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Fidel Castro se sincera en el ocaso de su vida política

El ex presidente cubano reconoce los errores de la Revolución

DANIEL LOZANO

Fidel Castro ha dejado boquiabierto al mundo: 'El modelo cubano ya no funciona ni para nosotros'. La frase, pronunciada ante Jeffrey Goldberg, corresponsal de la revista estadounidense The Atlantic, y con Julia Sweig, experta en relaciones internacionales, como testigo,se une, y supera, a los tres mea culpas entonados por el líder de la Revolución en su vuelta a la actividad pública.

Al cierre de esta edición, ni el Gobierno cubano ni sus medios de comunicación se habían hecho eco de tan contundente declaración. El órgano oficial, Granma,abrió su edición de ayer con un discurso sobre alfabetismo pronunciado por el propio Fidel Castro en 1960.

Las palabras del líder se interpretan como una vía libre a las reformas

Cubanólogos y analistas se han lanzado a la carrera con el objetivo de descifrar las palabras del ex presidente cubano. El primero ha sido el propio corresponsal político de The Atlantic, elegido por Castro para hacerle estas confidencias a raíz de un artículo suyo sobre la posibilidad de que Israel bombardee las instalaciones nucleares de Irán. 'Creo que fue un reconocimiento honesto de su parte, que su hermano debe reordenar el sistema económico para mantener a flote el país', declaró Goldberg.

Esta tesis se une a las que circulan en La Habana, entre embajadores y parte de la nomenklatura, que interpretan estas palabras como la definitiva vía libre para las reformas de Raúl, frente a otros que apostaban porque Fidel luchaba en la sombra contra la apertura planteada por su hermano. Julia Sweig también se sumó al primero de los bandos al profundizar en la sorprendente declaración: 'No estaba rechazando las ideas de la Revolución. Lo interpreté como un reconocimiento de que el Estado tiene un papel demasiado grande en la vida económica del país'.

Castro quiere 'revisar su propia historia', asegura Julia Sweig

Los incondicionales del Régimen, en cambio, se mantienen a la espera de la confirmación oficial del cuarto mea culpa entonado por Fidel. En el primero se responsabilizó, en una entrevista para La Jornada de México, de permitir la persecución contra los homosexuales. En los sesenta y setenta se crearon campos de concentración en la isla para aislar y reprimir a los gays, algunos de ellos respetados poetas y escritores. Numerosos documentos han recogido aquellos acontecimientos, como la novela Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas, uno de los castigados.

Castro también retrocedió varias décadas para reconocer su error al pedir a los soviéticos que lanzaran un ataque nuclear contra EEUU, si estos agredían la isla durante la Crisis de los Misiles. En su cuarta rectificación, Castro criticó al presidente iraní Ahmadineyad (aliado de Hugo Chávez, siempre cercano a Fidel) por negar el Holocausto y por sus declaracionesantisemitas.

'Son lágrimas de cocodrilo', criticó Elizardo Sánchez, uno de los líderes de la oposición cubana. 'Él siempre ha sido implacable. Los dos hermanos son caras de la misma moneda. Estamos viviendo el fracaso rotundo del modelo castrista, remedo de las fórmulas neoestalinistas fracasadas en Europa'.

Goldberg y La Jornada no son los únicos que han hablado con Castro en estos días de furibunda actividad, que incluyó el primer acto masivo, el viernes pasado, en la Universidad de la capital. The Miami Herald desveló ayer que Fidel y su viejo amigo Max Lesnick, residente hoy en Florida, conversaron sobre lo divino y sobre lo humano. 'Creo que lo que Fidel trata de hacer es corregir los errores de la Revolución. Y estoy muy feliz de que lo haga', señaló Lesnick.

Julia Sweig va más allá al señalar que Castro trata de reinventarse como estadista, no como jefe de Estado. Y con dos obsesiones: el peligro nuclear y el cambio climático. 'Tiene tiempo en sus manos ahora que no esperaba tenerlo ['Yo soy una especie de resucitado', sentenció tras estar al borde de la muerte]. Quiere revisar la Historia, revisar su propia historia'.

Para el periodista Pascual Serrano, autor de varios libros sobre América Latina y partidario de la Revolución cubana, Fidel Castro no pretende en ningún momento 'interferir' en las políticas de su hermano Raúl, el actual presidente, ni en las decisiones que toma el Consejo de Estado cubano, del que él ya no forma parte. De acuerdo con su análisis, el 'silencio' que el ex presidente ha mantenido desde su retirada acerca de las reformas en Cuba 'suponen su aceptación'. Este 'respeto institucional' a la política interna de su país, explica en parte que el líder cubano se haya centrado en asuntos internacionales. Según Serrano, la posibilidad de un ataque de EEUU a Irán debido a su programa nuclear es la cuestión que más preocupa al ex presidente. 'Fidel está casi obsesionado' con que este ataque se produzca, recalca. 

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