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"La calle ganará la batalla de los argumentos"

Jean-Luc Mélenchon, presidente del partido de izquierda

A. PÉREZ

Jean-Luc Mélenchon (Tánger, 1951), su Partido de Izquierda, y la coalición Frente de Izquierdas (FG) que integra con el Partido Comunista francés y otras fuerzas, han estado a la cabeza de las manifestaciones en defensa de las pensiones desde los primeros combates a finales del invierno pasado. Para el hoy eurodiputado, ex senador y ex secretario de Estado, la campaña contra el recorte de pensiones tiene virtudes de pedagogía política.

¿Esta movilización al alza es un guiño de los franceses a los europeos?

La movilización francesa es muy fuerte y está creciendo la ola de todo el pueblo. En todo el país, hasta en el barrio más pequeño, hay alguien con la bandera y las consignas de lucha. Sabemos que somos el pueblo más adelantado en la lucha, y esperamos que otros como el de España, donde hay un movimiento obrero fuerte, también se levanten y luchen. Los pueblos son capaces de vivir de manera decente. No piden millones. Lo que exigen es el derecho a vivir con dignidad. La jubilación aquí es un derecho a partir de los sesenta años. Nadie va a dejar que este derecho desaparezca.

¿Cómo se imagina usted la marcha atrás que podría dar Nicolas Sarkozy?

[Sarkozy] se ha colocado a sí mismo en una postura para la que no tiene resistencia. Ha rebajado el papel de la Asamblea Nacional, ha degradado el papel del Senado. Ahora queda la calle y él. Entre la calle y él, está claro que somos más numerosos, y que ganamos la batalla de los argumentos. No se puede gobernar un pueblo como el francés por la fuerza, porque nadie ha sido capaz de hacerlo, excepto en periodos dictatoriales.

Hay quien dice que Sarkozy es la mano del poder económico.

Nosotros lo llamamos la oligarquía. Y ese es exactamente el problema que tienen. Cometieron un error al mostrarse a cara descubierta ante el pueblo. Se les conoce como 'la banda del Fouquet's' [restaurante de lujo en París]: menos de un centenar de altos cargos de la patronal que se encerraron allí con Sarkozy la misma noche de su elección para celebrarlo. Hoy el pueblo francés sabe que la existencia de esa banda no es un delirio paranoico.

Laurence Parisot, la jefa de la patronal, ha dicho que si la reforma Woerth-Sarkozy no es aprobada, el sistema de pensiones público se hundirá.

Hemos demostrado que somos capaces de mantener vivo este sistema, con derecho a la jubilación a los 60 años, sin descenso del nivel de las pensiones y sin aumento de los periodos de cotización. Lo hemos demostrado económica, financiera y demográficamente. La patronal repite y repite el argumento del primer día. No nos van a asustar ahora.

¿Cree entonces que su victoria es segura?

Puede ser que seamos derrotados en esta batalla de las pensiones. Pero en ese caso, el pueblo se acordará. Va a haber elecciones departamentales en marzo, y después serán las generales, presidenciales y legislativas. Allí se saldarán cuentas.

Francia fue la impulsora de la construcción europea, que abogaba por la protección social común: ¿Qué puede hacer hoy la Comisión Europea por las pensiones públicas?

¡Por Barrabás: que la Comisión se quede en su casa y no se ocupe de nada! En Francia, en cuanto la Comisión se ocupa de algo, el resultado es siempre el mismo: una mierda.

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