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La Caravana a Grecia termina su viaje quemando pasaportes frente a
la embajada española

Una pequeña delegación se adelantó ayer a Atenas para trasladar sus peticiones y quejas, y, al no recibir la atención esperada, la indignación se ha traducido en protesta.

La Caravana a Grecia en su camino a Atenas.

EFE/Ana Mora Segura

ATENAS.- La Caravana a Grecia, iniciativa de más de 20 colectivos sociales como Red Solidaria de Acogida, Gasteiz Irekia o Ecologistas en Acción, concluyó este sábado su viaje de más de 3.000 kilómetros desde distintas ciudades de España hasta Atenas con una protesta simbólica contra la gestión de la crisis de los refugiados.

Cinco autobuses provenientes de todo el país con más de 250 personas salieron hace una semana de Barcelona con destino Grecia, el país que ha sido puerta de Europa en esta crisis y en el que permanecen más de 57.000 personas tras el cierre de la ruta de los Balcanes.

Cuando llegaron a Grecia se instalaron en el No Border Camp de Salónica, una acampada no autorizada en la Universidad de Aristóteles, organizada por activistas pro refugiados y que generó mucha polémica debido a la ocupación de edificios universitarios y algunos actos vandálicos por participantes anarquistas.

Desde allí participaron en varios actos, como la protesta pacífica frente a dos centros de detención y otra en Idomeni, donde pretendían llevar a cabo una escenificación por la carga simbólica del lugar, que fue el mayor campamento improvisado del país, "espejo del fracaso de las políticas migratorias europeas", según José Masa, portavoz de la Caravana.

"Hemos venido a demostrar nuestro malestar e intentar visibilizar la situación en la que se encuentran las personas refugiadas y migradas, no solo en Grecia, donde la situación nos ha parecido de emergencia humanitaria, sino en toda la frontera sur de Europa que se está convirtiendo en una fosa común", explicó Masa.

El acto final lo celebraron este sábado en Atenas, una protesta simbólica frente a la embajada española donde unas 500 personas mostraron su repulsa frente a la gestión europea y española de esta crisis y pidieron la anulación del acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía.

Una pequeña delegación se adelantó ayer a Atenas porque tenía cita en la embajada española para trasladar sus peticiones y quejas. Sin embargo, no recibió la atención esperada y la indignación se ha traducido en la protesta de hoy.

"No nos recibieron en territorio español, el cónsul salió a la calle y mantuvimos una conversación de diez minutos. Nos parece una falta de respeto hacia todas las plataformas ciudadanas y todas las personas que han viajado hasta aquí. La ciudadanía no se siente escuchada", explicó Masa.

Paso seguro para los ciudadanos

La Caravana pidió a las autoridades españolas que tomaran cartas en el asunto y demostraran voluntad política para solucionar esta crisis, además de formular ante el cónsul medidas concretas como abrir las embajadas de los países en conflicto como un paso seguro para que sus ciudadanos no tengan que jugarse la vida buscando refugio o un plan de rescate y salvamento en el mar Mediterráneo.

En la protesta de este sábado, durante unos minutos de silencio, unas quince personas avanzaron hasta la línea policial que protegía la embajada, se descalzaron y tumbaron. Cubiertos por una lona blanca, recordaron a las miles de personas que han muerto en el Mediterráneo intentando llegar a Europa.

Una pancarta sobre uno de los cuerpos rezaba "2016: Récord mundial Guinness de personas desplazadas debido a la guerra".

Al terminar, los presentes se giraron hacía la embajada española con las manos en alto, mostrando mensajes como "Europa criminal", "open the borders" o "pasaje seguro".

En el último momento surgió un acto simbólico de rechazo a las políticas migratorias y fronterizas, al grito de "Ningún ser humano es ilegal" rompieron varios pasaportes y los quemaron a los pies del muro formado por la policía antidisturbios griega.

Hoy emprenden su vuelta a casa pero aseguran que continuarán luchando para que se cumplan los derechos humanos para todo el mundo. Las mismas consignas que se escuchaban estos días en Grecia en castellano, vasco y catalán seguirán sonando a su regreso.

"Ha sido un viaje muy intenso, emocionalmente duro, pero nos llevamos el mensaje de todo lo que hemos visto y la gente que hemos conocido y seguiremos trabajando; esto no se acaba aquí", finalizó Masa antes de regresar a los autobuses que los llevarán de vuelta.

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