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Las incongruencias de las políticas de Obama hacia Cuba

Después del histórico acuerdo al que llegaron los dos países, parece que la realidad es otra distinta. Los cambios que prometió EEUU siguen paralizados, aunque tienen potestad para hacerlos efectivos.

El presidente estadounidense Barack Obama (d) junto a su homólogo cubano Raúl Castro (i) durante su encuentro en el Palacio de la Revolución en La Habana.

FERNANDO RAVSBERG

LA HABANA. - Las relaciones entre Cuba y EEUU aún están en un terreno tan incierto que el nuevo inquilino de la Casa Blanca podría revertirlas fácilmente. El Embargo Económico es una ley que solo puede eliminar el Congreso, pero el Poder Ejecutivo tiene potestades para hacerlo que no está usando.

Por el contrario, comienzan a verse contradicciones entre el discurso del presidente Obama y la realidad.  Cuando el mandatario estadounidense habló a los cubanos desde el Gran Teatro de La Habana, expresó que “EEUU no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie dependerá del pueblo cubano. No vamos a imponerles nuestro sistema político ni económico. Reconocemos que cada país, cada pueblo, debe trazar su propio camino, y darle forma a su propio modelo”.


No obstante, muchas de las políticas que provienen de Washington demuestran que siguen tratando de influir en la realidad de Cuba. Por un lado, no solo continúa la Ley del Embargo Económico, Comercial y Financiero contra la isla, también se mantiene la virulencia de la persecución internacional contra Cuba.

El embargo a Cuba, sin cambios

 En agosto de 2015, la Oficina de Control de los Activos Extranjeros (OFAC) de los EEUU multó a la compañía estadounidense de seguros marítimos Navigators con 271 mil dólares, mientras en febrero de 2016 sancionó a la empresa francesa CGG Services S.A. con más de 600 mil.

La negociadora de Cuba con EEUU, Josefina Vidal, explica que ha habido “49 multas impuestas por el gobierno del presidente Obama a entidades estadounidenses y extranjeras por relacionarse legítimamente con Cuba”. El valor total de esas multas supera los 14 mil millones de dólares, “cifra sin precedentes en la historia de la aplicación del bloqueo”, según Vidal. Así las cosas, no es de extrañar que aunque Washington autorice el uso del dólar en las transacciones con La Habana, ningún banco se atreva a operar.

Un coche pasa en La Habana junto a un cartel que recuerda que el 70% de cubanos ha nacido bajo el bloqueo. -

Un coche pasa en La Habana junto a un cartel que recuerda que el 70% de cubanos ha nacido bajo el bloqueo. -


Por otra parte, el movimiento de solidaridad con Cuba está también amenazado. Este año Pastores por la Paz se enfrenta al Servicio de Rentas Internas, que amenaza al grupo religioso con perder su estatus de organización caritativa exenta de impuestos, por no declarar los envíos de ayuda a Cuba. Además, el Departamento del Tesoro abrió un proceso legal contra Albert A. Fox, Jr.. El activista, defensor del acercamiento entre los dos países, se enfrenta a una multa de 100.000 dólares por violaciones de las leyes del Embargo en dos viajes a la isla.

No obstante, en sentido contrario el dinero fluye sin contratiempos. Asegura Prensa Latina que, según datos oficiales del Gobierno estadounidense, “durante las últimas dos décadas en ese país se destinaron 284 millones de dólares para promover los programas de cambio de régimen en Cuba”. El gobierno de Obama sigue entregando 30 millones
anuales
para financiar los grupos disidentes internos. Radio y TV Martí, cuya transmisión es exclusiva para Cuba, ya ha consumido casi 800 millones de dólares.

Tras la visita de Obama a Cuba, a los disidentes se les asignó papeles secundarios, mientras los trabajadores autónomos y los jóvenes parecen llevarse los protagonistas. Las PYMES privadas son las únicas autorizadas a exportar a EEUU y se creó un fondo en ese país para adiestrar a los pequeños empresarios. Otorgan becas estadounidenses de
formación
de líderes entre la juventud, los cuales deben desarrollar algún proyecto a su regreso a Cuba.

Una mujer pasea por las calles de La Habana llevando unos patalones con la bandera estadounidense. REUTERS/Enrique de la Osa

Una mujer pasea por las calles de La Habana llevando unos patalones con la bandera estadounidense. REUTERS/Enrique de la Osa


Psicólogos cubanos entrevistados aducen que buscan adolescentes porque es una edad en la que son más moldeables. A lo largo de la isla se desarrollan actos juveniles para rechazar estas becas y la TV cubana entrevistó a algunos participantes de los cursos. No rechazan la posibilidad de estudiar en los EEUU pero exigen que se tramite por los
canales normales de intercambio estudiantil
que existen entre los dos países. Hoy este es el tema central de movilización política en la isla.

El problema de la migración no se resuelve


La migración es otro de los grandes temas que se mantienen como si nada hubiera cambiado, a pesar de que Obama cuenta con el poder de hacerlo. La Habana reclama el fin de la Ley de Ajuste, la cual le otorga residencia a todo cubano que ponga un pie en suelo estadounidense. Aseguran que esto es un incentivo para la migración
ilegal, tanto por mar como atravesando media Latinoamérica.

La gente contempla desde los balcones el primer desfile de la casa de moda Chanel en La Habana, Cuba. REUTERS/Alexandre Meneghini

La gente contempla desde los balcones el primer desfile de la casa de moda Chanel en La Habana, Cuba. REUTERS/Alexandre Meneghini


La Casa Blanca tiene en vigor un programa de visas express para los médicos cubanos que quieran abandonar las misiones en terceros países. La idea original de esta política era tentar a estos profesionales para que Cuba perdiera su principal fuente de ingreso de divisas. Esto es una incongruencia cuando hoy las delegaciones de los dos países se
preparan para colaborar en catástrofes de salud por el mundo.

Más allá de los discursos de Barack Obama, lo cierto es que la maquinaria burocrática anticastrista de Washington sigue funcionando a todo tren, como si el Presidente no hubiera reconocido que “EEUU no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba”, prometido que “no vamos a imponerles nuestro sistema político ni
económico” y aceptado “que cada país, cada pueblo, debe trazar su propio camino, y darle forma a su propio modelo”.

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