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Los Kirchner frenan a su gran rival Macri con un caso de espías

Procesado por abuso de autoridad, al popular alcalde de Buenos Aires y ex presidente del Boca se le complica la carrera hacia la Casa Rosada

ANA DELICADO

Acosado por un proceso penal por presunto espionaje y acorralado por el creciente torbellino político que ha acompañado al caso, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, está viendo esfumarse sus aspiraciones presidenciales para las elecciones generales de 2011. Los intentos de Macri de salir ileso han generado aún más polémica y la oposición mide sus distancias con él cada vez con menos disimulo.

El pasado julio se confirmó su procesamiento en el marco de una causa sobre espionaje ilegal que comenzó en octubre de 2009. Quien interpuso la querella fue el abogado Sergio Burstein, familiar de una de las 85 víctimas mortales que causó en 1994 el atentado contra la mutualista judía AMIA, ocurrido en pleno centro de Buenos Aires y que conmovió a la sociedad argentina.

Un ex comisario a las ordenes de Macri está acusado de realizar escuchas ilegales

El abogado planteó la causa poco después de que en su casa se recibiera una llamada anónima, que sólo le dijo lo siguiente: 'Tenés el teléfono pinchado por orden de Fino Palacios'.

Jorge Fino Palacios era un ex comisario a quien Macri había confiado la creación de la Policía Metropolitana para la ciudad de Buenos Aires. Palacios era también un hombre muy cuestionado por los familiares de las víctimas de la AMIA, que lo habían denunciado por supuesto encubrimiento del atentado, ocurrido cuando Palacios estaba al frente de la oficina de Antiterrorismo de la Policía Federal. Hoy, el ex comisario está procesado por encubrimiento en relación a aquel ataque terrorista.

Macri no tiene nada que ver en esa causa, pero su procesamiento se debe a que los investigadores han llegado a la conclusión de que las escuchas ilegales de Palacios no pudieron darse sin el consentimiento del jefe del Gobierno porteño.

'Esto es una operación política de Kirchner disfrazada de causa judicial', alega el alcalde

Según Burstein, con las escuchas 'pretendían ver qué estrategia armábamos para la protesta, cómo se estaba armando el discurso, con quiénes hablábamos'. Era, en definitiva, un modo de controlarlos y de buscar formas de desacreditarlos.

Las investigaciones fueron salpicando cada vez a más personas del entorno de Macri hasta que, el pasado 14 de mayo, el juez federal Norberto Oyarbide procesó al alcalde por considerarlo 'partícipe necesario' de una asociación ilícita. Macri también fue imputado por 'violación de secretos, abuso de autoridad y falsificación de documentos públicos'.

La reacción del alcalde fue la de señalar con el dedo varias veces al ex presidente Néstor Kirchner como principal responsable de las acusaciones en su contra. 'No tengo dudas, detrás de todo esto está él', sostuvo Macri. 'Para Kirchner, hay que eliminar a cualquiera que quiera volver a tener una democracia pluralista y en serio'.

Una comisión de investigación del Parlamento local va a indagar el escándalo

La presidenta Cristina Fernández, esposa de Kirchner, ha desdeñado públicamente la actitud de Macri. 'Es muy ridículo, no pierdo tiempo en ese tipo de cosas', ha afirmado.

Con la misma vehemencia con la que embistió contra Kirchner, Macri tildó de 'mamarracho jurídico' el dictamen de la Cámara Nacional de Apelaciones que ratificaba su procesamiento. Sostiene que en Argentina rige un 'Estado policial'. También criticó a la Cámara Federal, que el pasado miércoles rechazó su recurso de apelación. A un paso del juicio oral, el alcalde va a presentar una 'queja' a un tribunal superior, la Cámara de Casación, para frenar el proceso.

La trama de espionaje ha enfrentado al primer edil porteño hasta con su padre millonario

La trama de espionaje ha contaminado incluso las relaciones familiares de los Macri. El padre del alcalde, el empresario multimillonario Franco Macri, ha llegado a asegurar que pondría 'la mano en el fuego' para confirmar que 'el Gobierno no tiene nada que ver' con el procesamiento de su hijo. Este, contraatacando, ha acusado a su progenitor de ser su 'principal boicoteador'.

Macri es uno de los principales opositores al Gobierno de la presidenta Cristina Fernández. El que fuera presidente durante 12 años del club de fútbol Boca Juniors tuvo su momento dorado en las pasadas elecciones legislativas, celebradas en junio de 2009.

Su alianza con dos peronistas disidentes del kirchnerismo, Francisco de Narváez y Felipe Solá, pasó a ser la fuerza política más votada dentro de la provincia de Buenos Aires en detrimento de la coalición de Néstor Kichner, Frente Para la Victoria (FPV).

La relevancia de Macri ha sido incuestionable hasta ahora: es quizás el político más influyente dentro de Buenos Aires, y cualquier opción política necesita contar con un asidero en la capital argentina. Pero su procesamiento ahuyenta la posibilidad de elucubrar sobre nuevas alianzas que lo incluyan, al menos de momento y de forma pública.

Como jefe del Gobierno de Buenos Aires, Macri goza de inmunidad penal. Para ir a prisión tendría que renunciar a su cargo o bien ser destituido en un juicio político. Y eso fue precisamente lo que propuso el pasado julio: que los legisladores de su partido, la fuerza de centroderecha Propuesta Republicana (PRO), le abrieran un juicio político en la Legislatura porteña (la asamblea de la capital argentina). Así podría, según él, probar su inocencia y 'demostrar que esto es una operación política de Néstor Kirchner disfrazada de una causa judicial'.

Pero la oposición ha impedido que prosperase la iniciativa del juicio político pues, de aprobarse, se habría constituido una sala integrada con suficientes diputados del PRO como para vetar cualquier disposición desfavorable al alcalde.

La oposición consiguió además que se aprobara en la Asamblea Legislativa local la creación de una comisión de investigación, que será la que analice las responsabilidades de Macri en el caso de espionaje. El PRO sólo ha conseguido para sí cinco diputados de los 17 que deben integrar la comisión.

Aunque el alcalde de Buenos Aires ha tratado de desvincularse de todos los implicados en la causa penal de las escuchas, la confirmación de su proceso y el alejamiento político de otras fuerzas han puesto en duda cualquier proyecto de futuro. Ya no es aquel empresario exitoso que pasó del fútbol a la política con naturalidad, y que con la misma confianza se hizo con la alcaldía de Buenos Aires en 2007.

Sin grandes logros como jefe de Gobierno, y con un destino incierto, Macri está muy lejos de ser aquel flamante político que soñó despierto con ocupar la Casa Rosada.

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