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La banquera 'Robin Hood'

La directora de una sucursal bancaria en Alemania sacaba el dinero de las cuentas de los clientes más ricos para ingresarlo en las de los más pobres

JORGE OTERO

Como una Robin Hood moderna, robaba a los ricos para dárselo a los pobres. La directora de una sucursal del banco VR Bank en Bornheim, un pueblo de 1.500 habitantes muy cerca de Bonn, ha sido condenada a dos años de cárcel y a devolver 1,1 millones de euros por sacar dinero de las cuentas de sus clientes más adinerados e ingresarlo en las de los que menos tenían.

Erika B (nombre supuesto) llevaba toda una vida trabajando para el banco y desde 1990 era la directora de la sucursal en la pequeña y acomodada ciudad de Bornheim. Todos los días veía a gente en dificultades, que no llegaban a final del mes, que no podían reunir los avales necesarios para conseguir un crédito, mientras otros aumentaban mes a mes el saldo de su cuenta. Guiada por un espíritu de piedad y de solidaridad, esta mujer de 62 años encontró una solución: otorgar créditos encubiertos sacando el dinero de las cuentas de los más acaudalados para entregárselo a los que más lo necesitaban. 

La estrategia era sencilla y aparentemente sin riesgo, pues los beneficiarios de ese dinero debían devolverlo y entonces ella lo reingresaba en las cuentas de sus legítimos dueños. De esta manera movió 7,6 millones de euros. Sin embargo, en algunos casos los clientes 'pobres' no lograron devolverlo. Según el Bild, a esta Robin Hood le reclaman 1,1 millones que aún no han vuelto a las cuentas de las que salieron. 

'Mi cliente no sacó ninguna ventaja, lo hizo sólo por piedad', afirmó su abogado en el juicio. La propia juez del caso reconoció que no era fácil juzgar y condenar a alguien que no se lucró con sus acciones y que lo hizo por ayudar a los demas. Pero al final ha sido condenada a dos años de cárcel que no tendrá que cumplir y a devolver los 1,1 millones que todavía le reclaman.

Difícil situación para una mujer que ha sido despedida y a la que le ha quedado una pensión de 1.000 euros al mes. Erika B ha tenido que vender su casa, su póliza del seguro de vida, todo en realidad para poder hacer frente a los pagos que le exigen. Y es que a veces hacer el bien sale muy caro.

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