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La Justicia italiana autoriza a suprimir la alimentación asistida a un joven en coma

Es la primera vez que se permite en Italia facilitar la muerte a una persona en coma irreversible

EFE

El Tribunal Supremo italiano autorizó hoy a suprimir la alimentación y la hidratación asistida que mantiene con vida a Eluana Englaro, de 37 años, en coma irreversible desde 1992.

La decisión del Supremo pone fin a más de una década de lucha de la familia Englaro por conseguir que la Justicia permitiera la muerte de Eluana, lo que hasta ahora no se había producido en Italia, país que acusa como ningún otro la influencia del Vaticano.

La batalla legal comenzó el 18 de enero de 1992, cuando Eluana tuvo un accidente de tráfico que le dejó en estado vegetativo en un hospital de la localidad de Lecco (norte de Italia) y que le hizo dependiente de una sonda nasogástrica.

Después de varios años, la Audiencia Provincial de Milán autorizó el pasado mes de julio que se interrumpieran los tratamientos que mantenían con vida a Eluana, pero la Fiscalía apeló la sentencia ante el Supremo.

El Alto Tribunal ratificó la decisión de la Audiencia milanesa y la joven, según la voluntad de su padre, su actual tutor, abandonará el instituto donde se encuentra asistida por unas monjas desde el 7 de abril de 1994 y será trasladada a una clínica, donde pasará las últimas horas de vida.

'Esta sentencia es la confirmación de que vivimos en un Estado de derecho', afirmó el padre de Eluala, Giuseppe Englaro, tras conocer un fallo que ya ha desatado la polémica con los primeros comentarios en contra, como el del subsecretario de Interior italiano, Alfredo Mantovano. 'Una parte de la magistratura rechaza el cuidado de la vida humana, privilegia formas más o menos veladas de eutanasia y de homicidio, impone esta opción al pueblo violando las leyes en vigor', afirma Mantovano en un comunicado de prensa divulgado tras la decisión del Supremo.

También contraria es la posición de la Iglesia Católica, que se pronunció a través de Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia de la Vida: 'Es una derrota para Eluana, una chica que vive, que respira de manera autónoma, que se despierta y se duerme, que tiene su vida', afirmó en declaraciones a Radio Vaticano.

'Nadie puede establecer, ni siquiera los científicos de fama mundial, que el estado vegetativo sea irreversible. La sentencia habla por el contrario de irreversibilidad. Y de hecho, abre la puerta a la eutanasia', añadió.

Precisamente, la decisión del Supremo ahora a los parlamentarios italianos si Italia debe contar con una ley de eutanasia, a lo que la Iglesia Católica se ha negado siempre.

La petición de la familia de Eluana, que se hizo popular en el año 2000 cuando el padre de la joven escribió al entonces presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, plantea a los médicos la cuestión de si interrumpir la alimentación es o no una terapia sin esperanza.

Algunos, como el anestesista Mario Riccio, quien se encargó de desconectar la maquina de respiración que permitía vivir al italiano Piergiorgio Welby, en contra de la decisión de las autoridades judiciales italianas, asegura que la joven no sufrirá en los últimos días de vida porque no siente nada.

Los médicos calculan que podrán pasar hasta quince días desde que se 'desenchufe' a la joven y hasta que su cuerpo, el de una joven de 37 años, llegue a morir.

Aunque se desenchufe a Eluana de la sonda que la mantiene con vida, los médicos continuarán con la terapia farmacológica que le venía siendo suministrada y le humidificarán frecuentemente las mucosas nasales, por lo que lo más probable es que la joven muera por inanición.

El caso de Eluana recuerda al de la estadounidense Terry Schiavo, a la que las máquinas mantenían con vida y que finalmente fue desenchufada el 18 de marzo de 2005, después de que un tribunal de Florida permitiera a su marido, Michael Schiavo, ordenar la retirada de la sonda.

La disputa judicial entre el esposo de Schiavo, y la familia de la mujer, que quería prolongarle la vida, se convirtió en una polémica nacional en la que intervino hasta el presidente George W. Bush, quien coincidió con grupos cristianos y conservadores que la adoptaron como una batalla contra la eutanasia.

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