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Las FARC y el Gobierno colombiano acuerdan mantener abiertas las conversaciones de paz

El Nobel de Paz reafirma al presidente Santos, mientras el país se ve sacudido por la revelación de que la campaña de Uribe por el No estuvo basado en mentiras
y financiación oscura.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. - EFE

ANTONIO ALBIÑANA

BOGOTÁ.- En el primer comunicado conjunto desde el plebiscito, en el que por estrecho margen ganó el No a los Acuerdos de Paz, los jefes de la guerrilla y del Gobierno de Colombia pidieron desde La Habana un proceso rápido y eficaz en el que se escuche a los distintos sectores de la sociedad colombiana y se cierre el acuerdo. Asimismo piden que se mantenga el alto el fuego con un protocolo dirigido a prevenir incidentes con las fuerzas de la guerrilla que siguen armadas en distintos puntos del país.

Los negociadores reclaman a Naciones Unidas que mantenga su misión de verificación, aún sin el soporte jurídico de un acuerdo definitivo de fin del conflicto. Las FARC, por su parte, manifiestan que seguirán con sus operaciones humanitarias con el Gobierno como el desminado, la sustitución voluntaria de cultivos ilegales y la devolución de menores alistados en la guerrilla.

En todo caso, cualquier ajuste al acuerdo de paz deberá ser objeto de negociación y acuerdo con las FARC, lo que mantiene la incertidumbre general, dado que las pretensiones centrales del uribismo ─no a la justicia para la paz y cárcel para los dirigentes guerrilleros y supresión de los acuerdos en materia agraria─ son inviables para la guerrilla.

La concesión del Premio Nobel de Paz, celebrada incluso por los dirigentes guerrilleros como un homenaje al pueblo colombiano, ha dado oxígeno al presidente Santos y a los partidarios del Sí a los acuerdos. Según algunos analistas podría ser decisivo para aumentar el ambiente favorable entre los indecisos e incluso hacer revisar su posición a muchos partidarios en principio del No.

Santos declaró este viernes que el Nobel constituye "un mandato" para sacar adelante el acuerdo con las FARC. "Este premio llega en un momento muy oportuno porque lo considero un mandato para encontrar una solución rápida a este problema, esta situación que se generó con el plebiscito", manifestó el jefe de Estado en un acto con promotores del Sí en la consulta popular.

Por otra parte, en las últimas horas la opinión colombiana se ha visto sacudida por las declaraciones del gerente de la campaña uribista contra los acuerdos de Paz, Juan Carlos Vélez, excandidato a la alcaldía de Medellín y hombre de la máxima confianza del expresidente. Vélez reconoce al diario La República que la campaña por el No se basó en tergiversaciones y mentiras y que fue financiada con 1.300 millones de pesos (unos 400.000 euros) no declarados ante el Consejo Nacional Electoral, contando con asesores de Panamá y Brasil.

Entre otras cosas, Vélez afirma que la estrategia del No se basaba en indignar a los ciudadanos respecto a los acuerdos de paz, “haciendo que salieran a votar verracos”, y estructurando los mensajes según zonas y estratos sociales. Por ejemplo, “en la costa el mensaje fue que nos íbamos a volver como Venezuela”. En los estratos medios y altos se metía miedo con la reforma tributaria que prepararía Santos en secreto y en una falsa impunidad mediante tergiversaciones confesas de los Acuerdos de La Habana.

En algunas cuñas de radio de la campaña se indicaba que si se votaba Sí, iban a arrebatar la tierra a sus propietarios, en otras, se oía a unos supuestos jefes guerrilleros que en medio de una juerga se repartían los 26 escaños parlamentarios que, se afirmaba, iba a regalar el Gobierno a la guerrilla. Estas confesiones han provocado un terremoto político y una crisis en el Centro Democrático, el partido de Uribe, del que ya ha salido el gerente de campaña Juan Carlos Vélez, a quien puede perseguir la justicia ordinaria por el delito de “engaño al elector", castigado con cuatro años de cárcel.

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