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Bruselas coloca a dos tecnócratas para pilotar la crisis en Italia y Grecia

Goldman Sachs recomienda un primer ministro técnico' para que la prima de riesgo italiana baje de 570 a 350

DANIEL BASTEIRO

Antes de que una crisis monstruosa despertase al euro del sueño de la prosperidad, ellos ya estaban allí. Lukas Papadimos, designado ayer primer ministro de Grecia, y Mario Monti, posible sucesor de Silvio Berlusconi en Italia, son viejos conocidos de las instituciones europeas. 'Son de los nuestros', se dice estos días en Bruselas al evocar su paso por las instituciones comunitarias, que representaba hasta ahora el clímax de su labor profesional.

Los dos tienen varios aspectos en común. Son prestigiosos economistas, cursaron parte o todos sus estudios en EEUU, su trayectoria europea fue más técnica que política y nunca han sido elegidos por los ciudadanos para los puestos que han desempeñado, tampoco para dirigir sus países.

Monti, el elegido para liderar Italia, es asesor internacional de Goldman Sachs

Como Papadimos, Monti podría liderar un Gobierno técnico que haga los deberes impuestos por Bruselas antes de convocar elecciones. Para Goldman Sachs, empresa de la que es consejero, sería la mejor noticia. Según el banco norteamericano, la prima de riesgo de Italia se reduciría desde los 570 puntos a los 350, pero sólo si el nuevo Ejecutivo está liderado 'por una personalidad externa y capaz'. Monti se uniría así a un selecto club de altos cargos políticos que pasaron por el banco de inversión, entre los que destaca el actual presidente del BCE, Mario Draghi, vicepresidente entre 2002 y 2005, antes de tomar las riendas del Banco de Italia.

También los separan notables diferencias. Monti demostró firmeza a la hora de dirigir a los funcionarios a su cargo como comisario de Mercado Interior y más tarde Competencia, desde 1994 a 2004. Bajo su mandato, la cartera de Competencia logró prestigio por grandes casos como el que le enfrentó a Microsoft por vulnerar las reglas de la competencia. Como comisario, pasó a la historia al hacer efectivo el veto que Bruselas puede ejercer sobre una fusión de dos multinacionales, en este caso General Electric y Honeywell, ambas estadounidenses. La imagen de Monti, de perfil discreto y con su equipo como parapeto, quedó gravemente dañada por la revocación de varios de sus casos estelares a manos de los jueces del Tribunal de Luxemburgo.

Papadimos, vicepresidente del Banco Central Europeo desde 2002 hasta 2010, asegura haber negociado muy estrictamente con los partidos políticos para tener independencia a la hora de tomar decisiones. El nuevo primer ministro podrá demostrar la firmeza que le faltó cuando era gobernador del Banco nacional de Grecia (1994-2002) y permitió la entrada de su país en el euro en función de estadísticas falseadas. Funcionarios y políticos europeos reconocen ahora que Atenas no estaba preparada cuando entró en la moneda única en 2002, momento que las mentiras contables responsabilidad de Papadimos ayudaron a preparar.

Papadimos fue vicepresidente del Banco Central Europeo (2002-10)

El encaje en el euro es, de hecho, parte del problema al que se enfrenta de nuevo el recién nombrado primer ministro. En su paso por el BCE, Papadimos apuntaló su prestigio llegando a advertir en 2005 de las 'exageraciones' del mercado inmobiliario de EEUU. 'Cuando pienso en Papadimos me acuerdo de que una botella de agua solía costar 50 dracmas en la tienda de la esquina', dijo ayer Georgios Vlachos, un afamado periodista griego. 'Tras la introducción del euro, su coste pasó a ser equivalente al de 170 dracma', ironizó.

Papadimos y Monti son la viva expresión del momento político que vive la Unión Europea, criticada a menudo por no prever la crisis, tratar de resolverla sin liderazgo y acabar cuestionando la legitimidad surgida de las urnas en los países en dificultades. Tanto Grecia como Italia tienen intervenida su autonomía en materia de política económica por las medidas dictadas por los países del euro, el BCE y la Comisión Europea, instituciones que pocos conocen mejor que Monti y Papadimos.

El más claro damnificado de este control europeo de la política nacional ha sido hasta ahora Yorgos Papandreu, quien tras la cumbre de jefes de Gobierno del 26-27 de octubre parecía apuntalado en el cargo. Acabó sucumbiendo tan sólo unos días después de convocar un referéndum para que los griegos decidiesen sobre el programa de austeridad pactado con la eurozona. En vísperas de la cumbre del G-20, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy amenazaron directamente a Grecia con su expulsión de la moneda única, un gesto inédito en 11 años de divisa común.

Tanto Grecia como Italia tienen intervenida por la UE su política económica

Por otra parte, la crisis económica en Grecia empezó mucho antes y lleva casi dos años poniendo contra las cuerdas a la eurozona. El nombre de Papadimos y las ventajas de su perfil técnico lo colocaron como favorito para suceder a George Papaconstantinou, ahora ministro de Medio Ambiente y antes de Economía. Según indicaciones nunca esclarecidas del todo, Papadimos se negó entonces a aceptar el cargo. El actual titular de la cartera, Evángelos Venizelos, una de las piezas clave de los socialdemócratas griegos (Pasok), aseguró esta semana que él mismo había apoyado al nuevo primer ministro para el cargo.

El equilibrio de poder en el caso de Berlusconi es todavía más complejo, porque en la crisis italiana pesa más el contagio de los problemas griegos que sus propios fundamentos económicos o el desorden político, un agravante en vez de una consecuencia. 'No podemos intervenir en Italia', aseguró recientemente un funcionario comunitario. 'A Berlusconi lo han votado dos veces y el contexto político italiano es un avispero, pero, si llegase al poder, Monti sabría perfectamente lo que hay que hacer', añadió.

El alemán Jürgen Stark, que dimitió en septiembre del comité ejecutivo del BCE, consideró ayer que los gobiernos tecnócratas en Italia y Grecia son 'una bofetada en la cara de clases políticas incapaces'.

Según Gianfranco Rotondi, ministro de Berlusconi, los 'gobiernos técnicos' en realidad no existen. 'Su credibilidad sería muy baja', afirmó Rotondi. Según él, Monti necesita reconocimiento por su trayectoria, pero no los mandos del país. 'Me parece muy bien que se le nombre senador vitalicio si es un premio a Monti, pero si es una indicación de que le será confiada la responsabilidad de liderar un Gobierno estaría preocupado', aseguró.

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