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La indignación de Sderot, el blanco de los cohetes de Gaza

Los israelíes de las localidades limítrofes con la franja viven con miedo y piden mano dura

EUGENIO GARCÍA GASGÓN

El techo de la vivienda de Simi Zakzak, que tiene 59 años pero aparenta más de 70, está abierto al cielo. Algunas vigas de hierro se han doblado. La suya es una vivienda unifamiliar, construida con materiales de bajo coste en Sderot, en el sur de Israel. Hace una semana, un cohete Qasam impactó en el tejado, perforóel techo y cayó en la sala de estar. La casa quedó destruida casi por completo.

Fue una explosión atronadora. Fuimos afortunadas de que el cohete estallara alimpactar en el tejado. La casa se llenó de humo, pero no hubo incendio', cuenta Simi sentada en una silla en la sala donde cayó el cohete.
Eran las cinco y media de la tarde cuando la vivienda sufrió el impacto. Simi, que tiene siete hijos y 21 nietos, estaba tomando té con una hija y una nieta. 'El susto fue enorme. Tenemos mucha suerte de seguir vivas', dice mostrando la mano derecha vendada y algunas heridas superficiales en una pierna. Su nieta también recibió metralla en una pierna y permaneció cuatro días ingresada en el hospital.

Para Simi, fue el peor día de su vida. No lo olvidará nunca. Llegó a Israel con su familia hace 40 años. Emigró de Marruecos y se estableció en Sderot pensando que sería el paraíso. Pero desde 2001, la ciudad se ha convertido en un infierno para sus 25.000 residentes. Porque Sderot se halla juntoa la franja de Gaza y es una de las localidades donde aterrizan los cohetes lanzados desde el territorio vecino. Las milicias palestinas comenzaron a disparar cohetes tres meses después de que se iniciara la segunda intifada. Desde 2001 han caído en las localidades israelíes limítrofes con la franja cerca de 7.500 cohetes Qasam, 2.000 de ellos en 2007, cuando las milicias han intensificado los bombardeos.
En total, 12 personas han muerto por el impacto de los cohetes en el interior de Israel y 307 han resultado heridas.

Cifras insostenibles

Aunque estas cifras palidecen cuando se las compara con el número de palestinos muertos en Gaza desde entonces,
-2.556, de los que 1.196 no participaban en 'actividades hostiles' y 529 eran menores de edad, según la organización Btselem-, el número es insostenible para Israel. No es
descartable que invada la franja en una gran operación. Así lo piden muchos residentes indignados de Sderot.

'El Gobierno tiene que entrar en Gaza y echar a los árabes. Los palestinos no entienden otro lenguaje. El Ejército debe entrar pronto, no puede cruzarse de brazos como si no le importara la gente que muere', opina Simi.

En los últimos meses, 4.000 vecinos han abandonado Sderot y un tercio de los negocios están cerrados.

El Qasam es un cohete bastante primitivo, de fabricación casera, que sólo mata a quien da de lleno, pero las milicias están disparando tantos que la población de Sderot no puede vivir tranquila. La gente tiene miedo. Nadie sabe cuándo ni dónde caerá el siguiente cohete.'Estamos agotados, deprimidos y sin fuerzas', dice Eti Danieli, una mujer que emigró a Sderot en 1954, un año después de que se fundara la ciudad, y es una de las vecinas más antiguas. 'Mi cuñada fue herida en una pierna. Cualquiera puede ser lasiguiente víctima', añade.
'Mucha gente no sabe qué hacer. No pueden irse porque ahora es imposible vender una casa en Sderot. Nadie la compra. Si el Gobierno nos diera una ayuda, muchos nos iríamos', explica Eti, que trabaja en el Ayuntamiento.

Mano dura

Como muchos vecinos, Eti es partidaria de la mano dura. '¿Dónde se ha visto que la gente muera y el Gobierno no haga nada? El Gobierno debería hacer lo que hizo Bush en Irak: entrar en Gaza y arrasarlo todo', continúa.

Tzipi Alon, madre de un hijo y que trabaja como empleada doméstica, también tiene las ideas claras: 'Ésta es mi tierra, ¿por qué tengo que marcharme?', se interroga.
Y añade: 'Es verdad que a los palestinos no les damos electricidad, ni gasóleo, ni medicinas, ni comida, pero es que nadie da de comer a quien quiere matarlo. Sólo le pido al Gobierno calma y tranquilidad. Ellos ya saben qué es lo que deben hacer. Sólo habrá paz si somos fuertes'.

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