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El encuentro acrecienta las tensiones con Pekín

El Gobierno chino exigió la cancelación de la entrevista

ANDREA RODÉS

Las amenazas de Pekín no han logrado impedir que el presidente de EEUU, Barack Obama se reuniera con el Dalai Lama, a quien el Gobierno chino considera un peligroso líder separatista instigador de la violencia en la Región Autónoma de Tíbet. La semana pasada, el Ministerio de Exteriores chino manifestó su firme oposición al encuentro entre Obama y el líder espiritual tibetano, exiliado en India, y exigió su cancelación inmediata para evitar dañar aún más las debilitadas relaciones entre ambas potencias.

Para las autoridades chinas la entrevista de Obama con el Dalai es una intromisión de EEUU en sus asuntos internos. Poco parece importar a Pekín que el Dalai Lama asegure que no desea la independencia de Tíbet, sino sólo la búsqueda de una solución pacífica a la discriminación que sufre la población tibetana.

El líder del Gobierno tibetano en el exilio también quiere que Pekín garantice el grado de autonomía política y cultural para Tíbet concedido por ley por el líder comunista Mao Zedong poco después de que las tropas chinas conquistaran la región en 1949.

El ejército chino mantiene centenares de misiles apuntando a la costa taiwanesa

El encuentro ha ocurrido además en un momento de creciente tensión entre EEUU y China, a causa de la reciente venta de armamento militar de Washington a Taiwán, valorada en 6.400 millones de dólares. Aunque EEUU se adhiere oficialmente al principio de 'una sola China', que implica reconocer a Tíbet y Taiwán como parte del territorio chino, Washington está obligado por ley a garantizar la autodefensa de la isla de Taiwán, que goza de una independencia de facto desde 1949.

El ejército chino mantiene centenares de misiles apuntando a la costa taiwanesa, a pesar de que las relaciones entre ambos se han estrechado desde la llegada al poder, en 2008, del nuevo presidente taiwanés, Ma Jing Yeou. Pekín y Taipei han firmado desde entonces un acuerdo de libre comercio y reanudado los vuelos directos después de 60 años. Taiwán ha abierto también las puertas a los turistas chinos.

Las divergencias sobre Tíbet, Taiwán y la falta de libertades políticas quedaron en el aire durante la primera visita de Obama a Pekín, en noviembre. Desde el inicio de su mandato, el presidente norteamericano ha apostado por templar la relación con China, dejando en segundo plano el respeto de los derechos humanos.

El objetivo de Obama es promover una 'alianza estratégica' entre ambas potencias, necesaria para combatir problemas globales, como el cambio climático y la desnuclearización de Irán y Corea del Norte. Por este motivo, el presidente de EEUU no quiso recibir al líder tibetano en Washington en octubre, lo que hubiera irritado a Pekín poco antes de su visita a China.

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