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Israel detiene a un grupo de jóvenes colonos sospechosos de terrorismo

La detención de un grupo de jóvenes colonos judíos sospechosos de arrojar cócteles molotov contra una vivienda palestina y causar la muerte de tres miembros de la familia Dawabshe, no ha dado ningún resultado por ahora y los palestinos sospechan que tampoco lo dará en el futuro.

Niño palestino monta su bicicleta delante de la casa de la familia Dawabshe cerca de Nablús. REUTERS/Abed Omar Qusini

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN – Los servicios secretos para el interior del país, el Shin Bet, han dejado caer que los detenidos son “anarquistas que no reconocen la legitimidad del Estado” y pertenecen a una célula de “terroristas judíos”. Se habla de al menos cuatro jóvenes, tres de edad incierta, y el cuarto de 17 años, que pertenecen a lo que los israelíes denominan “muchachos de las colinas”.

Las “colinas” son las onduladas elevaciones que peinan Cisjordania, en cuyas crestas están los asentamientos “legales” e “ilegales” según la ley de la ocupación, y los “muchachos” son la tercera generación de colonos radicales que frecuentan yeshivas o escuelas rabínicas que, según muchos israelíes, diseminan una cultura supremacista y de odio, una fusión entre las versión más exagerada del nacionalismo y la religión.

La censura ha prohibido la publicación de sus nombres, pero estos han aparecido en blogs locales de la izquierda y los conocen todos los israelíes. Son Elisha Odess, Hanoj Ganiram, Amiram Benoliel e Israel Baer Keller. Los cuatro son sospechosos de haber lanzado dos cócteles molotov contra una vivienda palestina en el pueblo de Duma, cerca de Nablús, hace cuatro meses.

En la noche del 31 de julio la casa de la familia Dawabshe fue pasto de las llamas en pocos segundos. Inmediatamente murió Ali, un niño de un año, y pocos días después murieron sus dos padres, quienes no pudieron recuperarse de las quemaduras. Otro hijo, de cuatro años, sigue ingresado en un hospital israelí con graves quemaduras aunque ya no se teme por su vida.

Un testigo dijo que cuando prendieron las llamas vio huir a cuatro hombres apresuradamente hacia el vecino asentamiento de Maale Efraim. Los agresores firmaron su acción con dos pintadas en los muros exteriores de la vivienda: “Venganza” y “Viva el rey mesías”. La policía y el Shin Bet han estado investigando desde entonces pero hasta ahora no se ha imputado nada a nadie.

El miércoles por la noche la televisión hebrea anunció que se había producido un “avance significativo” en un caso de “terrorismo judío”. Los periodistas no pudieron decir más puesto que la noticia estaba bajo censura. En los días siguientes trascendió que se trataba del caso de la familia Dawabshe, pero los grandes medios, incluida la televisión, no dieron más pistas y por supuesto tampoco revelaron los nombres de los sospechosos.

Posibles torturas y privación de sueño y alimentos

El jueves continuaron los interrogatorios de los cuatro jóvenes. El Shin Bet no permitió que los detenidos hablaran con sus abogados, de manera que los abogados decidieron hacer pública su protesta, convocaron una rueda de prensa y clamaron que el Shin Bet está “aplicando presión física” sobre sus clientes, una expresión que puede incluir torturas y privación de sueño y alimentos y que nunca se aplica a los detenidos judíos.

Aunque debido a la censura los grandes medios solo han mencionado el caso en términos muy vagos, hay fuentes que denuncian que el tratamiento que las autoridades le están dando es en sí mismo sospechoso. Algunos han señalado que quien arrojó los cócteles molotov es un agente del Shin Bet, de ahí que el Shin Bet haya tardado tanto en operar contra el grupo.

Estas fuentes indican que esta hipótesis cuadraría con las extrañas declaraciones del ministro de Defensa, Moshe Yaalon, quien en las últimas semanas en más de una ocasión ha dicho que las identidades de quienes perpetraron el ataque le son conocidas.

Para complicar más las cosas, el ministro de Seguridad Interior, Guilad Erdan, manifestó el viernes: “Hasta ahora no hay pruebas para imputar a los jóvenes detenidos”. Sus palabras fueron recibidas con inquietud y crecieron las suspicacias. Algunos medios palestinos creen que Erdan está preparando el camino para buscar una salida a los detenidos.

Uno de los detenidos tiene nacionalidad estadounidense

Pero las circunstancias son aún más complejas ya que uno de los detenidos, Israel Baer Keller, tiene nacionalidad estadounidense. La familia de Keller ha recurrido a la Embajada de Estados Unidos en Tel Aviv para que los americanos defiendan a su hijo. La familia, según el portal Walla!, que es muy afín al primer ministro Benjamín Netanyahu, también ha pedido protección a varios senadores americanos.

Otro de los detenidos, Hanoj Ganiram, es sobrino de Yitzhak Ganiram, quien en los años ochenta participó en una oleada de ataques mortíferos con explosivos contra dirigentes palestinos, junto con otros “terroristas” judíos que pronto salieron de la cárcel.

El coordinador de la ONU para el conflicto árabe-israelí, el búlgaro Nikolay Mladenov, realizó justamente el pasado martes unas declaraciones en las que se extrañaba de que las autoridades israelíes no hubieran imputado a nadie el caso de la familia Dawabshe a pesar de que ya habían transcurrido cuatro meses.

De hecho, las autoridades israelíes han dado señales equívocas en este asunto, y es incierto a donde van a ir a parar las recientes detenciones. Fuentes policiales señalan que es muy difícil imputar a los detenidos puesto que estos cuentan siempre con coartadas bien construidas y nunca colaboran con los investigadores.

La policía suele seguir el movimiento de los sospechosos a través de sus teléfonos móviles, pero los móviles de los detenidos están limpios puesto que acostumbran a dejarlos en sus casas cuando llevan a cabo algún ataque, de manera que utilizan los móviles como coartada en defensa propia.

Tras el ataque contra la familia Dawabshe, el Shin Bet detuvo a tres “muchachos de las colinas”, incluido el notorio Yair Ettinger, sin embargo, el interrogatorio de estos jóvenes tampoco ha producido ningún avance en la investigación.

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