridad la condena del muro que Israel estaba levantando en Cisjordania.

En esa situación fue la Asamblea General la que  pidió a la CIJ un dictamen consultivo y la CIJ condenó el muro de Cisjordania y también los asentamientos judíos en los territorios ocupados por el voto de 14 magistrados contra uno en julio de 2004.

Por supuesto, Israel ignoró el dictamen y continuó construyendo el muro y los asentamientos. No obstante, los palestinos creen que la situación de ahora se diferencia de la de entonces en que ahora tienen un Estado reconocido por la Asamblea General.

En cualquier caso, los palestinos no tienen garantías de que su iniciativa prospere ya que Israel ha estado aplicando durante décadas la política que más le ha convenido en los territorios ocupados y los organismos internacionales no han podido hacer nada, en gran parte por el veto de Estados Unidos pero también por la pasividad de la Unión Europea.

Otra circunstancia novedosa es que algunos países occidentales podrían reconocer al Estado palestino a título individual, algo que acaba de hacer Suecia, cuyo ejemplo podría cundir siempre y cuando los Estados Unidos no lanzaran su maquinaria diplomática para impedirlo.

Los palestinos han dicho que entre las solicitudes de ingreso que piensan cursar se encuentra la de la convención de Roma que da acceso al Tribunal Penal Internacional (TPI), lo que más adelante les permitiría denunciar los presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad que Israel comete a diario en los territorios ocupados.

El momento que Abás ha elegido para lanzar la iniciativa coincide con un amplio descontento entre la población palestina por la manera en que él mismo ha conducido el conflicto durante la pasada década, dejando que Israel consolide día a día la ocupación, especialmente en Jerusalén.

El descontento se manifiesta, entre otras cosas, en un incremento de disturbios contra la ocupación, disturbios que tienen lugar por todos los territorios ocupados, incluida Jerusalén oriental, y que no han sido organizados desde Ramala sino que han surgido de manera espontánea.

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