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Un israelí y un atacante palestino mueren en un atentado en una estación de autobuses en Israel

Hay al menos una decena de heridos. Uno de ellos es un ciudadano eritreo que fue confundido con un terrorista y tiroteado por la Policía. El atacante fuego tras robar su arma a un soldado israelí que vigilaba la terminal, en Beer Sheva, al sur del país.

Personal de seguridad israelí discuten cerca de un charco de sangre en la estación de Beer Sheva, al sur de Israel, centro de un ataque palestino la tarde de este domingo, 18 de octubre.REUTERS/Dudu Grunshpan

AGENCIAS

JERUSALÉN.- Un soldado israelí murió hoy en un atentado en la ciudad de Beer Sheva (sur de Israel) en el que el atacante palestino fue abatido y resultaron heridas una decena de personas.

"El terrorista palestino llegó con una pistola, disparó a un soldado, le robó su arma, y comenzó a disparar con ella a otros cuando se encontró con la policía", resumió el jefe del distrito sur de la Policía, Yoram Halevy, la cadena de hechos ocurridos hoy en la estación central de autobuses de la capital del Negev.

"El terrorista llegó con una pistola, disparó a un soldado, le robó su arma y disparó con ella a otros cuando llegó la policía"

El suceso ocurrió alrededor de las 19.30 hora local (16.30 GMT) cuando el palestino -Asim Al-Araj, de 20 años y natural de Jerusalén Este, según el Centro Palestino de Información-, consiguió burlar el control de seguridad y entrar en la estación con una pistola y un cuchillo.

"No sabemos aún como ocurrió. La estación está bajo supervisión de seguridad privada pero revisaremos todo para sacar conclusiones"; declaró Amnón Alkali, subcomisario en la zona. En el ataque se generó una gran confusión, en la que un ciudadano eritreo fue confundido con el agresor y tiroteado por un agente de la Policía de fronteras, lo que le dejó en estado crítico.

"Cuando llegamos aún se producían disparos y nos encontramos a un soldado muy grave (el primer fallecido), cuatro soldados (en realidad eran policías) heridos de bala en las extremidades y un terrorista herido crítico (que luego murió)", dijo al Canal 1 de la televisión Yaniv Ishai, miembro de uno de los servicios de emergencia.

Testigos citados por medios locales relataron que el agresor abrió fuego con una pistola, tras lo que robó su fusil M16 al soldado, con el que siguió disparando antes de intentar salir de la estación.

Dentro del recinto había en ese momento numerosos soldados, civiles armados y agentes privados de seguridad, mientras la Policía irrumpía en el lugar en busca de los supuestos atacantes, lo que desencadenó una gran confusión.

"Conozco al que dispararon, era amigo mío", dijo al Canal 10 en un paupérrimo hebreo Gary, también eritreo y que se encontraba con la víctima. La estación fue evacuada inmediatamente, mientras numerosos efectivos se desplegaron por toda la ciudad en busca de posibles cómplices que pudieran haber trasladado al agresor.

Según el parte médico, cuatro heridos son policías

Según el parte médico, cuatro de los heridos son policías, aunque también en este caso se revisa de dónde procedieron los disparos que los hirieron.

La Estrella Roja de David, equivalente en Israel a Cruz Roja, dijo que de los ocho heridos de bala hospitalizados hay dos en estado grave y seis con heridas moderadas. Durante el incidente, decenas de israelíes se concentraron a las puertas de la estación para tratar de impedir la evacuación del atacante gravemente herido, en medio de gritos de venganza y "muerte a los árabes".

Además, cámaras de vídeo muestran como varias personas atacan al eritreo una vez abatido, creyendo que era el agresor. Desde Gaza, los movimientos islamistas Hamás y Yihad Islámica y otras cuatro facciones palestinas se felicitaron por el ataque, que consideraron una "respuesta natural a los crímenes diarios de la ocupación (Israel) contra los palestinos".

Movimientos islamistas Hamás, Yihad Islámica y otras cuatro facciones palestinas se felicitaron por el ataque, que consideraran una "respuesta natural a los crímenes diarios de la ocupación"

El trágico suceso pone fin a la que era una jornada de relativa calma después de 18 días de disturbios y ataques en los que han muerto hasta hoy ocho israelíes, un eritreo y 43 palestinos, cerca de la mitad de estos últimos autores de ataques consumados o frustrados y de varios casos en los que las versiones son contradictorias. La ola de violencia, con más de una treintena de ataques palestinos, la mayoría con arma blanca y 15 de los cuales se produjeron en Jerusalén, ha llevado la Gobierno de Benjamín Netanyahu a tomar medidas de excepción, entre ellas el despliegue hoy de fuerzas militares en la ciudad santa.

Unos 300 efectivos del Ejército tomaron allí posiciones por primera vez desde la segunda Intifada, para apoyar a las fuerzas policiales, que se ven completamente desbordadas. Entre sus misiones está la de "reforzar a la Policía en el mantenimiento de la seguridad del transporte público y principales arterias de la ciudad", según un comunicado militar.

El despliegue en Jerusalén se hizo en paralelo a la colocación de grandes bloques de hormigón y controles de las fuerzas de seguridad en los accesos de barrios palestinos de Jerusalén Este considerados "zonas de fricción".

Medidas todas ellas que tratarán de aplacar la ola de violencia mientras el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, trata de mediar en reuniones previstas para esta semana con Netanyahu en Alemania y con el presidente palestino, Mahmud Abás, en Ammán (Jordania).

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