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Cuatro meses para determinar el futuro del Reino Unido y de Europa

Los británicos deberán decidir si las excepciones logradas por Cameron, entre ellas la restricción de prestaciones sociales a inmigrantes comunitarios, son convincentes para que el país continúe siendo miembro de la UE.

David Cameron. EFE/EPA/ANDY RAIN

PABLO RODERO 

@PABLORODERO

LONDRES.- El primer ministro británico, el conservador David Cameron, anunció el sábado por la mañana la convocatoria de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea para el próximo 23 de junio. Tras varias semanas de negociaciones con el resto de Estados miembro, Cameron logró que los líderes europeos acordaran el viernes por la noche una propuesta de “cambio en la relación entre el Reino Unido y la UE” en la cumbre de la UE en Bruselas.

Ahora los británicos deberán decidir si las excepciones para el Reino Unido logradas por Cameron, entre ellas la restricción de prestaciones sociales a inmigrantes comunitarios, son convincentes para que el país continúe siendo miembro de la UE. Aunque la posición oficial del Gobierno es la defensa de la permanencia en la UE, Cameron se enfrentará previsiblemente a la rebelión de numerosos miembros de su partido. Entre ellos su amigo y ministro Michael Gove y un buen número de diputados de un partido Conservador donde el euroescepticismo ha estado muy presente durante décadas.


“El gabinete de ministros ha aprobado que la posición del gobierno es recomendar que el Reino Unido se mantenga dentro de una EU reformada”, declaró Cameron en la entrada del número 10 de Downing Street. El premier británico también aclaró que los ministros tendrán libertad para hacer campaña por lo que consideren apropiado e insistió en los argumentos defendidos ayer en Bruselas. “El acuerdo alcanzado ayer asegura que nunca nos uniremos al euro, ni formaremos parte de los rescates, ni de la Europa sin controles de pasaportes, ni del ejército europeo, ni de un super-estado europeo”, declaró Cameron tras reafirmar su consigna la noche del viernes: “No amo a Bruselas, amo a Gran Bretaña”.

Cameron, que logró inesperadamente una victoria por mayoría absoluta en las generales del pasado mayo, se juega su futuro político por segunda vez a la carta de un referéndum vinculante. En septiembre de 2014, logró sobrevivir tras una ajustada victoria del “No” a la independencia de Escocia en un referéndum que Cameron había concedido a los nacionalistas escoceses buscando un apoyo contundente a la unión. Las presiones internas dentro de su partido, más que una inquietud social por la cuestión europea, le han llevado ahora a ligar su futuro político a la permanencia del Reino Unido en la UE.

“Cameron se ha encontrado en esta posición porque carece de una política europea fuerte”, declara Simon Usherwood, doctor en ciencias políticas de la británica Universidad de Sussex especializado en euroescepticismo. El profesor considera que la mayoría de los británicos “no están interesados o no les importa la cuestión de la UE”, muy al contrario que a muchos diputados conservadores, que presionaron al primer ministro para que incluyera el referéndum en su programa electoral en las elecciones generales del año pasado.

Un partido dividido

La pertenencia a la UE lleva siendo un tema recurrente en el discurso político en el Reino Unido desde que se convocara el primer referéndum sobre la cuestión en 1975. Entonces los británicos votaron ampliamente a favor de mantener al Reino Unido en la entonces Comunidad Económica Europea. Esta vez las encuestas anuncian un resultado más igualado alternando a ambas opciones en primera posición en intención de voto, aunque con una ligera ventaja para la opción de mantenerse en la UE. En un contexto de tal incertidumbre elementos como un recrudecimiento de la crisis migratoria o el apoyo de figuras políticas de renombre podrían inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

En contra de la división entre las filas tories, el Partido Laborista se muestra decididamente partidario de la permanencia en la UE. La postura en el referéndum en una de las pocas cuestiones que generan prácticamente unanimidad en el partido desde la llegada del izquierdista Jeremy Corbyn al liderazgo. El líder laborista consideró el sábado por la mañana que el acuerdo alcanzado por Cameron en Bruselas es “irrelevante para los problemas que encara la mayoría de los británicos”. El veterano militante laborista, que votó en contra de la permanencia en la CEE en 1975 junto a muchos otros miembros del ala izquierdista del partido, confirmó que su partido hará campaña por mantener al país en la UE, “porque trae inversión, puestos de trabajo y protección para los trabajadores y consumidores británicos”.

En el otro lado del debate se encuentra el UKIP, un partido euroescéptico que logró un 12% de los votos en las últimas generales. El ascenso en las encuestas del partido dirigido por Nigel Farage fue visto como una seria amenaza para los conservadores antes de las elecciones de mayo. Finalmente el UKIP sólo logró convertir sus votos en un escaño en el parlamento, lastrado por un sistema electoral que beneficia ostensiblemente a los dos grandes partidos. “Dado que el sistema electoral británico hace muy difícil para el UKIP lograr diputados, su presencia ha tenido sólo un impacto limitado en la decisión de Cameron de convocar un referéndum”, considera el profesor Usherwood. “Mucho más importante ha sido la presión ejercida por los diputados sin cargo del partido conservador”.

Más allá de los partidos, la campaña a favor de la salida de la UE está compuesta por hasta tres plataformas, cada una vinculada a distingos argumentos y liderazgos. Por un lado la campaña Vote Leave, liderada por el antiguo canciller conservador Lord Lawson, representa la tradicional posición euroescéptica torie, basada en argumentos económicos y de independencia política. Por otra parte, Leave.EU, más vinculada al UKIP, centra su discurso en la falta de control sobre las políticas migratorias. Finalmente, Grassroots Out ha sido la última plataforma en llegar y cuenta en sus filas con figuras de lo más variopinto, desde el diputado conservador Peter Bone hasta el ex-diputado laborista y estrella televisiva George Galloway.

Cuatro meses para la cita

Con la cita ya oficializada en el calendario, los británicos no tendrán demasiado tiempo para tomar una decisión. El referéndum, además, será precedido por las elecciones regionales de mayo en las que la cuestión adquirirá una posición central. El independentista Partido Nacional Escocés, que previsiblemente ampliará su mayoría absoluta en el parlamento regional de Edimburgo es quien podría sacar mayor beneficio de la cita. Con las encuestas mostrando un amplio apoyo a la permanencia en la UE en Escocia, la primera ministra Nicola Sturgeon ha advertido de que una eventual salida de la UE podría llevar a la convocatoria de un segundo referéndum de independencia escocés.

Si los británicos votaran a favor de la permanencia en la UE, los acuerdos alcanzados en la cumbre europea de Bruselas entrarían inmediatamente en vigor. Esto supondría restricciones en el acceso a las prestaciones estatales para emigrantes durante sus primeros cuatros años en el país y ciertas medidas de protección para los intereses financieros de la City londinense frente a la eurozona. Si por el contrario, la salida del Reino Unido de la UE se impusiera en el referéndum, se iniciaría un inédito proceso de al menos dos años de duración para negociar el nuevo estatus entre Bruselas y Londres.

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