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Ariel Sigler: "Otros hermanos están languideciendo en las prisiones"

Los familiares del preso político cubano excarcelado este sábado por Raúl Castro denuncian su deterioro físico

Pedro Betancourt (Cuba)

El preso político cubano Ariel Sigler, excarcelado con licencia extrapenal por su grave estado de salud, ha regresado a su casa tras siete años en prisión en medio de la conmoción de sus familiares y vecinos debido a su deterioro físico.

Sigler, de 47 años, llegó al mediodía de este sábado a su casa familiar de Pedro Betancourt (provincia occidental de Matanzas) en una ambulancia que lo trasladó desde el hospital de La Habana donde pasó los últimos 18 meses, y que viajó escoltada por una patrulla policial.

Sus hermanos, sobrinos, vecinos y compañeros del opositor Movimiento Independiente Opción Alternativa, que él preside, pasaron horas esperándolo en la calle desde que en la mañana se confirmó la noticia de su excarcelación y traslado hacia Matanzas.

El disidente, que viajó en una camilla, accedió a su casa en silla de ruedas, mientras uno de sus hermanos, Juan Francisco Sigler, sostenía una fotografía con su imagen antes de entrar en prisión para que los medios de prensa dieran fe del 'cambio'.

'El Gobierno cubano nos ha devuelto a una hombre casi muerto', explica la esposa del preso

'Ariel entró bien a prisión, era un hombre corpulento. Por eso suponemos que fue allí donde le empezaron a fallar las piernas', dijo María Victoria, la única mujer de los cinco hermanos Sigler, entre los cuales también fue condenado Guido Sigler, como parte del grupo de los 75.

En 2003 Ariel Sigler entró a la cárcel con una condena de 20 años después de los juicios sumarísimos que el Gobierno cubano realizó al grupo de los 75 en la oleada represiva de la llamada 'Primavera Negra' en la isla.

Según fuentes familiares, a finales de 2008 Sigler fue hospitalizado en La Habana con una historia clínica que incluye paraplejia, cálculos en el riñón, pólipos en la vesícula, duodenitis y gastroduodenitis, entre otros padecimientos.

El propio Sigler reveló hoy a medios de prensa que en mayo pasado decidió 'hacer dejación por completo' de la atención médica que recibía en un hospital habanero para que se le 'escuchara' y le dieran el 'traslado'.

'Esto agravó aún más mi estado delicado de salud', señaló, tras confesar que se siente 'triste' porque no puede 'compartir' el momento de su excarcelación con su madre, que falleció hace cuatro meses, y porque al igual que él 'otros hermanos están languideciendo en las prisiones'.

Sus familiares, entre ellos su esposa Noelia Pedraza, denunciaron que la decisión del Gobierno de otorgarle la licencia extrapenal, en medio de las negociaciones que sostiene con la Iglesia católica sobre la situación de los presos políticos, no constituye ni un 'gesto' ni una 'apertura'.

Padece paraplejia, cálculos en el riñón, pólipos en la vesícula y duodenitis

En opinión de Pedraza, el Gobierno cubano 'no ha hecho nada' pues les ha devuelto a un hombre 'casi muerto', y sólo ha respondido a la la presión internacional.

'Le debemos esta libertad no al Gobierno de Cuba, se la tenemos que agradecer a nuestro hermano (el disidente) Orlando Zapata que está muerto, a Guillermo Fariñas, y gracias a la diligencia que hizo entre comillas la Iglesia', indicó.

Por su parte, Sigler también ha agradecido su liberación a sus compañeros de disidencia y a la presión internacional, al tiempo que espera que las gestiones de la Iglesia con el Gobierno de Raúl Castro no se 'estanquen' y haya más excarcelaciones.

La excarcelación de Sigler y el acercamiento de otros seis presos políticos a centros penitenciarios de sus provincias de residencia es la segunda medida que adopta el Gobierno de Cuba dentro del proceso de diálogo con la Iglesia católica iniciado en mayo pasado.

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