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Londres planeó enviar presos británicos a Guantánamo desde 2002

Salen a la luz documentos que confirman la complicidad de los gobiernos laboristas en las torturas

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

La demanda civil de cinco ex presos de Guantánamo ha permitido que salgan a la luz centenares de documentos, desconocidos hasta ahora, que confirman la complicidad de los gobiernos laboristas británicos en las torturas a sospechosos de terrorismo.

Según estos archivos, publicados a iniciativa del tribunal competente en la demanda contra los ministerios de Exteriores e Interior, la Fiscalía General del Estado y los servicios de inteligencia, el Gobierno del ex primer ministro Tony Blair aceptó desde el principio las reglas del juego marcadas por la Administración de George Bush. Ya en enero de 2002 el Foreign Office apostó en un informe por enviar de Afganistán a Guantánamo a los británicos detenidos.

La única condición que parecía interesar a Londres, puesta de manifiesto en un mensaje enviado por Jack Straw a varias embajadas, es que esos prisioneros fueran interrogados antes por agentes del MI5 o MI6. Una vez que se cumplía ese trámite, no había inconvenientes para que la CIA colocase una capucha al preso, le pusiera un uniforme naranja y lo enviara a la prisión cubana.

La difusión de estos documentos, que podría prolongarse durante las próximas semanas, propició que el actual Gobierno de David Cameron anunciase la formación de una comisión de investigación. Conferir esa responsabilidad a jueces, en teoría independientes, siempre será mejor para el Gobierno que este goteo de informes secretos escritos con la idea de que nunca serían conocidos por la opinión pública.

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