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El jurado determina que la muerte de Diana de Gales fue un homicidio por imprudencia

Los culpables fueron su chófer y los 'paparazzi' que la perseguían a ella y a Dodi Al Fayed

AGENCIAS

La muerte de Diana de Gales fue un homicidio por imprudencia del chófer de su automóvil y de los paparazzi que la perseguían, decidió hoy el jurado de la investigción judicial sobre el fallecimiento de la princesa.

El jurado, integrado por seis mujeres y cinco hombres, emitió el mismo veredicto para la muerte del novio de Diana, Dodi Al Fayed, hijo del conocido millonario egipcio Mohamed Al Fayed.

Diana, de 36 años, falleció el 31 de agosto de 1997 junto a Dodi Al Fayed, de 42, y al chófer del vehículo, Henri Paul, al colisionar el automóvil contra una columna de un túnel situado junto al puente parisino de Alma cuando eran perseguidos por varios paparazzi.

En 1999, un juez francés ya concluyó que el accidente ocurrió porque el chófer conducía bajo la influencia del alcohol y de los antidepresivos.

El jurado británico alcanzó su decisión por mayoría, después de cuatro días de deliberaciones en las que sus miembros no lograron ponerse de acuerdo por unanimidad, de ahí que el juez del caso, Scott Baker, le autorizara a pronunciarse por mayoría.

El veredicto echa por tierra la teoría esgrimida por Mohamed Al Fayed, quien siempre ha sostenido que el siniestro se debió a una conspiración orquestada por el príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de Isabel II, para impedir que su hijo se casase con lady Di.

El millonario egipcio Mohamed Al Fayed se declaró 'decepcionado' por el veredicto del jurado. En una declaración leída a las puertas del tribunal por sus abogados, Al Fayed, no sólo manifestó su decepción, sino que afirmó que el veredicto supone un 'golpe' para los millones de personas que apoyaron su 'lucha'.

El juez Baker ya declaró el pasado 31 de marzo que 'no hay pruebas' de que el duque de Edimburgo ordenase la muerte de la princesa.

El magistrado hizo esa afirmación al presentar las conclusiones de la instrucción sobre la muerte de la pareja, que comenzó en octubre pasado en el Tribunal Superior de Londres.

Durante los seis meses en los que se ha desarrollado la investiación judicial han prestado declaración unos 250 testigos.

La pesquisa, además, le ha costado al contribuyente británico diez millones de libras (unos 12,5 millones de euros).

 

 

 

 

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