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Hillary Clinton resta gravedad a la crisis provocada por las filtraciones de Wikileaks

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Tras días de declaraciones histéricas y amenazas a Wikileaks, Hillary Clinton ha impuesto un poco de cordura en el debate político en EEUU sobre la filtración masiva de documentos diplomáticos. La secretaria de Estado ha concluido una gira por Asia Central y el Golfo Pérsico, y ha podido comprobar que los daños sufridos por la diplomacia de EEUU no son irreversibles. Clinton destacó a los periodistas que lo acompañaban que todo volverá a la normalidad. 'Seguimos trabajando y nada va a detener o frenar nuestra diplomacia', dijo Clinton.

Hace unos días, el jefe del Pentágono, Robert Gates, incidió en la misma actitud. Afirmó que las consecuencias para la política exterior serán 'bastante modestas' y dio una lección de realismo político: 'Los gobiernos tienen tratos con nosotros porque beneficia a sus intereses. No porque nos quieran, ni porque crean que podemos guardar los secretos'.

Los asesores de Clinton han contado que Silvio Berlusconi es el único líder extranjero que se ha quejado de forma airada por el retrato que hacen de él los despachos diplomáticos.

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