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La estrategia 'kamikaze' de Sarkozy favorece a Hollande

El anuncio del presidente de que subirá el IVA parece un 'suicidio político'

ANDRÉS PÉREZ

El veredicto de los sondeos, tras la intervención televisiva del conservador Nicolas Sarkozy el domingo y la presentación del programa presidencial del socialista François Hollande, cayó implacable ayer en forma de una encuesta del instituto IFOP. Los franceses no se creen el raudal de 'reformas' anunciado por Sarkozy y sí se anotan su proyecto de subir el IVA. El presidente kamikaze no gana más que un 0,5% en intención de voto, mientras que Hollande sube tres puntos en su capital de votantes potenciales.

La tensión aumentó en las filas del partido gobernante cara a la primera vuelta de las presidenciales, el 22 de abril. Sarkozy sigue sin declararse candidato, pero transforma cada acto oficial en campaña. Ayer tenía reunión en el Elíseo con los notables conservadores y la recepción de año nuevo a la prensa, actos que venían marcados por la cara de perro que han puesto varios primeros espadas derechistas. Estiman que tras el anuncio de la subida del IVA 'ya no es un presidente valiente, sino un suicida político', como subrayó el diputado Lionnel Luca, jefe de la corriente Derecha Popular (ultraconservadores hasta ahora sarkozystas).

'Sarko' sólo gana un 0,5% en intención de voto, frente a los tres puntos del socialista

El sondeo dio argumentos a ese sector creciente de los conservadores que piensan que Sarkozy ya ha quemado, sin éxito, el penúltimo cartucho. Como los notables tendrán que ir a las legislativas en mayo y junio, están no sólo preocupados sino presos del pánico por una hipótesis: que una hecatombe excesiva de Sarko provoque un tsunami rosa, rojo y verde y los deje sin escaño en la Asamblea o el Senado.

La encuesta registró que Hollande ha subido al 31% en intención de voto, lo que representa tres puntos suplementarios para el que ya era favorito de los sondeos. Sarkozy, el líder de la UMP, sufre un cuasi-estancamiento, con un capital del 24,5%, sólo medio punto más que hace dos semanas.

Una consecuencia colateral del choque mediático de los mastodontes Sarkozy y Hollande es que consiguen en parte volver a polarizar la escena. De los candidatos que cuestionan su hegemonía dual de centroderecha, el 'centrista revolucionario' François Bayrou y la neofascista Marine Le Pen bajan. El líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, sólo se mantiene estable.

Los conservadores temen que Sarkozy queme sin éxito sus últimos cartuchos

Lo que intriga ahora es saber adónde quiere ir a parar Sarkozy con su estrategia de presidente kamikaze, concepto que nació a mediados de enero y ahora registra un auténtico boom mediático.

Tanto, que ayer Sarkozy ante los notables conservadores lo retomó a su manera: 'Se dice que soy suicida. Si lo soy, soy el suicida que está en mejor forma de Francia', afirmó. Para luego contraatacar diciendo: 'No es el momento de ponerse apesadumbrados. Os pido que os pongáis en orden de batalla y que cese esa quejumbre, dada la urgencia de la situación del país y dada la elección'.

Es exactamente esa la clave. La urgencia. Sarkozy perdió la nota triple A de la deuda soberana francesa hace dos semanas, y eso dejó vacía de todo contenido la estrategia en que estaba en ese momento: la de aparecer como un hombre tranquilo, capaz, garantía de estabilidad y simplemente moderado.

Ahora, tras el crash de la nota, necesita volver a aparecer como un gran rupturista que acelera y puede cambiar el mundo. El autor de la política que ha incrementado la deuda en 500.000 millones de euros, subido el paro a un nivel desconocido desde 1999 (4,6 millones de parados reales), provocado un descenso del nivel de vida y desorganizado uno de los mejores sistemas de protección social del mundo no puede hacer otra cosa.

La estrategia del shock y el capitalismo de desastre, tal como lo definiera Naomi Klein, ya tiene su presidente kamikaze ideal.

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