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Cameron frena a sus colegas euroescépticos

El líder de los tories' rechaza la idea de plantar cara a la UE

 

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Las relaciones con la Unión Europea destruyeron al Gobierno conservador de John Major. David Cameron no quiere pasar por la misma pesadilla. El congreso anual del partido conservador que comenzó este domingo en Manchester servirá de plataforma para el sector más tradicional de los tories y su intención de aprovechar la crisis de la eurozona para renegociar la presencia británica en la UE.

Es cierto que Cameron simpatiza con muchos de sus principios en realidad, todos los conservadores son ya euroescépticos, pero no dejará que una cruzada contra Europa hipoteque a su Gobierno.

Son los backbenchers (los diputados sin cargos en el Gobierno) los que agitan la bandera del euroescepticismo más radical. Algunos, como el diputado Mark Pritchard, no se quedan cortos: la UE se ha convertido en 'una fuerza de ocupación' y los británicos han soportado 'cuatro décadas de sometimiento'.

Cameron atajó esta retórica, jaleada con frecuencia por la prensa conservadora. 'Yo no quiero que Gran Bretaña abandone la UE. No es esa la respuesta. Lo que la mayoría de la gente quiere no es salirse de la UE, sino reformarla para que sea mejor el equilibrio de poderes entre Gran Bretaña y la UE', dijo el primer ministro a la BBC.

Cameron prometió en campaña que si en el futuro se negociara un nuevo tratado en la UE, su país debería exigir como condición la repatriación de algunas competencias, sobre todo en la política social. La crisis de la eurozona puede obligar a dar ese paso. Cameron de momento prefiere no atizar el incendio: 'Ahora mismo no está en la agenda inmediata del Gobierno'.

Los euroescépticos tienen una carta guardada. Se han recogido 100.000 firmas a favor de un referéndum sobre la UE, lo que obliga a que la iniciativa se discuta en el Parlamento. La votación no sería vinculante para el Gobierno, pero sí un momento embarazoso.

En este congreso, Cameron tiene un flanco más preocupante a largo plazo, el de la política económica. Varios diputados de mucho peso en el partido han reclamado en público que se tomen iniciativas que promuevan el crecimiento al resultar evidente que la economía ha entrado en una fase de estancamiento.

Andrew Tyrie, que preside la Comisión de Hacienda del Parlamento, lo pidió el sábado. 'Se necesita un plan creíble y coherente para conseguir un crecimiento económico a largo plazo', dijo, lo que deja claro en su opinión que ese plan no existe ahora.

Estos diputados no se oponen a que la reducción del déficit sea una prioridad, pero creen alarmante la pasividad del Gobierno en otros campos. La idea de que el crecimiento volverá por sí solo gracias al saneamiento de las cuentas públicas no les convence.

Lo que más interesa al sector duro de los tories es una rebaja de impuestos y ahí de momento el Gobierno no va a ceder. 'No soy alguien que crea que se puede financiar una rebaja fiscal pidiendo dinero prestado. Eso es engañar a la gente', dijo el ministro de Hacienda, George Osborne. El Gobierno prefiere que sea el Banco de Inglaterra, con una política monetaria expansionista, el que asuma la responsabilidad de tirar de la economía.

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