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Brown intenta subirse al tren de la popularidad de Obama

El primer ministro británico resalta su sintonía y aspira a relanzar la relación con EEUU

LOURDES GÓMEZ

La viñeta poselectoral de Dave Brown, en The Independent, plantea el gran dilema del momento. En el césped de la Casa Blanca, bajo el título Eligiendo al nuevo Primer Cachorro, aparece Barack Obama rodeado de cuatro expectantes perros políticos europeos. El presidente electo está de espaldas, ligeramente encorvado por la presión de un caniche Sarkozy que se aferra a su pierna. Enfrente tiene al sabueso Brown, que le ha traído un hueso; a su lado, la perrita Merkel está tumbada, ansiosa por ser acariciada. En un segundo plano, un excitado cachorro Cameron mueve la cola y sacude las orejas. ¿Quién se adelantará a saludar personalmente al próximo presidente de Estados Unidos? ¿Quién se ganará su confianza?.

La escena del dibujante tiene un doble sentido en el Reino Unido. Tony Blair se quedó con el sambenito de perrito faldero de George W. Bush debido al incondicional apoyo del anterior primer ministro al presidente norteamericano saliente. La guerra de Irak arruinó la reputación de Blair y la controvertida relación entre ambos mandatarios dejó mal sabor de boca en muchos británicos. Es una alianza que su sucesor, Gordon Brown, empezó a romper en 2007 y que ahora tiene la oportunidad de reconducir por distintos cauces.

'De mis conversaciones con el senador Barack Obama, sé que será un amigo genuino de Gran Bretaña', dijo el primer ministro la mañana de la victoria demócrata. 'Deseo cooperar con el presidente electo en la construcción de una nueva sociedad global en la que el progreso de la gente siempre será prioritario', añadió ayer en un artículo en The Observer.

Brown considera la relación con EEUU 'vital para la prosperidad y seguridad' del Reino Unido y confía en trabajar 'estrechamente' con el nuevo presidente, con quien dice compartir 'muchos valores' en sus respectivas ideologías progresistas.

Estos valores ya los esbozó, en plena campaña electoral, en una columna de opinión de la revista interna del Parlamento de Westminster, The Parliamentary Monitor. Saltándose las reglas de la diplomacia, el premier laborista volcó su apoyo en el senador de Illinois, resaltando que 'los políticos progresistas son los que entienden los retos actuales'. Brown hizo hincapié en que, en la carrera hacia la Casa Blanca, 'los demócratas están generando las ideas para ayudar a la gente en estos tiempos difíciles'.

Downing Street atribuyó la intromisión de Brown a un error administrativo, pero esta semana confirmó al diario The Guardian que el artículo fue redactado por el primer ministro. Contados los votos, ya no hay miedo a situarse junto al más popular político del mundo. Pero Brown no siempre tuvo tan claro que Obama era la apuesta ganadora. En verano de 2007, dejó escapar la oportunidad de conocer al senador por Illinois. Y en las primarias fue partidario de Hillary Clinton. Son aguas pasadas, sugieren sus portavoces.

En economía y seguridad, los dos pilares de la relación angloestadounidense, Obama y Brown marchan en sintonía. En su visita a Londres, el pasado julio, el entonces candidato demócrata expresó claramente su confianza en la estrategia británica para afrontar la crisis financiera. 'Brown está profundamente interesado en construir instituciones internacionales para resolver los problemas. Tengo muchas ganas de ver al Reino Unido y a EEUU tomando el liderazgo en las reformas', dijo al término de una reunión de dos horas en Downing Street.

Afganistán asoma como un potencial punto de desencuentro con la nueva Administración estadounidense, no sólo para Londres sino también para el resto de los socios europeos. Brown se ha comprometido a retirar las tropas de Irak, pero se resiste a ampliar el contingente en Afganistán, como quiere Obama de los miembros de la Unión Europea. ¿Qué dirigente se atreverá a decir no al presidente demócrata?, se preguntan los comentaristas.

Por el momento, los políticos del Reino Unido prefieren contagiarse del aura popular de Obama. Gobierno y oposición celebran la victoria demócrata y hacen suyos los lemas del presidente electo. '¿Le dijo en su mensaje de felicitación que no son tiempos para novatos'?, interrogó a Brown el líder conservador, David Cameron, en la última sesión parlamentaria de preguntas al primer ministro. Un par de meses atrás, Brown utilizó la misma expresión para desacreditar la competencia de su rival político para liderar al país en un ambiente económico desfavorable.

'EEUU continuó Cameron en los Comunes es un faro de esperanza, oportunidad y cambio'. En la interpretación del significado y alcance del cambio desde la perspectiva británica, el aspirante a Downing Street volvió a chocar con su actual inquilino. Para el líder conservador implica renovación de equipo para acabar con 'un Gobierno que ha fallado'.

En la órbita opuesta, Brown defiende que el electorado quiere las 'políticas progresistas' de los demócratas en EEUU y los laboristas en el Reino Unido. 'Ningún país puede frenar la ralentización (económica), pero son los gobiernos progresistas los que tomarán acciones decisivas para proteger a la gente con rentas medias y modestas. Mientras los privilegiados pueden defenderse en tiempos difíciles, el resto necesita saber que no está solo', escribió ayer el primer ministro.

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