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¿Llevaría el ‘Brexit’ al fin del Reino Unido?

De ser un Estado fuertemente centralizado, el país ha pasado a conformar una peculiar y desigual unión de naciones que pondrían al Reino Unido ante tres posibles escenarios tras el referéndum del próximo 23 de junio.

Un coche con una bandera de la Unión y de la bandera de la Unión Europea sobre el capó, en Londres. REUTERS/Toby Melville

LONDRES.- “En lo referente a Escocia, este es un referéndum británico”, respondió escuetamente en el parlamento el premier británico, David Cameron, horas después de la convocatoria del referéndum sobre la permanencia en la UE. Poco antes, Angus Robertson, líder en Westminster del independentista Partido Nacional Escocés (SNP), le había advertido de que si Escocia se viera forzada a abandonar la UE por los votos ingleses “la opinión pública demandaría un nuevo referéndum de independencia”. Las bancadas del parlamento londinense rugieron, con su habitual teatralidad, ante lo que era algo ya conocido, el 'Brexit' podría traer consecuencias fatales para la unidad del Reino Unido.

De ser un Estado fuertemente centralizado, el Reino Unido ha pasado a conformar una peculiar y desigual unión de naciones en cuestión de dos décadas. El proceso se inició tras la victoria del laborista Tony Blair en 1997 y la firma de los Acuerdos de Viernes Santo en Irlanda del Norte en 1998. Se establecieron por primera vez parlamentos regionales en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que junto con Inglaterra conformaron las conocidas como cuatro naciones del Reino Unido. La estructura, sin embargo, está tremendamente desequilibrada, con más del 80% de la población concentrada en Inglaterra.

Tres posibles escenarios

El doctor Craig McAngus, profesor de políticas de la Universidad de Aberdeen, prevé tres posibles escenarios tras el referéndum del próximo 23 de junio. “El primero es el escenario ideal para David Cameron, es decir que todo el país vote por mantenerse en la UE, incluida Inglaterra, evitando así cualquier crisis constitucional”, declara el profesor. El problema aquí es que las encuestas arrojan datos muy desiguales en cada una de las naciones británicas. Mientras que se prevé que Escocia e Irlanda del Norte voten ampliamente por permanecer en la UE, en Gales las dos opciones coexisten en igualdad. Inglaterra, que por su peso demográfico será previsiblemente la clave, refleja importantes divisiones internas. La zona metropolitana de Londres es uno de los grandes bastiones pro europeos, mientras que las Midlands son la zona más eurófoba del país.

Piccadilly Circus

Con estas diferencias, otros escenarios se hacen más que probables tras la votación. La opción que más análisis ha generado es una hipotética victoria del 'Brexit' con el apoyo de Inglaterra, pero con los votos en contra de Escocia, Irlanda del Norte e incluso Gales. Todos los focos se dirigirían a Escocia, donde el independentismo se ha visto paradójicamente reforzado tras la derrota en el referéndum de 2014. Sin embargo, la líder del SNP y primera ministra, Nicola Sturgeon, se ha mostrado hasta ahora bastante cauta a la hora de hablar de un segundo referéndum de independencia. “Aunque las bases piensen algo distinto, creo que la cúpula del SNP no está convencida de que ganarían un segundo referéndum”, explica McAngus. “A menos que las encuestas empiecen a mostrar más de un 60% de apoyo a la independencia, cosa que no está ocurriendo, no creo que Sturgeon quiera precipitarse con un segundo referéndum”. En el horizonte, el caso de la región canadiense de Quebec, donde la derrota del independentismo en el segundo referéndum convocado en 1998 enterró prácticamente la cuestión.

En Gales, al contrario que en Escocia, la independencia se ha mantenido en una posición marginal desde la creación del parlamento regional de Cardiff. No obstante, su primer ministro, el laborista Carwyn Jones advirtió hace unos días de una previsible “crisis constitucional” de darse el 'Brexit' en contra de los votos galeses. “Realmente tendría poco margen de acción”, opina McAngus. “Gales es una de las partes más pobres del Reino Unido, por lo que cualquier proyecto independentista tendría que responder a las previsibles dificultades financieras”. Las consecuencias tampoco serían aparentemente muy significativas en Irlanda del Norte. “Difícilmente el 'Brexit' podría llevar a la reunificación de Irlanda dado que la mayoría de la gente que vive en Irlanda del Norte son protestantes unionistas y lealistas con una fuerte identidad británica”, declara el profesor McAngus.

Una bandera británica en el escritorio del líder del UKIP y el MEP, en el Parlamento Europeo en Estrasburgo

El auge de la identidad inglesa

El último de los tres escenarios significaría para McAngus el mayor peligro para la unidad del Reino Unido. El inesperado pero posible desenlace sería que Inglaterra votase a favor de abandonar la UE por escaso margen, pero los votos contrarios de Escocia, Gales e Irlanda del Norte decantaran el resultado final. La identidad inglesa era prácticamente indistinguible de la británica en la época imperial del Reino Unido. Sin embargo, desde la creación de los parlamentos regionales, se está asistiendo a un auge de una identidad nacional específicamente inglesa. “En cierto modo, esta identidad tiende hacia las políticas de derecha y existe una fuerte correlación con ella y el rechazo a la UE”, explica McAngus.

Londres

El UKIP, un partido euroescéptico principalmente por rechazo a la inmigración, es el gran símbolo de este fenómeno. Con su principal granero de votos en Inglaterra, aunque no exclusivamente, el UKIP se convirtió en el tercer partido más votado en las generales de 2015. Tras ser severamente castigado por la ley electoral británica y lograr un solo escaño, el partido se ha volcado en la campaña a favor del 'Brexit'. “Los partidarios del UKIP y el sector más euroescéptico del partido conservador podrían, en este escenario, plantearse: ‘¿Por qué no deberíamos abandonar el Reino Unido y formar una Inglaterra independiente fuera de la UE?’”, pronostica el profesor McAngus. De esta forma, y aunque represente un proyecto político hoy en día inexistente, la cruz de San Jorge podría abanderar el más inesperado de los movimientos secesionistas británicos.

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