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El congreso comunista aplaza definir el nuevo modelo cubano

Raúl Castro reconoce por primera vez la existencia de pequeñas y medianas empresas, pero advierte de que, a pesar de la nueva era de relaciones con EEUU, permanecerá el socialismo como sistema con un único partido para dirigirlo.

El presidente de Cuba, Raúl Castro, en el discurso inaugural del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba. EFE

FERNANDO RAVSBERG

El Presidente de Cuba, Raúl Castro, inauguró el VII Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) con un informe de dos horas. Adelantó que el nuevo modelo no sería aprobado en este evento, como se había anunciado y reconoció la existencia de pequeñas y medianas empresas pero recalcando la prevalencia de la propiedad estatal. En lo político anunció límites de edad para los dirigentes y la permanencia del socialismo como sistema, con un único partido para dirigirlo.

Raúl Castro, quien ocupa también el cargo de Primer Secretario del PCC, aseguró que la definición del modelo social cubano requería un debate mayor que continuaría después del Congreso para ser aprobado por el Comité Central. Las diferencias tienen que ver con los sistemas de propiedad y producción, los cuales se han ido cambiando desde que se autorizó el trabajo autónomo, incluyendo las pequeñas y medianas empresas, las cuales mencionó Castro por primera vez sin ambages.

Sin embargo, dejó claro que no se permitiría la acumulación en pocas manos de los medios de servicio y producción privados ni de las riquezas que de ellos se deriven.
En este sentido recordó que la nueva estrategia de los EEUU está dirigida a influir en los trabajadores autónomos y en los empresarios nacidos al cobijo de la reforma. Dijo que confía en que la mayoría de estos cubanos son revolucionarios y patriotas pero que la nueva política de Washington sigue persiguiendo la destrucción de la Revolución Cubana. Sostuvo, además, que se necesita un mejor trabajo político ideológico, sobre todo entre los jóvenes, los trabajadores autónomos y la intelectualidad.

Para tranquilizar al ala más ortodoxa del Partido, Castro aseguró que el avance de las cooperativas sería lento, consolidando lo que ya existe y estudiando las consecuencias de cada paso futuro. Dijo además que la “empresa estatal socialista” sería la que controlaría el mayor espacio económico y que la pronta unificación monetaria beneficiaría su
desarrollo, ya que en la actualidad la tasa de cambio la desfavorece frente a los privados.
Raúl Castro tampoco pudo en este Congreso hacer al tránsito generacional prometido en el pasado por lo que quedará para los próximos 4 años de forma gradual. De todas formas propuso poner límites de edad y tiempo en el cargo para todos los dirigentes del PCC, dos periodos de 5 años en el cargo, un máximo de 60 años para entrar al Comité Central y de 70 para el Buró Político, la instancia que centra el poder en la isla. Dijo que ya era hora de que muchos se fueran cuidar nietos y leer libros pero el silencio en la sala fue tal
que tuvo que explicar que se trataba de una broma.

Anunció que se deberían debatir los cambios necesarios en la constitución para actualizarla respecto a las reformas que se han desarrollado. La carta magna declara, por ejemplo, ilegal la producción privada de bienes o servicios en base a mano de obra
contratada, lo cual califica de “explotación del hombre por el hombre”. Sin embargo, aseguró que se mantendrá en su redacción que el socialismo es inamovible y que al Partido Comunista es la fuerza rectora de la sociedad. Raúl Castro afirmó que si logran dividirlos en varios partidos será para debilitar la Revolución y destruirla.

Ironizó sobre el bipartidismo estadounidense diciendo que es como si Fidel y el mismo crearan dos partidos. Todavía es pronto para saber que saldrá de este VII Congreso pero está claro que difícilmente habrá consenso respecto al nuevo modelo, el cual recibió en la primera leída más de 600 solicitudes de rectificación. El desacuerdo tiene que ver con factores que se entrelazan, como el lento avance del traspaso generacional, la existencia de un sector político temeroso de que los cambies desemboquen en el capitalismo y de un grupo de dirigentes empresariales que añoran un desenlace al estilo soviético que ponga en sus manos las empresas que hoy administran.

Raúl Castro volvió a ratificar que abandonará la presidencia de Cuba en el año 2018 pero no mencionó si seguiría al frente del PCC después de esa fecha. Sea como sea la tarea que le queda por delante será ardua.

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