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Los barones palestinos se toman posiciones para suceder al presidente Mahmud Abás

Muchos palestinos piensan que los días del presidente Mahmud Abás están contados. Once años después de suceder a Yaser Arafat, Abás ha mostrado que la vía pacífica que preconiza no tiene salida, en gran parte porque la comunidad occidental no lo ha apoyado en ese camino. En su entorno de Ramala, los aspirantes a sucederlo ya están moviendo los hilos.

Mahmud Abás, presidente del estado palestino. EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.– El presidente de Palestina es Mahmud Abás. No hay vicepresidente ni hay parlamento, de manera que el relevo de Abás no está nada claro. Él ya ha sobrepasado los 80 años y casi cada semana se le atribuye una nueva dolencia o enfermedad. La última, un derrame cerebral, también fue desmentida rápidamente.

La ley básica palestina prevé que en el caso de la desaparición del presidente, el cargo debería pasar automáticamente al presidente del parlamento hasta que se celebraran elecciones en el plazo de dos meses. Sin embargo, como no hay parlamento, este escenario no es posible. Además, una repentina convocatoria de elecciones sería para muchos dirigentes de Fatah, el principal partido de la OLP, una “catástrofe”.

El escenario del caos está presente y los israelíes lo alimentan día a día poniendo a Abás en una situación cada vez más incómoda e insostenible. El presidente lleva once años al frente y durante este tiempo no ha conseguido nada. Al contrario, Israel ha multiplicado la construcción en los territorios ocupados y la comunidad internacional como máximo ha publicado sus consabidas y ridículas condenas.

Los barones palestinos son conscientes de que el mandato de Abás no se va a prolongar eternamente, y que seguramente su carrera política no durará mucho tiempo más, de ahí que los mejor colocados a día de hoy vayan haciendo las maniobras necesarias para encontrarse en la mejor posición posible cuando llegue el caso.

Abás es plenamente consciente de la situación y él mismo ha dejado entrever indicaciones que señalan a Saeb Erekat como su favorito. Hace solamente unas semanas lo impulsó a la secretaría del comité ejecutivo de la OLP y no hay que olvidar que este era el mismo cargo que desempeñaba Abás cuando falleció Yaser Arafat, y desde el cual dio un salto automático a la presidencia de Palestina.

En alguna ocasión Abás ha amenazado con dimitir si la comunidad internacional no interviene y obliga a Israel a cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad, pero este tipo de amenazas han perdido fuerza con el tiempo y da la impresión de que no son serias y que Abás no abandonará la Muqataa de Ramala voluntariamente.

Otros candidatos

En algunos medios palestinos se comenta que Saeb Erekat, de 60 años, es un buen número dos pero carece del carisma y del apoyo necesario para convertirse en un número uno, que la escena política palestina es muy compleja para hombres como Erekat, que es demasiado impulsivo, y que incluso no cuenta con un gran respaldo entre los pesos pesados de la política palestina.

Otros candidatos que se están posicionando son Muhammad Dahlan y Yibril Rayub. Dahlan, de 54 años, reside desde hace cinco años en los Emiratos Árabes Unidos, desde donde maniobra constantemente. Cuenta con un amplio respaldo en la Franja de Gaza. El presidente Abás lo considera un manipulador y ya Arafat lo tildó de colaboracionista. El principal problema de Dahlan es que muchos palestinos lo consideran un hombre de paja de Israel. Es un político divisivo que difícilmente sería capaz de mantenerse en el poder durante mucho tiempo y que probablemente conduciría a una guerra civil.

En cuanto a Yibril Rayub, de 62 años, no parece tener madera de líder. Ha dirigido un importante cuerpo de la seguridad palestina hasta hace algunos años y ahora maniobra desde su posición de máximo responsable de la Federación de Fútbol palestina. Como ocurre en el caso de Dahlan, parece que tampoco parece capaz de mantenerse en el poder durante mucho tiempo.

Un personaje completamente distinto en todos los sentidos es Marwan Barghouthi, de 56 años, quien cumple una condena de cinco cadenas perpetuas en Israel y, sin embargo, es el líder con mejor reputación entre el conjunto de la población palestina, según muestran una vez tras otra todos los sondeos que se efectúan, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza.

Marwan Barghouthi, ¿el Mandela palestino?

El credo de Barghouthi está en las antípodas del de Abás. Como Abás, desea llegar cuanto antes a un acuerdo de paz con Israel. Ahora bien, después de haber observado durante años el comportamiento del Estado judío, ha llegado a la conclusión de que Israel no quiere la paz, y que esta situación deja a la resistencia como única vía de salida del conflicto, no solo la resistencia pacífica sino también la lucha armada.

En su entorno se afirma que Barghouthi está preparado para participar en unas elecciones en el momento en que se convoquen, incluso desde la cárcel, y que luego de ganarlas, si se cumplen todas las encuestas, podría designar a un hombre que en el exterior aplicara la sencilla fórmula que él defiende desde su celda: lucha armada hasta que Israel acepte retirarse de los territorios ocupados.

En más de una ocasión se le ha comparado con Nelson Mandela, quien lideró la oposición contra el apartheid desde prisión durante muchos años y luego fue quien pactó con el régimen de Pretoria el final del apartheid.

Jalil al Shiqaqi, director del Centro de Estudios Políticos, tiene en una alta consideración a Barghouthi, de quien ha dicho que encarna al mismo tiempo la “legalidad revolucionaria” y la “legalidad constitucional”, y que es justamente esta combinación la que lo convierte en un líder atractivo para los palestinos.

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