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David Cameron promete un recorte suave de la deuda

El líder 'tory' garantiza que no habrá descenso drástico del gasto el primer año

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

David Cameron acaricia con sus dedos la puerta de entrada de Downing Street. Aún alberga esperanzas de conseguir la mayoría absoluta y no va a ponerla en peligro en los últimos días de campaña.

Insistió en que afrontará desde el primer día el problema del déficit presupuestario, aunque con cifras que ni de lejos están a la altura de las dimensiones de la deuda. En una entrevista en la BBC, dijo que ordenará inicialmente recortes por un importe de 6.000 millones de libras, una cantidad ínfima comparada con un déficit que ha superado los 160.000 millones.

Los sondeos le dan una victoria clara, pero lejos de la mayoría absoluta

A la hora de afrontar decisiones más difíciles, el líder tory prometió que los votantes no deberían estar preocupados: 'Cualquier ministro que venga con una propuesta que implique recortes [de gasto] en los servicios fundamentales [entre los que se suele citar la sanidad y la educación], será enviado de vuelta a su ministerio para que piense en nuevas ideas'.

Aparentemente, Cameron no irá más lejos y tampoco, ante la incredulidad de expertos y analistas económicos, tiene planes de aumentar el IVA.

El Instituto de Estudios Fiscales un organismo independiente ha publicado un estudio que establece en 50.000 millones de libras el recorte necesario. Cameron se limitó a decir que no comparte este análisis, aunque admitió que tendrá que ir más lejos de lo anunciado en campaña. 'Es un desafío increíblemente difícil, sin duda. Comenzaremos a reducir el déficit el primer año. Sé que eso no será suficiente para tapar este inmenso agujero negro que han dejado Gordon Brown y los laboristas'.

Clegg reclama el voto laborista decepcionado con Brown

Los sondeos aparecidos este fin de semana confirman que los conservadores han abierto distancias. YouGov e ICM les dan el 35% o el 36%, un porcentaje que les podría conceder en torno a 300 escaños. La mayoría absoluta está en 326.

En esas condiciones, Cameron estaría en condiciones de gobernar con el apoyo parlamentario de los unionistas del Ulster y los nacionalistas escoceses y galeses. Quedarse claramente por debajo de los 300 escaños le obligaría a pactar con los liberales demócratas, una alternativa que los tories aún no han asimilado.

Los sondeos colocan a laboristas y liberales disputándose el segundo puesto, con el 27% o 28% de los votos. En los últimos días, el liberal Nick Clegg ha multiplicado sus esfuerzos por ganarse el apoyo de los laboristas decepcionados con Brown.

'Sé que para mucha gente es casi una traición no votar laborista y poner tu confianza en otro partido. Pero lo que les digo es: no eres tú el que ha traicionado al laborismo. Es el laborismo el que te ha traicionado', dijo Clegg en una visita a los feudos laboristas del norte de Inglaterra.

Un Gordon Brown acorralado consume sus últimos días de campaña despreciando a Clegg ('Hablamos del futuro del país. No estamos eligiendo al nuevo presentador de un concurso televisivo') y lanzando alarmantes pronósticos sobre lo que ocurrirá si gana Cameron: 'Habrá centenares de miles de empleos en peligro con un Gobierno conservador. No hay ninguna duda de eso. Si los conservadores llegan al poder, habrá más paro. Y quitarán las desgravaciones fiscales a un millón de personas'.

Más malas noticias para los laboristas: la némesis de Gordon Brown reapareció a cuatro días de las elecciones. Al final, Gillian Duffy concedió una entrevista en profundidad, con fotos de su boda incluida, a un periódico sensacionalista, de los que ofrecen generosos talones a cambio de la exclusiva. Duffy se hizo famosa tras su encuentro en la calle con Brown, que acabó con el primer ministro en casa de la mujer disculpándose por los comentarios despectivos escuchados gracias a un micrófono inalámbrico que Brown llevaba en la chaqueta.Duffy explica en detalle las abundantes disculpas escuchadas, que incluyeron una invitación: “Me preguntó ‘¿suele ir a Londres? Si viene, puede pasarse por Downing Street para verme a mí y a Sarah’. No quería decírselo pero pensé ‘para entonces, no creo que estés allí”. La humillación se completa con la petición de Brown de que salieran fuera a saludarse ante las cámaras. Duffy se negó y le dijo: “Lo siento por ti, Gordon, porque tienes más que perder que yo. Siento mucho lo que ha ocurrido pero eres tú el que ha salido perjudicado”. Duffy iba a votar por correo a los laboristas, pero ya no lo hará.

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