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La heredera de L'Oréal firma las paces con su hija

Françoise Bettencourt-Meyers, la hija de Liliane Bettencourt, retira 'todas las querellas judiciales' que había abierto por el expolio de que era objeto la acaudalada anciana

ANDRÉS PÉREZ

Es lo que tienen las altas esferas: que todo apaño es posible, por astronómicas que sean las cifras en juego. Françoise Bettencourt-Meyers, la hija de Liliane Bettencourt, multimillonaria de L'Oréal, anunció este lunes que retiraba 'todas las querellas judiciales' que había abierto por el expolio de que era objeto la acaudalada anciana. Casi mil millones de euros regalados al gigolo François-Marie Banier quedan así prometidos al olvido en virtud de este pacto secreto. Un pacto que podría hacer aún más difícil que avance el otro capítulo del Caso Bettencourt, explosivo, el que implica a los hombres de Nicolas Sarkozy.

Las Bettencourt, madre e hija, anunciaron hoy a golpe de comunicados de sus respectivos abogados su reconciliación en este inmenso escándalo que ha tenido en vilo a medio mundo desde junio pasado, y que se ha convertido de alguna forma en símbolo de las derivas del sarkozysmo. Françoise 'abandona todas las querellas judiciales', y muy especialmente el trámite abierto por 'abuso de debilidad' contra el gigolo Banier, que había obtenido de la anciana de todo, desde una isla paradisíaca en los trópicos hasta empleos ficticios con sueldo de seis ceros en la firma L'Oréal.

Aunque Olivier Metzner, abogado de Françoise Bettencourt-Meyers, dijo que ha obtenido 'algunas contrapartidas' de Banier, lo único contante y sonante es que ya no hay querella privada contra ese gigolo, y por lo tanto mal se puede ver cómo un fiscal estimaría que ha lugar a a una acción del ministerio público contra ese supuesto artista, muy dado a los lujos más caros de París.

Para el abogado de la anciana Bettencourt, Pascal Wilhelm, ni siquiera el recurso anexo, que solicitaba la puesta bajo tutela de la anciana que no está en todos sus cabales, va a poder proseguir. La joven Bettencourt-Meyers, por lo tanto, se olvida de un plumazo de todo el ahínco que había puesto en defender a su madre de la vulnerabilidad que sufre.

¿De un plumazo? Quizá se trate de un plumazo que encubre un pelotazo. En un comunicado conjunto madre-hija, se declaran 'de nuevo una familia reunida'. 'Françoise recupera a su madre, libre de toda traba, cosa que siempre deseó, y ahora es una realidad', reza el texto.

¿De dónde viene tanta armonía familiar? Aunque los términos concretos del pacto que 'pone fin al conflicto' son 'confidenciales y secretos', un elemento clave sí fue revelado. El esposo de Françoise y yerno de Liliane Bettencourt, Jean-Pierre Meyers -en quien muchos ven la mano de Nestlé-- va a ganar peso en el holding familiar que gestiona las partes de la Bettencourt en L'Oréal.

El gran perdedor del apaño es el hasta ahora gestor de fortuna de la anciana Bettencourt, Patrice de Maistre. Se trata del hombre por el que saltó el escándalo político del caso. De Maistre había empleado en su gabinete a la esposa del que fuera ministro clave de Sarkozy, Eric Woerth. Para colmo, había recibido la medalla de la Legión de Honor, galardón supremo de esta República, de manos del entonces ministro del Presupuesto, y ello pese a que el medallado organizaba la probada evasión fiscal de la Bettencourt.

En la nueva 'familia reunida', también hubo reparto de cargos. El yernísimo Jean-Pierre Meyers será el nuevo director general del holding familiar que posee casi un tercio de las acciones de L'Oréal, entre otros activos. Hasta los dos nietos de la anciana entrarán en el Consejo de Administración. La vieja, eso sí, seguirá siendo presidenta. Porque ella lo vale. Sobre todo en sus neuronas.

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