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Israel Escalada de tensión en la Franja de Gaza tras el asesinato de un líder de la Yihad Islámica

Después de 48 horas de conflicto armado en la Franja de Gaza y el sur de Israel, las dos partes más concernidas, la Yihad Islámica y el estado judío, consideran que han transmitido un mensaje claro al enemigo. Sin embargo, se trata de un enfrentamiento transitorio que no resuelve la situación en la zona de ninguna manera, y que deja abierto el camino para nuevos choques en un plazo no muy lejano.

Cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel. / REUTERS - SUHAIB SALEM

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Israel ha dicho que la decisión de asesinar al líder de la Yihad Islámica en la Franja de Gaza Baha Abu al Ata se adoptó hace años y que únicamente estaba a la espera de que se dieran las condiciones apropiadas para proceder. El primer ministro Benjamín Netanyahu consideró que el momento óptimo llegó el pasado martes.

Paralelamente, el ejército israelí llevó a cabo el mismo día un ataque en Damasco, también contra la Yihad Islámica. Es importante consignar que en los últimos meses Netanyahu había suprimido los ataques contra Siria después de varios meses en los que la aviación hebrea bombardeaba a su antojo el país vecino.

El cese de los ataques contra Siria de produjo por la presión del presidente Vladimir Putin, quien advirtió a Netanyahu que no podía seguir bombardeando posiciones enemigas en Siria cada dos por tres. La pausa terminó esta semana, y ahora está por verse si la del martes es una intervención puntual, como parece a primera vista, o si Israel reanuda los ataques sistemáticos en Siria.

En cualquier caso, la política israelí no variará ni un ápice en su objetivo central, que es mantener e incrementar la inestabilidad permanente en Oriente Próximo. Es un punto básico de los planteamientos de Netanyahu tanto por consideraciones de política interior como de política exterior, y la operación del martes únicamente confirma este extremo.

Netanyahu debió considerar que el asesinato de líderes de la Yihad Islámica podía crear un escenario en el que Hamás y los demás grupos palestinos se pusieran del lado de la Yihad Islámica, lo que hubiera provocado una confrontación de mayores dimensiones, pero a la postre eso no ocurrió debido a las propias consideraciones de Hamás.

El escenario más favorable para Israel es el de una confrontación de corta duración, como ha sido el caso esta semana, puesto que en pocas horas puede llevar a cabo operaciones que los servicios de inteligencia han preparado durante años, y eludir una confrontación más global que necesariamente sería más incierta.

La Yihad Islámica no ha usado todas las capacidades militares que tiene a su alcance

Es verdad que la Yihad Islámica ha disparado cientos de cohetes durante dos días, pero esta circunstancia entra dentro de lo posible y de lo admisible para Israel, aunque las poblaciones israelíes de la zona tengan que buscar cobijo en los refugios, deban suspenderse las clases en algunos colegios y universidades, y las televisiones transmitan el desmadre durante varios días para desazón de los televidentes.

El asesinato de Abu al Ata debe considerarse un triunfo de Israel, y más específicamente de Netanyahu, máxime en un momento como este. Le ha servido al primer ministro para proyectar la ira de la población judía contra su rival Benny Gantz, quien está intentando formar una coalición que precisaría del apoyo externo de los partidos árabes.

El odio que sistemáticamente vierte Netanyahu contra los partidos árabes, especialmente durante las campañas electorales, se ha revitalizado con la operación de Gaza y Damasco con el fin de desnaturalizar a los partidos árabes, seguramente por temor a que alcancen un pacto, de la suerte que sea, con Gantz.

La actuación de Netanyahu desbarata la posibilidad de que Gantz forme un gobierno minoritario y abre dos caminos: la formación de un gran gobierno de unidad, en el que Netanyahu impondría sus condiciones, o la vuelta a las urnas, lo que podría ocurrir por tercera vez consecutiva en menos de un año a principios de 2020.

La economía israelí ha perdido unos 100 millones de dólares

Netanyahu sabe que el asesinato de un líder palestino comporta pérdidas económicas. Algunos analistas han indicado que en los dos días que ha durado la confrontación, la economía israelí ha perdido unos 100 millones de dólares. Sin embargo, los indicadores macroeconómicos no se han visto afectados sensiblemente. Es una pérdida que Netanyahu puede permitirse puesto que a cambio obtiene beneficios políticos.

Naturalmente, y como ocurre en este tipo de circunstancias, en Israel se ha reabierto el debate sobre si ha llegado el momento de llevar a cabo una gran operación militar en el conjunto de la Franja de Gaza que acabe con la supremacía de Hamás y de las demás facciones palestinas que cuentan con milicias. En realidad, se trata de un debate que siempre está sobre la mesa y para el que las autoridades israelíes nunca encuentran el momento apropiado, y quizá no lo quieren encontrar porque no les interesa.

En cuanto a la Yihad Islámica, después del asesinato de su líder, no tenía otra opción que ponerse a disparar cohetes contra Israel. Es algo que Netanyahu lo sabía perfectamente, de manera que al dar ese paso ya contaba con los cohetes.

Todo indica que la Yihad Islámica no ha usado todas las capacidades militares que tiene a su alcance, sino que se ha limitado a obrar de una manera “proporcional” al daño que le ha causado Israel. Naturalmente, la Yihad Islámica ha perdido a varios milicianos, pero esto entra dentro de lo esperable dada la complejidad de la situación en la zona.

Con respecto a Hamás, su no intervención en el conflicto de esta semana ha dejado a la organización que gobierna la Franja de Gaza desde 2007 en una posición que ha sido criticada desde muchos ámbitos palestinos. Hamás dispone de una capacidad militar muy superior a la de la Yihad Islámica, y muchos palestinos no han entendido que no la haya usado ahora y ven difícil de justificar esta actitud.

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