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Israel hace oficial su carácter racista y religioso

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Israel ha aprobado esta semana por 14 votos contra seis el polémico proyecto de ley 'Israel, la nación-Estado del pueblo judío', más conocida como Ley de la Nacionalidad, que en los próximos días también votará el parlamento, tal vez en una versión más edulcorada, para convertirse en ley. Esta iniciativa legislativa coloca el carácter judío del Estado por encima de su carácter democrático y revela con claridad el viraje religioso y nacionalista cada vez más acusado de este país tanto a nivel institucional como a nivel popular.

El proyecto de ley contiene otros artículos controvertidos, como el que suprime como lengua oficial el árabe, que es el idioma del 20%, el sometimiento de la justicia 'al espíritu de la enseñanza del Pentateuco', lo que limitará sensiblemente las competencias del Tribunal Supremo, o el impulso de la construcción judía (pero no árabe) en todo el país. De ese modo, la iniciativa consagra la discriminación legal de la minoría árabe y confirma la espiral extremista que se respira por todas partes y se ha venido agudizando en las últimas dos décadas de una manera firme y progresiva.

Dos partidos de la coalición de Gobierno se oponen a la ley pero constituyen una minoría

Dos partidos de la coalición de Gobierno, el Movimiento, de Tzipi Livni, y Hay un Futuro, de Yair Lapid, se oponen a la ley pero constituyen una minoría. De hecho, la primera iniciativa de esta ley la propuso hace nueve años la propia Livni, y su actual oposición tiene más que ver con las formas que con el fondo. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha dicho que destituirá a los ministros que voten en contra y ha puesto en marcha un diálogo para substituir en la coalición a los dos mencionados partidos por las formaciones ultraortodoxas Shas y Judaísmo Unido del Pentateuco en caso de que sea necesario.

La votación en la Kneset se ha aplazado hasta la semana que viene y el titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, está mediando entre Netanyahu y Livni y Lapid. La posición de Lieberman, que vive en una colonia judía de Cisjordania, es clara al respecto puesto que en alguna ocasión ha dicho que donde haya conflicto debe prevalecer el carácter judío del Estado sobre su carácter democrático.

La iniciativa se ve con preocupación en Occidente pero no parece que esto vaya a modificar la voluntad de Netanyahu, de la mayoría del Gobierno y de la mayoría de la Kneset. El departamento de Estado ha dicho esta misma semana que espera que Israel mantenga 'sus principios democráticos'. 'Israel es un Estado judío y democrático y todos sus ciudadanos deberían disfrutar de los mismos derechos. Esperamos que Israel respete sus principios democráticos', ha dicho el departamento de Estado.

El proyecto suprime como lengua oficial el árabe, que es el idioma del 20% de la población

Netanyahu ha declarado que el carácter judío y democrático de Israel son iguales pero el proyecto de ley no utiliza en ningún momento la palabra 'igualdad' para referirse a los ciudadanos israelíes, algo que ha sido criticado por la oposición. La iniciativa niega a los árabes lo que da a los judíos.

Dos líderes históricos del Likud, la formación de Netanyahu, Benny Beguin, hijo de Menahem Beguin, y Dan Meridor, han declarado que 'este no es el Likud liberal y nacional que hemos conocido sino un partido que desde hace años deriva hacia la derecha extremista'. 'No es el carácter judío del Estado lo que está en discusión sino el reconocimiento de los derechos de las minorías', ha añadido Meridor. Por su parte, el diputado árabe Ahmed Tibi ha manifestado que el proyecto de ley confirma que es Israel es una 'judeocracia'.

Se ha señalado que ninguno de los líderes históricos del sionismo defendió la posición que ahora defiende Netanyahu y que cuenta con el respaldo de una amplia mayoría entre la clase política, pero también es cierto que el proyecto de ley está en consonancia con los cambios que ha experimentado el país desde que vivieron líderes como Zeev Jabotinsky, David Ben Gurion o Menahem Beguin.

La iniciativa confirma que Israel es 'un Estado racista, ahora ya de manera oficial'

La oposición sostiene que la iniciativa legislativa entra en la Kneset apenas unas semanas antes de que el Likud celebre sus elecciones primarias y que esto explica el apresuramiento de Netanyahu para aprobar la ley cuanto antes y satisfacer a los votantes del Likud, que ideológicamente no son los mismos que en su momento sostuvieron a Menahem Beguin.

Si se aprueba,  la ley 'sacará al Estado de Israel de la comunidad de las naciones democráticas y le dará una plaza de honor junto a esos regímenes oscuros en los que se persigue a las minorías', dice el editorial de Haaretz. El líder palestino Yaser Abed Rabbo considera que la iniciativa confirma que Israel es 'un Estado racista, ahora ya de manera oficial'. 'Hemos reconocido a Israel pero ahora Israel anuncia que es un Estado racista, por lo que no es posible que sigamos reconociendo a un Estado de ese tipo', ha dicho Abed Rabbo.

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