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La batalla de Alepo cambia radicalmente el teatro sirio

Una inesperada ofensiva militar del ejército sirio con el apoyo de Rusia vuelve a cambiar la geografía del norte del país. Las tropas de Damasco avanzan hacia la frontera turca que ha servido de cordón umbilical a los rebeldes desde el inicio de la guerra hace cinco años. Estados Unidos todavía no ha decidido si va a responder.

El humo se eleva tras un ataque aéreo de fuerzas pro gubernamentales, en la ciudad de Anadan.- ABDALRHMAN ISMIL (REUTERS)

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- La imparable ofensiva de la última semana del ejército sirio apoyado por la aviación rusa ha devuelto a Damasco una parte adicional de Alepo y algunas áreas de gran importancia estratégica del norte de esta ciudad que antes de la guerra era la más poblada del país.

Las informaciones procedentes de la zona señalan que el ejército se encuentra muy cerca de Tel Rafaat, que sigue en poder de los rebeldes. Tel Rafaat se halla apenas a una veintena de kilómetros de la frontera turca y existe la impresión de que la intención del ejército es avanzar hasta dicha frontera donde en los últimos días se han acumulado decenas de miles de refugiados de Alepo y sus alrededores.

Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG que tiene su sede en Londres y que se opone abiertamente al gobierno de Damasco, ha declarado este viernes que el ejército sirio “se dirige a la frontera turca para impedir la infiltración de rebeldes y de armas desde Turquía”.

La ofensiva comenzó la víspera del inicio de las “negociaciones” de Ginebra entre el régimen y la oposición, unas negociaciones que solamente duraron unas horas y que se han aplazado hasta finales de febrero, sin que exista la seguridad de que vayan a reanudarse entonces.

En estas circunstancias, la presión sobre Estados Unidos aumenta. Washington tiene que decidir si envía tropas terrestres para combatir al Estado Islámico, como ha prometido, pero también tiene que decidir si quiere frenar los avances del ejército en la región de Alepo, una ofensiva que ha puesto de los nervios a Turquía, Arabia Saudí y sus aliados.
El viernes pasado Moscú informó de que existen claros indicios de que Turquía se está preparando para enviar tropas a Siria. La política de Ankara en el conflicto ha sido desastrosa desde el primer día y la falta de visión política y militar le está saliendo muy cara al presidente Recep Tayyip Erdogan.

No está claro cuál es la función primordial de la ofensiva de Damasco con el apoyo de Rusia. Podría explicarse como un deseo de Moscú de prevenir la entrada de tropas turcas

No está claro cuál es la función primordial de la ofensiva de Damasco con el apoyo de Rusia. Podría explicarse como un deseo de Moscú de prevenir una eventual entrada de tropas turcas, pero también podría explicarse como el deseo de Moscú y Damasco de tener una posición dominante sobre el terreno en el caso de que las negociaciones de Ginebra vayan adelante. Y no debe descartarse que sea una respuesta al creciente envío de tropas y armas americanas a Europa oriental.

Este viernes Erdogan ha pedido al presidente Barack Obama que “elija entre Turquía y los terroristas”, en referencia a la Unión Democrática del Kurdistán, que es aliada del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, un potente grupo guerrillero que se ha reactivado en Turquía precisamente a causa del error de Erdogan de inmiscuirse hasta el cuello en los asuntos sirios.

Quizás el logro militar más significativo de la ofensiva en marcha sea la ruptura del cordón umbilical entre el oeste de Alepo, en poder de los rebeldes, y la frontera turca, por donde los rebeldes reciben desde Turquía el apoyo de todo tipo de este país y de Estados Unidos.

En este contexto es significativo que hace tres días Arabia Saudí manifestara su disposición a enviar tropas a Siria para combatir al Estado Islámico al lado de Estados Unidos. Desde entonces otros dos países suníes se han sumado a esta nueva lista: Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos.

El ministro de Exteriores sirio, Walid al Muallem, ha respondido que si Riad envía tropas sus soldados seguramente volverán “en ataúdes”. Desde luego, una mayor internacionalización del conflicto podría tener consecuencias aún más dramáticas, en gran parte porque el verdadero enemigo de Riad no es el Estado Islámico, aunque así lo diga, sino el gobierno de Damasco.

No hay que olvidar que Turquía está integrada en la OTAN y ya demostró hace algunas semanas que considera que esta circunstancia le permite obrar de la manera que sea en defensa de sus intereses

No hay que olvidar que Turquía está integrada en la OTAN y ya demostró hace algunas semanas que considera que esta circunstancia le permite obrar de la manera que sea en defensa de sus intereses, incluso derribando un caza ruso, porque cree contar con el respaldo de la OTAN.

El conflicto parece estar en un punto de inflexión. El secretario de Exteriores británico, Philip Hammond, acusó el viernes a Siria de querer crear un “miniestado” donde pueda seguir gobernando el presidente Bashar al Assad, seguramente en referencia a la costa mediterránea, donde hay población alawí, y donde Rusia tiene su única base naval en el Mediterráneo, una base que perdería si desaparece de escena Al Assad.

Todo este lío de imposible resolución, el más trágico del siglo en curso, tiene también sus momentos graciosos, como el del viernes, cuando el secretario Hammond manifestó que el Reino Unido está en contra de la partición de Siria. Dice esto en un momento en que Siria no podría estar más dividida y más partida.

Baste recordar que en 2003, cuando Estados Unidos y el Reino Unido lanzaron la invasión de Irak, sus líderes también prometieron que Irak no se iba a dividir. Pero hoy asistimos a una partición irreversible que puede consumarse políticamente si los kurdos celebran, como han prometido, un referéndum secesionista en los próximos meses.

Volviendo a Siria, el país vive el momento más crucial de cara al futuro desde hace dos años, mientras la tragedia sigue adelante y mientras Estados Unidos se muestra indeciso sin saber si debe lanzarse a fondo de la mano de Arabia Saudí o no. Si finalmente lo hace, las consecuencias pueden ser todavía más devastadoras.

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