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Los aspirantes republicanos recrudecen la batalla interna

Los ataques contra Romney, favorito anoche en las primarias de New Hampshire, alientan la división en las filas del Partido Republicano

ISABEL PIQUER

El tono de las primarias republicanas se endurece. La indecisión de los votantes, la crispación política agudizada por la crisis, los últimos reveses del favorito, Mitt Romney, han creado en New Hampshire, la segunda etapa del largo camino hacia la Casa Blanca, una profunda división entre los conservadores.

Una vez más, como pasó hace una semana en Iowa, los indecisos decidieron el resultado de las primarias. Horas antes de los comicios, el 40% de los aproximadamente 250.000 votantes no tenía una clara idea de a quién iban a elegir.

Para Romney, ser millonario se ha convertido ahora en un problema

Al cierre de esta edición no se conocían los resultados, pero los sondeos a pie de urna indicaban una victoria de Romney que ya ganó en los caucus de Iowa hace una semana, aunque por tan sólo ocho votos. Sería la primera vez que un candidato se adjudica las dos primeras etapas de las primarias. Por el segundo puesto luchaban el congresista de Texas, Ron Paul, el exgobernador de Utah, Jon Hunstman, y Rick Santorum, una de las voces del Tea Party.

A Romney todavía le queda camino hasta afianzarse. El hecho de que Paul siga en la carrera con su extremismo antigubernamental indica hasta qué punto los conservadores siguen teniendo dudas sobre el presunto favorito y expresa el malestar de los estadounidense hacia unos políticos que no han sabido, independientemente de su afiliación política, sacarles de la recesión.

El Partido Republicano ha descubierto una veta populista al recordar que el paro no conoce ideologías y que muchos de sus simpatizantes lo están pasando mal con la crisis. De pronto, para Romney, ser millonario (se valora su fortuna en 200 millones de dólares) es un problema. El calculado oportunismo político de Newt Gingrich, el expresidente de la Cámara de Representantes que no quiere abandonar la carrera, pese a sus escasas posibilidades, ha avivado el fuego de las disensiones.

Los republicanos han descubierto una veta populista con el paro y la crisis

El pasado de Romney al frente de Bain Capital y unas recientes declaraciones, sacadas de contexto, en las que se muestra a 'favor de despedir a un empleado', están causando serios quebraderos de cabeza al candidato. Romney se refería a la posibilidad de poder cambiar de seguro médico fácilmente, pero ahí quedó la frase.

'Si alguien viene y se lleva todo el dinero de una empresa y la deja en bancarrota, eso no es capitalismo tradicional', criticaba Gingrich en televisión. El gobernador de Texas, Rick Perry, decía por su parte que 'no había nada malo en hacerse rico' siempre y cuando no fuera 'a costa del fracaso de los demás', algo que calificó de 'indefendible'.

Incluso The Wall Street Journal atacaba ayer los méritos empresariales de Romney. El diario 'examinó a 77 compañías en las que Bain invirtió, cuando Romney era responsable, y encontró que el 22% se declaró en suspensión de pagos o simplemente cerró. El Journal también averiguó que durante ese etapa la firma generó dividendos excepcionales para sus inversores, de 50 a 80% anuales'.

Las plataformas de apoyo lanzan los mensajes más agresivos

Los Political Action Commi-tees (PAC) han contribuido a endurecer el tono de las primarias. Son plataformas que permiten canalizar un dinero ilimitado a favor del programa electoral de un contendiente o criticar las propuestas del rival, siempre y cuando no se coordinen directamente con la campaña del candidato. En Iowa, un PAC afín a Romney, Restore Our Future, se gastó varios millones de dólares en recordar que Gingrich trabajó de consultor (por 30.000 dólares al mes) para las entidades estatales Freddie Mac y Fanny Mae que aseguran gran parte de las hipotecas de EEUU.

En New Hampshire le ha tocado a Rommey encajar los ataques del PAC Winning Our Future, el primero en lanzar las andanadas contra el pasado empresarial del ex presidente ejecutivo de Bain Capital, al recopilar en un anuncio los testimonios de empleados despedidos de algunas de las compañías 'saneadas' por la firma de inversiones en los años noventa. Detrás de Winning Our Future está Sheldon Adelson, un multimillonario conservador de Las Vegas que ha hecho su fortuna en los casinos.

Adelson se ha adelantado en la contienda, gastándose 3,4 millones de dólares en anuncios negativos contra Romney en la próxima etapa de las primarias, en Carolina del Sur, un estado con un electorado más conservador y de clase media baja donde ser millonario no es una baza.

Carolina del Sur y diez días más tarde Florida (el 31) van a esclarecer el panorama de las primarias. Perry, que estuvo a punto de abandonar la contienda tras quedar penúltimo en Iowa (con tan sólo 10% de los votos), necesita quedar al menos en segundo puesto para seguir adelante.

Lo mismo le pasa a Santorum, que no ha conseguido repetir en New Hampshire su inesperada hazaña de Iowa. Gingrich se quedará hasta que le acaben los fondos, así como Paul. Es su tercera y última tentativa presidencial y ha anunciado que no piensa tirar la toalla tan pronto. Según una encuesta de Reuters difundida ayer, Romney está cinco puntos por debajo (48-43) de Barack Obama en la carrera presidencial.

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