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Se esfuma la ventaja de los tories

La pesimista descripción de la economía y los errores estadísticos pasan factura

ÍÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Durante dos años, David Cameron ha navegado con el viento a favor de las encuestas. La prensa británica se había apuntado a la idea de que la victoria de los conservadores era un hecho irreversible. La única incógnita era el número de escaños con el que superarían la mayoría absoluta.

Ya no. En los últimos tres días, dos sondeos diferentes han estrechado la diferencia entre laboristas y tories hasta el punto de que el resultado más comentado ahora es que las urnas ofrezcan un Parlamento sin mayoría absoluta para ningún partido.

The Guardian anunció ayer en su sondeo que la distancia es ya de sólo siete puntos, 37%-30%, a favor de los tories. Es el punto más bajo de apoyo popular para los conservadores desde febrero de 2008.

Cualquier resultado por debajo del 40% pone las cosas muy difíciles al partido de Cameron en un Parlamento en el que las dos principales formaciones obtendrían menos diputados que nunca.

El sondeo de The Times, publicado el domingo, arrojó resultados similares con una ventaja de seis puntos para los tories (39%-33%).

Si bien el partido de Gordon Brown ha mejorado algo sus porcentajes en los últimos seis meses, cuando se arriesgaban a tener el peor resultado electoral desde los años 30, la clave de estos números está en el descenso de los tories.

Cameron ha elegido una descripción tan dramática de la situación económica y de la necesidad de aplicar con carácter de urgencia un drástico recorte del gasto público que ha terminado por asustar a la opinión pública.

Uno de los lemas más utilizados por los tories, 'no podemos seguir así', ha terminado por volverse contra de ellos. A partir de ese momento, la prensa y el electorado han prestado más atención a sus propuestas. Algunas contradicciones y el uso de estadísticas que se han revelado falsas o manipuladas no han contribuido precisamente a tranquilizar a los votantes.

Mientras tanto, Gordon Brown insiste en que una reducción exagerada del déficit presupuestario pondría en peligro la recuperación económica. Las últimas conclusiones del FMI, difundidas ayer, han confirmado la cautela de Brown y los laboristas se han apresurado a utilizarlas.

'El informe del FMI es otra prueba de que David Cameron y George Osborne no tienen la experiencia ni el juicio necesarios para ocuparse de la economía', dijo el ministro de Hacienda, Alistair Darling.

Cameron confía en que las últimas informaciones sobre el carácter iracundo de Gordon Brown tengan alguna influencia. Por desgracia para él, los votantes están ahora más preocupados por su futuro económico que por los gritos del primer ministro.

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