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Las FARC se reinventan en
su bastión de la sabana

La guerrilla colombiana cierra su última conferencia como grupo armado. Los combatientes se preparan para continuar su lucha política a través de un partido.

Dos miembros de las FARC durante la X Conferencia de la guerrilla. - AFP

PABLO RODERO / MARÍA RADO

EL DIAMANTE (COLOMBIA).- La Finca El Diamante, situada al final de un trayecto en todoterreno más o menos largo dependiendo de las habilidades del conductor, ha acogido a unos 900 periodistas y 1.500 guerrilleros y guerrilleras que, durante una semana, han sido testigos de todo un despliegue logístico y humano. Bajo una serie de carpas levantadas en la llanura se instalaron tiendas de campaña, un restaurante, una suerte de bar, sala de prensa y hasta un escenario que cada noche ha albergado una actuación musical.

En el improvisado campamento situado en plena sabana colombiana y con una numerosa afluencia de periodistas para lo inaccesible del lugar, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han clausurado su X y última conferencia como grupo armado. Durante toda la semana se han establecido las bases para la nueva era de la organización en la política legal.

La dinámica de esta X Conferencia ha sido todos los días la misma: comparecencia de algún miembro del secretariado a primera hora de la mañana, conferencia guerrillera a puerta cerrada hasta el atardecer y rueda de prensa a veces con preguntas, a veces sin ellas. Quizás como recompensa por los numerosos problemas con la conexión a Internet, el pasado miércoles se autorizó a toda la prensa a acceder al lugar donde se celebra la conferencia y conversar con aquel guerrillero que no estuviera ya sentado con algún periodista.

De las 'caletas' a las 'curules'

Quizás por el ambiente festivo de la conferencia, o por su voluntad de que “todo el mundo sepa de esta vaina”, guerrilleros como Marcos Rivera, delegado elegido por la tropa, han mostrado total disponibilidad para levantarse de sus 'caletas' ─catres─ y contar su parecer sobre lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir. Antes del anuncio oficial, contó a Público las ganas que tienen los guerrilleros de continuar su lucha política a través de un partido: “La guerrilla toma la decisión de tomar las armas para defenderse de una violencia impuesta por el Estado. Ahora que el Gobierno abre las posibilidades para garantizarle a la 'guerrillerada' que se puede hacer política legal sin utilizar la violencia, nosotros estamos dispuestos a dejar las armas”, aseguró.

Sentada a su lado, Karen Acosta, también delegada tras 12 años en la guerrilla, añade que tiene “confianza total con lo que han hecho los compañeros en la Habana, el camarada 'Timo' ─Timoleón Jiménez, comandante en jefe de las FARC─ ha sido muy consecuente para que la 'guerrillerada' sin excepción se haya enterado de lo que ha ido pasando en la Habana, eso genera nuestra confianza y el apoyo absoluto a los acuerdos”.

Marcos y Karen son dos de los 250 delegados que se han desplazado hasta el Caquetá. Cada uno representa a unos 50 guerrilleros de su bloque que los han elegido de manera democrática, apoyándose en la doctrina del centralismo democrático que sustenta los principios de las FARC.

El equipo negociador de La Habana ha acordado que un partido político surgido tras el desarme de las FARC dispondrá de tres portavoces en el Senado y la Cámara de Representantes respectivamente, con voz, pero sin voto. Además, pase lo que pase en los comicios de 2018 y 2022, las FARC contarán con cinco 'curules' ─escaños─ aseguradas en las dos cámaras en cada legislatura. El actual presidente, Juan Manuel Santos, no podrá presentarse a las próximas elecciones al haber cumplido las dos legislaturas que corresponden a cada presidente según la legislación colombiana.

La amenaza paramilitar

Esta negociación no ha sido la única en la historia del conflicto armado en Colombia. Entre 1982 y 1986 el Gobierno de Belisario Betancur firmó con las FARC el llamado Acuerdo de la Uribe. De este acuerdo nació en 1985 el partido Unión Patriótica cuyos miembros, incluidos dos candidatos a la presidencia del país, fueron perseguidos y exterminados por paramilitares y fuerzas del Estado. A principios de los años 90 el entonces presidente César Gaviria culminó el acuerdo que su predecesor Virgilio Barco había iniciado con el Movimiento 19 de Abril (M-19) cuyos miembros volvieron a la vida civil.

Con estos antecedentes, es un sentir general entre los guerrilleros la preocupación por una posible persecución por parte de los paramilitares. “Existen los temores, siempre los ha habido”, declara Vicente Guerrero, guerrillero delegado con 17 años de experiencia en las FARC. “Uno mira la historia y encuentra la cantidad de riesgos que se corrieron, vidas que se perdieron, pero así es la lucha de los pueblos, porque los regímenes jamás van a aflojar así porque sí”.

El Gobierno se ha comprometido a proteger a los guerrilleros desmovilizados y a luchar por desarmar a los grupos paramilitares aún presentes en el país. Pese a los temores de muchos guerrilleros, el miembro del Estado Mayor del Bloque Oriental, Kunta Kinte, aseguró interpelado por un grupo de periodistas: “Ahora mismo es imposible, no se dan las condiciones para que vuelva a ocurrir algo así, pero si ocurriera, las FARC se rearman y vuelven a la lucha”.

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