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Un jornal de diez euros por limpiar parabrisas en el D. F.

La OCDE denuncia que uno de cada cuatro niños mexicanos vive en la pobreza

MAJO CISCAR

José (nombre ficticio) tiene 14 años y limpia parabrisas en México D. F. Si le preguntas qué quiere ser de mayor contesta: 'Ayudante de albañil como fui con mi tío'. Con 12 años estuvo unas semanas trajinando en una obra, cuando vivía con sus abuelos en un pequeño pueblo a un centenar de kilómetros de la capital. Su padre los abandonó a él y a su hermana, y su madre se fue a trabajar a la ciudad para sacar algo de dinero, nunca lo suficiente.

La familia de José no tenía tierras que cultivar, por lo que al acabar la primaria, José se fue con su madre a la ciudad. 'No teníamos dinero, así que le dije a mi madre que mejor me llevase a trabajar', cuenta este niño. Su madre tiene un puesto de chucherías y, con suerte, gana cinco euros al día. José gana unos diez euros cuando la jornada va bien. Con ello y con lo que reúne su madre sobreviven en el Distrito Federal y le pasan un pequeño sobrante a su hermana menor, que sigue en la escuela.

José no es especial. En México uno de cada cuatro niños vive bajo el umbral de la pobreza, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Si consideramos como población infantil los menores de 15 años, en total suman 8,2 millones de niños pobres, el equivalente a toda la población de Andalucía. Y estos son los datos conservadores ya que, según un estudio de Unicef, habría 20 millones, y 1,8 millones en situación de extrema pobreza. Las causas son múltiples pero básicamente residen en la falta de cimientos del estado de bienestar mexicano. El salario mínimo está en 3,5 euros al día, sin embargo un litro de leche cuesta alrededor de 0,75. La sanidad no es universal y la educación pública, aunque es gratuita, exige la compra de uniformes y unas cooperaciones mensuales de los padres para el mantenimiento de las aulas.

'Las carencias en la niñez los sitúan en desventaja casi de por vida'

La pobreza infantil repercute en el crecimiento, el absentismo escolar, el trabajo infantil o los embarazos adolescentes. 'Estas exclusiones acumuladas hacen que los niños pobres, por más que quieran, no puedan avanzar. Las carencias en la niñez los sitúan en desventaja casi de por vida', alerta Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia.

Ante esto, los especialistas exigen al Estado mexicano que articule los mecanismos legales para atender a la niñez. 'Necesitamos un sistema nacional de protección de la infancia, y una institución única que enlace los programas de atención con el poder legislativo y el judicial para que se garanticen los derechos de los niños', arguye Pérez.

Desde Ednica, una organización que trabaja con muchachos excluidos, proponen empezar con acciones fáciles de implantar, como que se alargue el horario escolar, que en México termina a la una de la tarde. 'Hay que apostar por que los niños pasen más tiempo en la escuela, para que no lleguen a una casa donde no haya nadie, donde no hay qué comer y que les empuja a tratar en la calle. Pero en cambio, lo que se promueve es la criminalización de los muchachos sin ofrecerles alternativas', asevera su director, Gabriel Rojas.

No es una cuestión de falta de recursos sino de redistribución. México es uno de los 34 países de la OCDE por sus buenos balances macroeconómicos, pero sin embargo, según esta propia organización, el Gobierno mexicano destina menos del 1% del PIB para apoyar a las familias con hijos. Mientras no lo hace, sus calles se llenan de críos como José, que a sus 14 años ya ha presenciado varios atracos con armas de fuego en las avenidas donde trabaja. 'Los niños no son el futuro, son el presente. Y se les está negando su derecho a un proyecto de vida', concluye Pérez.

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