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Francisco visita a Ratzinger

Ambos pasan el día en Castel Gandolfo, donde el papa emérito pasa los días desde que anunciara su renuncia

AGENCIAS

El papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI han mantenido este sábado su primer encuentro personal desde que el argentino Jorge Mario Bergoglio fuera elegido pontífice el pasado 13 de marzo. Es la primera vez en 600 años que Papa en activo y un ex Papa se reunieron. Francisco llegó en helicóptero a la residencia papal en Castel Gandolfo para encontrarse y almorzar con Benedicto, que ha vivido allí desde que renunció el 28 de febrero.

Esta ha sido la primera vez que se ven desde que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, fue elegido papa, el 13 de marzo, aunque ya habían hablado por teléfono en varias ocasiones en estos días. Benedicto XVI, de casi 86 años, se encuentra en Castel Gandolfo, en espera de que se terminen las obras del monasterio en el interior de los Jardines vaticanos donde vivirá tras su renuncia.

Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, tras saludarse en el helipuerto de la residencia pontificia y ya en la residencia papal, Francisco y Benedicto XVI se dirigieron a la capilla para rezar. Benedicto XVI le cedió el puesto de honor a Francisco y este lo rechazó diciéndole: 'somos hermanos', tras lo cual los dos juntos rezaron de rodillas en el mismo banco. Los dos vestían de blanco. Benedicto XVI con una sencilla sotana blanca y Francisco con otra también blanca, pero con la esclavina y la faja que llevan los pontífices.

Tras el rezo, se reunieron a solas en la biblioteca privada, donde hablaron durante 45 minutos. Luego almorzaron junto a los secretarios Georg Ganswein, que es también prefecto de la casa Pontificia, y Alfred Xuareb. Lombardi dijo que el ambiente fue 'familiar'.

Benedicto, que se convirtió en el primer Papa en renunciar en 600 años en lugar de mantenerse en el cargo hasta su muerte, vive temporalmente en la residencia de los montes Albanos. Volverá al Vaticano tras la restauración de un convento en el que se espera que resida durante el resto de su vida. Poco antes de su renuncia, Benedicto, de 85 años y con una salud frágil, dijo que se 'encerraría en la oración' y que pasaría el resto de sus días 'escondido del mundo'. En febrero, en el último día de sus cerca de ocho años como líder de la Iglesia católica, prometió su obediencia incondicional a quién fuera su sustituto.

Aunque no se espera que el Vaticano aporte ninguna información sobre lo que hablaron, es probable que la conversación incluyera los problemas de la administración vaticana. Antes de renunciar, Benedicto dejó un informe secreto para Francisco sobre el conocido como escándalo Vatileaks en el que documentos papales delicados fueron robados por su mayordomo del escritorio del Papa y filtrados a los medios.

El año pasado, el mayordomo, Paolo Gabriele fue arrestado y sentenciado por un tribunal vaticano a 18 meses de prisión, pero Benedicto le indultó y fue liberado las pasadas Navidades.

La presencia de un Papa en activo y un Papa emérito es nueva en la era moderna de la Iglesia, pero los expertos creen que no debería causar dificultades a menos que Benedicto trate de influir en las decisiones de Francisco, algo que ha prometido no hacer. Algunos estudiosos de la Iglesia temen que, en el caso de que Francisco deshaga algunas de las políticas de Benedicto mientras éste siga vivo, el ex Papa pueda convertirse en un pararrayos para los conservadores y polarice a la Iglesia. 'Benedicto XVI podría convertirse en un Papa en la sombra que ha renunciado pero aún puede ejercer una influencia indirecta', dijo a una revista alemana Hans Kung, un teólogo disidente suizo que se ha enfrentado a Benedicto en el pasado.

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