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Costa de Marfil: dos presidentes para un país al borde de la guerra civil

Alassane Ouattara y Laurent Gbagbo, que se disputan la victoria electoral, juran el cargo en ceremonias separadas. Graves disturbios en la capital, Abiyán, tomada por el ejército

GEMMA PARELLADA

Laurent Gbagbo juró el cargo en el Palacio Presidencial, protegido por el ejército. Alassane Ouattara lo hizo en el hotel Golf, bajo la protección de las tropas de Naciones Unidas. Ambos candidatos a la presidencia de Costa de Marfil afirman haber ganado las elecciones y hoy procedieron a asumir el cargo.

Por la mañana, los partidarios de Ouattara tomaban las calles, quemaban neumáticos y se enfrentaban a una policía que disparaba para dispersarles. Por la tarde, era el ejército cuyo jefe reiteró su lealtad a Gbagbo el que tomaba la calle y se desplegaba en la capital, Abiyán.

Costa de Marfil se deslizaba así peligrosamente hacia una reanudación del conflicto que ha mantenido el país dividido entre norte y sur durante los últimos ocho años y cuyo final definitivo era precisamente el objetivo de las elecciones, cuya organización ha costado cinco años.

Ouattara fue proclamado por la Comisión Electoral Independiente (CEI) vencedor de la segunda vuelta celebrada el 28 de noviembre con un 54% de votos frente al 46% obtenido por Gbagbo, el actual presidente.

Gbagbo acusa a la comunidad internacional de 'injerencia'

Estos resultados, que respaldan la ONU, Francia, Estados Unidos y la Comunidad Económica de Estados del Oeste Africano (ECOWAS), fue anulado por el Consejo Constitucional, que preside Paul Yao N'dré, familiar y aliado político de Gbagbo y que declaró a este vencedor, con el 51,5% de los votos frente al 48,5% de Ouattara.

N'dré anuló los resultados en siete departamentos del norte del país, donde Ouattara tenía una amplia mayoría, alegando fraude, y 'relleno de urnas'.

El sábado, en la alfombra roja del Palacio Presidencial, los soldados, con sus cascos plumados, se situaban a ambos lados marcando el camino hacia la presidencia, aunque a Laurent Gbagbo no le hace falta que le muestren los pasos, pues lleva en ese cargo desde el año 2000.

Ante una representación diplomática escasa, sin la presencia de ningún otro jefe de Estado ni del cuerpo diplomático extranjero acreditado en este país y sin rastro de la Misión de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI), Gbagbo tomó posesión del cargo por un periodo de cinco años y pronunció solemne su discurso de inauguración, muy crítico con el papel de la comunidad internacional.

Aunque agradeció el apoyo de ONUCI en la puesta en marcha y realización de los comicios, Gbagbo opinó que la misión de la ONU no tiene derecho a juzgar ni a validar los resultados.

Son las instituciones marfileñas las que tienen las competencias para hacerlo, dijo, y consideró una falta de respeto a la ley y a la soberanía marfileña que se recurra a otros entes.

Gbagbo deploró la actitud de la comunidad internacional e insistió en que nadie, ni las Naciones Unidas ni ningún otro país, puede intervenir en los asuntos internos marfileños.

La ceremonia fue retransmitida por la televisión oficial.

Los seguidores de Ouattara se enfrentan a la policía 

Apenas finalizada la inauguración de Gbagbo, en el hotel Golf se apresuraban con los preparativos de la proclamación de Ouattara como presidente.

El líder arropado por la comunidad internacional asumió el cargo y aseguró que se hace cargo de la seguridad en todo el país y afirmó que velará porque la normalidad se instaure lo antes posible. Ouattara hizo un llamamiento a la calma y a que la población permanezca serena.

Ouattara encargó al líder de las Fuerzas Nuevas y al primer ministro Guillaume Soro, que acaba de dimitir tras dar por concluida su misión de organizar las elecciones, que vuelva a ocupar dicho cargo y forme rápidamente un nuevo Gobierno.

El líder de las Fuerzas Nuevas, los antiguos rebeldes que controlan el norte del país, ha sido primer ministro de un Gobierno en el que ha compartido el poder con su rival Gbagbo, como parte de un acuerdo de paz logrado con la mediación de Burkina Faso.

La Unión Africana (UA) envió al ex presidente surafricano Thabo Mbeki en 'misión de urgencia' a Costa de Marfil. El Consejo de la UA recalcó que el organismo 'tomará medidas apropiadas contra los autores de actos que minen la integridad del proceso electoral y los resultados proclamados por la Comisión Electoral Independiente', en palabras del comisario de Paz y Seguridad, Ramtane Lamamra.

Al claro posicionamiento de la UA se unió el Fondo Monetario Internacional, que precisó que sólo trabajará con el gobierno reconocido por la ONU.

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