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El Gobierno francés expresa su "asombro"

París acusa a la CE de hacer 'declaraciones estruendosas'

ANDRÉS PÉREZ

París expresó ayer su 'asombro' por la amenaza de sanciones de la Comisión Europea por los desmantelamientos de campamentos y las expulsiones de gitanos del este de Europa. Y, una vez pasado el asombro, el Gobierno francés adoptó una pose angelical que lo convertía en defensor 'del trabajo en favor de la población romaní', mientras criticaba la 'polémica' y las 'declaraciones estruendosas' de la CE.

El portavoz de la diplomacia gala, Bernard Valéro, fue el encargado de lanzar la nueva partida de ping pong verbal con Bruselas, por razones que sólo Nicolas Sarkozy y su equipo sabrán. 'Tomamos nota con asombro de las declaraciones de la señora Reding [comisaria europea de Justicia]. No creemos que con ese tipo de declaraciones podamos mejorar la suerte de los romaníes', soltó el experimentado diplomático, cuyas declaraciones en terreno tan sensible son milimetradas a alto nivel. 'Los otros hacen declaraciones estruendosas', mientras que 'nuestro objetivo es trabajar', insistió.

Hecho lo cual, el Gobierno se soltó la melena y se erigió a sí mismo en principal garante de los derechos de los gitanos. 'La situación de los romaníes está en el corazón de nuestras preocupaciones y de nuestra acción', dijo el portavoz cuyo país procedió ayer a dos nuevos vuelos de deportación de ciudadanos rumanos y búlgaros, casi 160 desde París, y unos 65 desde Marsella. La mayoría de ellos eran gitanos.

Después, Valéro dio una lección a la Comisión. Aseguró que París trabaja con Bucarest y con las instituciones europeas por el bien de los gitanos, porque 'hay fondos europeos que son desembolsados y nos gustaría que se utilizaran mejor en beneficio de la integración de los romaníes'.

El conflicto con Bruselas estaba programado desde el inicio mismo de la ofensiva mediática antirromaní. Desde 2007, la carne de cañón de los cupos fijos de deportaciones ordenadas por el presidente francés 29.000 en 2009 son los gitanos del este europeo, y no se ha escuchado mucho a la CE protestando. Pero a partir del 19 de agosto, cuando París decidió mediatizar su política antigitanos, azuzó abiertamente a Bruselas. Ese mismo día, el ministro de Interior Brice Hortefeux se encargó de provocar a la Comisión, que todavía no había dicho nada muy claro.

Ayer, los Verdes y los socialistas saludaron eufóricos la reacción comunitaria. El Frente de Izquierdas y las redes de protección de los sin papeles guardaban silencio. Primero porque no creen que la Comisión, con su política dura contra la inmigración, sea su aliado. Segundo, porque temen que la disputa con Bruselas acabe permitiendo a Sarkozy emitir un gran quiquiriquí nacional del gallo francés, que reforzaría tanto su posición como su política populista xenófoba.

Mientras, el presidente proseguía ayer su hundimiento en los sondeos, con un nuevo record abisal. Según una encuesta del instituto BVA, los franceses ya estiman que Sarkozy no es el mejor candidato de la derecha a las futuras presidenciales.

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